Su padre, Jacobo Zendal, procedía de la parroquia de Santa Cruz de Montaos, y su madre, Ignacia Gómez, de la parroquia de Parada; ambos eran agricultores pobres.
Agrela, en la parroquia de Parada. |
El matrimonio tuvo a Bernarda, Isabel (1771), Juan (1774), María Antonia (1776), Joseph (1778, murió al nacer), Francisca Antonia (1779), Joseph y Cathalina (1782, gemelos, murieron en el primer año) y Joseph (1784). En su infancia era la única niña que iba a clases particulares con el párroco de su pueblo.
Durante la epidemia de viruela de 1786 pierde a su madre y tiene que abandonar una casa familiar con pocos recursos para ponerse a trabajar.
Con veinte años, comenzó a trabajar en el Hospital de la Caridad de La Coruña que fuera fundado por Teresa Herrera, primero como ayudante y después como rectora.
Hospital de Caridad, desaparecido en 1958. / FOTO BLANCO – ARCHIVO HISTÓRICO DE A CORUÑA |
El 31 de julio de 1793, nació su hijo Benito Vélez. Por tanto, cuando tiene 30 años sabemos que era rectora de la Casa de Expósitos de la ciudad de La Coruña y que tiene un hijo, que unas fuentes dicen que era natural y otras que era adoptado.
El 24 de marzo de 1800 comenzó su trabajo como rectora de la Inclusa y percibía un salario mensual de cincuenta reales y el pago en especie de una libra diaria de pan elaborado con harina fina, de primera criba. A partir de mayo de 1801 recibía media libra diaria de pan para su hijo y, desde agosto, media libra de carne al día.
Aunque inicialmente no se contempló su la participación de una mujer en la Real Expedición Filantrópica de la Vacuna, la experiencia del viaje desde Madrid a La Coruña y el fallecimiento de uno de los niños que llevaba la vacuna en sus brazos desde la capital al puerto coruñés, obligaron a tomar esta decisión.
Isabel Zendal Gómez dejó su puesto en el hospicio para hacerse cargo de los 22 niños que llevarían la vacuna. Fueron 6 niños venidos de la Casa de Desamparados de Madrid, otros 11 del Hospital de la Caridad de La Coruña y 5 de Santiago.
Cada niño recibió un hatillo, que contenía: dos pares de zapatos, seis camisas, un sombrero, tres pantalones con sus respectivas chaquetas de lienzo y otro pantalón más de paño, para los días más fríos. Para el aseo personal: tres pañuelos para el cuello, otros tres para la nariz y un peine; y para comer: un vaso, un plato y un juego completo de cubiertos.
La Expedición Filantrópica necesitaba una mano femenina que inculcara confianza en los niños y les ofreciera el cariño maternal que necesitaban. El 14 de octubre de 1803, mes y medio antes de la partida de la Real Expedición, Francisco Xavier Balmis, su director, la contrata con un sueldo igual al que disfrutaban los varones de su formación y funciones, tres mil reales con destino a su habilitación y un sueldo de quinientos pesos anuales. Fue el último expedicionario que se incorporó al convoy humanitario.
Imagen del doctor Balmis inoculando a un niño. Crédito: web elconfidencial.com del 03/09/2016. Autor: Alvaro Van der Brule |
Fue contratada en calidad de enfermera. Los enfermeros no tenían funciones médicas específicas. Se encargarían de cuidar del buen orden de los niños, tanto en tierra como en el mar, además cuidarían de la limpieza y del aseo de los niños y de sus ropas. Evitarían que los niños se extraviasen y procurarían que conservaran el buen orden que se requiere en una expedición de estas características y los asistirían en todo momento con amor y caridad. Los enfermeros siempre estuvieron subordinados a las órdenes del director y tenían que informarle directamente de las incidencias que ocