María Aleksándrovna con su esposo y su hijo, el futuro Alejandro III. |
Como segundo hijo del zar Alejandro II de Rusia y de María Aleksándrova, Alejandro no estaba destinado a convertirse en zar, puesto que contaba con un hermano mayor, Nicolás.
En un principio, su padre, el zar, intentó casar al joven Alejandro con Alejandra de Dinamarca, sin embargo, el casamiento fue frustrado por la reina Victoria, que se apresuró en concertar el matrimonio con su hijo y heredero al trono, el futuro Eduardo VII.
Aprovechando un viaje que Alejandro realizaría en el año 1866, Alejandro llegó a Copenhague para contraer matrimonio con la princesa Dagmar de Dinamarca (llamada María Fiódorovna tras su conversión a la fe ortodoxa). Ambos se habían conocido hacía tiempo, y Alejandro le había guardado cariño a la vieja prometida de su hermano. Ese mismo año, la pareja desembarcó en Kronstadt, contrayendo matrimonio en San Petersburgo en octubre.
Ambos se profesaron toda su vida una devoción mutua y, a diferencia de su padre, que pese a su carácter sensible instaló a su amante en el propio Palacio de Invierno estando aún casado, no se tiene constancia de que Alejandro le fuera infiel a su esposa, permaneciendo juntos hasta la muerte del zar.
De este matrimonio nacieron varios hijos:
- Nikolái Aleksándrovich, luego Nicolás II (1868-1918), emperador de Rusia, casado con Alix (Alejandra Fiódorovna Románova), Princesa de Hesse (1872-1918).
- Alejandro Aleksándrovich (1869-1870), fallecido en la infancia.
El Gran Duque Alejandro Aleksándrovich Románov; San Petersburgo, 7 de junio de 1869 – ib. 2 de mayo de 1870) era el segundo hijo de Alejandro III y de la Emperatriz María Fiódorovna de Rusia, nacida con el nombre de Dagmar de Dinamarca. En el momento de su nacimiento, su padre, como el hijo mayor de Zar Alejandro II, fue titulado como el Zarévich de Rusia. Después de su hermano mayor, Gran Duque Nicolás, el Gran Duque era tercer en la sucesión a el trono imperial.
Alejandro murió de meningitis en 1870. ≪Los médicos sostienen que no sufre pero sufrimos enormemente al verlo y oírlo≫ escribió su madre a su propia madre, la reina Luisa de Hesse-Kassel.
Sus padres lo tenían póstumamente fotografiado y lo bosquejaron para recordarlo, por lo tanto parece probablemente que la única fotografía que existe del Gran Duque Alejandro es en su ataúd rodeado por flores.
La muerte de Alejandro puede haber afectado el futuro de Rusia. A diferencia de su padre y abuelo, Nicolás II no podía contarse sobre el apoyo de sus hermanos durante su reinado; muerto Alejandro, su hermano menor Jorge sufrió de la tuberculosis la mayor parte de sus años y finalmente murió en 1899; y Miguel (futuro Miguel IV de Rusia), que pasó la mayor parte del reinado de Nicolás II en el exilio. Si Alejandro hubiera vivido, él podría haber sido el apoyo fraternal necesario de Nicolás II, y de la misma manera, tenía Alejandro se casase con alguien de nacimiento igual y tuviese niños, la presión sobre Nicolás II y Alejandra Fiódorovna para tener un hijo no podría haber sido tan intensa.
- Jorge Aleksándrovich (1871-1899), Gran Duque heredero de 1894 a 1899.
- Xenia Aleksándrovna (1875-1960), casada con el Gran Duque Alejandro Mijáilovich de Rusia (1866-1933).
- Miguel Aleksándrovich (1878-1918), casado con Natalia Sheremétievskaya, Condesa Brásova (1882-1952).
- Olga Aleksándrovna (1882-1960), casada en primeras nupcias con el Príncipe Pedro Aleksándrovich de Oldenburgo (m. 1924) y en segundas con el coronel Nikolái Aleksándrovich Kulikovski.
Alejandro III ascendió al trono en 1881, al ser asesinado su padre Alejandro II en San Petersburgo.
Fue un soberano autoritario y muy enérgico, que mantuvo intacto el sistema autocrático y absolutista de la monarquía rusa.
Coronación del zar Alejandro III y Maria Fiódorovna. |
Emperador de Rusia
Coronación del zar Alejandro III |
Política interior
En 1881, Alejandro II era asesinado en un atentado terrorista y Alejandro Aleksándrovich se convertía en el nuevo zar el 13 de marzo de 1881, siendo oficialmente coronados él y su mujer el 27 de mayo de 1883.
Distanciándose de la política liberal y conciliadora de su padre, Alejandro restauró los principios de ortodoxia, autocracia y nacionalismo de su abuelo Nicolás I. Bajo estos ideales, Alejandro situó al ruso en una situación de preponderancia sobre los demás idiomas del imperio. Esta política autocrática fue apoyada por quien sería su más cercano colaborador, Konstantín Pobedonóstsev, aparte de otros ministros como Dmitri Tólstoi (ministro de Educación y luego del Interior) o Iván Durnovó (ministro del Interior tras Tolstói). La hambruna y epidemia de los años 1891-1892 causaron que se implementaran políticas liberales, como la introducción de los zemstvos para paliar la crisis.
Alejandro practicó una política de «ahorro» dentro de la propia Corte. Se disminuyó el presupuesto general de Palacio (valga como ejemplo la suspensión de la adquisición de vinos extranjeros, que fueron reemplazados por vinos autóctonos del Cáucaso y Crimea), y los famosos bailes se celebraron contadas veces a lo largo del año. Por otro lado, el zar fue prolífico en la adquisición de obras de arte, hoy día conservadas en el Palacio de Invierno y en distintos museos.
En agosto de 1881, promulgó una ley que aumentaba el poder de la Ojrana para controlar la sociedad rusa, reprimir los movimientos revolucionarios y, especialmente, dictar el estado de excepción.
El 3 de mayo de 1892, a propuesta del ministro del Interior Nikolái Ignátiev, Alejandro promulgó la ley denominada Reglamento temporal acerca de los judíos (también llamada Reglamento de mayo, en:May Laws) que restringía drásticamente los lugares de residencia de los judíos en Rusia, prohibiendo trabajar los domingos y festivos cristianos. De esta manera los judíos eran privados de la posibilidad de establecerse en las zonas rurales (desmantelando las shtetl) y se les limitaba el acceso a la educación y a sus derechos legales. Mientras bajo el reinado de Alejandro II hubo una tregua y un período de tolerancia religiosa en Rusia, Alejandro III reanudó un período de persecución. Los sentimientos antisemitas se intensificaron durante su reinado, y cientos de miles de judíos abandonaron Rusia, la mayoría a Estados Unidos.
Política exterior
La política de Alejandro, si bien irónicamente fue mucho más represiva a nivel interno, destacó por promover una visión pacifista de las relaciones exteriores.
Ninguna persona que tenga corazón puede desear la guerra, y todo gobernante al que Dios le entregó un pueblo debe tomar todas las medidas necesarias para evitarle los horrores de la guerraAlejandro III
Tras la guerra con Turquía, Rusia acometió la incorporación de Turkmenistán a sus fronteras. Con la China de los Qing se crearon tratados comerciales que permitieron el anclaje de barcos rusos en los puertos chinos y la llegada de representaciones comerciales rusas. En Asia Central el principal objetivo fue evitar un conflicto abierto con el Reino Unido, algo a lo que casi se llegó en 1885 durante el incidente de Panjdeh.
Durante la primera década de su reinado, Alejandro III mantuvo viva la Liga de los Tres Emperadores junto al Imperio alemán y Austria-Hungría. Para 1890, la renuncia del canciller Otto von Bismarck y el desdén con el que káiser Guillermo II trataba a Rusia, junto con su favoritismo hacia Austria-Hungría, motivaron a Alejandro a tentar una alianza con Francia, que se hizo efectiva en 1892. El principal constructor de las relaciones exteriores rusas fue el brillante político Nikolái Girs, ministro de Exteriores entre 1882 y 1895. Girs fue el artífice de la alianza franco-rusa que se fraguó en 1892 y que culminó en la famosa Triple Entente. Girs persuadió a Alejandro de mantener una política pacifista basada en la alianza con otras potencias que permitiera salvaguardar sus fronteras. La visión de Girs consiguió imponerse durante todo el reinado de Alejandro III, lo que motivó que durante su reinado no se produjese ni una sola guerra.
El alejamiento de Rusia hacia Alemania causó el auge de sentimientos anti-germanos en el imperio, motivados por la influencia extranjera (concretamente alemana) que existía dentro de la corte rusa (ya Rasputin acusaba a la aristocracia de «no poseer una gota de sangre rusa», en alusión al origen alemán de muchos de ellos). Alejandro siempre mantuvo una marcada línea eslavófila, en contraposición a su padre que era germanófilo, pero su naturaleza flemática le hizo no insistir en sus sentimientos abiertamente. Tras la Guerra franco-prusiana, el zar comenzó a observar que Rusia necesitaba mejorar su situación si no quería acabar como Francia en un posible conflicto con los alemanes.
En 1886, envió a su farmacéutico personal , Mordejai Lapidot , un hombre de Minsk , a Palestina , para establecer una farmacia para la Iglesia rusa, que serviría a miles de peregrinos a Jerusalén.
Vida familiar
Tras el asesinato de su padre, el nuevo zar interpretó que el Palacio de Invierno no era lo suficientemente seguro, trasladándose con su familia al Palacio de Gátchina, situado al sur de San Petersburgo. Su obsesión por la seguridad le hizo visitar, fuertemente protegido, San Petersburgo en ciertas ocasiones, pero incluso en esos momentos prefirió alojarse en el Palacio Aníchkov.
Casi todos los veranos, Alejandro solía acudir junto a su esposa e hijos a las reuniones familiares que celebraba el rey Cristián IX de Dinamarca en el Palacio de Fredensborg y el Palacio Bernstorff. A estos acontecimientos acudió en alguna ocasión su cuñada, la reina Alejandra de Dinamarca esposa del rey Eduardo VII o el rey Jorge I de Grecia junto con su esposa Olga Konstantínova Románova, prima del zar. Alejandro llegó a disfrutar la relativa paz y libertad con la que residía en Dinamarca, en contraste a la extrema seguridad que poseía en Rusia.
En 17 de octubre de 1888, el tren imperial descarriló a consecuencia de un atentado cerca de Borki, en la Gobernación de Járkov. El propio zar levantó el techo colapsado del tren mientras sus hijos escapaban.
Su relación con sus hermanos fue bastante cercana, excepto con su hermano menor Vladímir Aleksándrovich Románov, al que consideraba un ambicioso, rivalidad que también se plasmaba en la mala relación que mantenían sus respectivas esposas. Alejandro tampoco le perdonó el hecho de que, estando su hermano en Francia, no regresara a Rusia tras enterarse del accidente de tren que sufrió en Borki y que a punto estuvo de causarles la muerte.
Enfermedad y fallecimiento
En 1887, un grupo de personas de la organización Naródnaya Volia también planeó asesinar a Alejandro III. Entre los cómplices de la conspiración se encontraba Aleksandr Uliánov (hermano mayor de Vladímir Ilich Uliánov (Lenin)), quien fue condenado a muerte y ahorcado el 5 de mayo de 1887.
En 1894, Alejandro contrajo una nefritis. La reina Olga de Grecia le ofreció el Palacio de Mon Repos, en la isla de Corfú, para que el zar se recuperara. Pero cuando Alejandro llegó a Crimea para continuar viaje hasta Grecia, ya estaba demasiado débil para seguir viajando.
El zar se asentó en el Palacio de Livadia donde empezó a ser visitado por sus familiares. Alejandro falleció en la tarde del 1 de noviembre de 1894 en brazos de su esposa, a la edad de 49 años. Su cuerpo fue trasladado desde Livadia hasta San Petersburgo, y fue enterrado en la Fortaleza de San Pedro y San Pablo.
Su prematuro y repentino fallecimiento dejaron a su joven e inexperto hijo Nicolás con la tarea de liderar una nación con una profunda crisis social y política, necesitada de reformas urgentes y de un líder capaz.
Parece que la tumba del Alejandro III ha sido abierta en algún momento. La lápida tiene señales de haber sido abierta y los huesos estaban removidos.
La Iglesia Ortodoxa Rusa no descarta que la tumba del emperador Alejandro III en la Catedral de San Pedro y San Pablo pudiera haber sido abierta antes.
«No alegamos nada, no alegamos que la tumba fue invadida, aunque creemos que podría haber sucedido. Lo único que alegamos ahora es que la lápida fue desmontada y luego ensamblada de nuevo», dijo el obispo Tikhon de Yegoryevsk, secretario del Consejo de Cultura del Patriarca, dijo en una conferencia de prensa en Moscú el viernes.
«Es posible que los restos del zar hayan sido perturbados, podría haber habido saqueos y se encuentran en condiciones inapropiadas», dijo el obispo.
El anuncio está respaldado por la Dra. Marina Logunova, investigadora asociada principal del Museo de Historia del Estado de San Petersburgo. «Hay evidencia de la década de 1920, incluidas las publicaciones de los periódicos polacos, de que se habían abierto las tumbas de Pedro I y Alejandro III, pero no hay documentos oficiales que lo confirmen», dijo a TASS.
El obispo dijo que una posible apertura de la tumba está indicada por la ausencia de cinturones de metal que sujetan las cubiertas de mármol de las lápidas, lo que fue descubierto por expertos que trabajaron en la Catedral de San Pedro y San Pablo.
El obispo también dijo que se encontraron basura, rastros de asbesto y yeso y piedras rotas debajo de la cubierta de la lápida.
Los expertos ahora tienen que levantar la piedra debajo de la lápida, dijo, y reiteró que todas las acciones se registran en video y se fotografían.
El obispo Tikhon dijo que las tumbas en la Catedral de San Pedro y San Pablo se han abierto antes, posiblemente varias veces. Dijo que hay evidencia de la apertura de las tumbas de los zares, incluidos Pedro I y Alejandro I, y agregó que los restos de este último no fueron encontrados, la tumba estaba vacía y que la evidencia puede convertirse en «un argumento de peso» para la Iglesia Ortodoxa Rusa. . «No estamos descartando ninguna evidencia, estamos tratando de verificarla», dijo.
El jefe de la iglesia, el patriarca Kirill I de Moscú y toda Rusia, pidió al gobierno en octubre que realizara estudios genéticos comparativos de los restos del emperador Nicolás y su padre, Alejandro III. Esto sigue a que el Comité de Investigación reanudó los procedimientos penales a principios de otoño por el asesinato de miembros de la Familia Imperial Romanov.
La Iglesia Ortodoxa de Rusia cree que los resultados positivos de estos estudios forenses ofrecerán una prueba incontestable de la autenticidad de los restos zaristas y una oportunidad para asignarles el estatus de reliquias sagradas.
Mientras tanto, Alexander Zakatov, portavoz de la Casa Imperial Romanov en Rusia, dijo a TASS en una entrevista que las conclusiones finales sobre la autenticidad de los restos de la familia imperial rusa serían prematuras. «El jefe de la Casa Romanov, la Gran Duquesa María Vladimirovna, acogió con satisfacción la reanudación de la investigación y el hecho de que el estado haya accedido a la solicitud de la Iglesia Ortodoxa Rusa», dijo Zakatov.
«Sin embargo, los restos del emperador Alejandro III [el padre de Nicolás II] aún no han sido estudiados. Los hechos hechos públicos hoy son sólo resultados provisionales de la investigación, una comparación con ciertas muestras que quedan», agregó. «Hasta ahora estos resultados son consistentes con la versión de que los restos de Ekaterinburg pueden pertenecer a la familia imperial. Es prematuro hablar de una decisión final todavía. Hay dudas, hay preguntas – todas estas preguntas, tanto genéticas como históricas, requieren una respuesta.»
14/11/2015
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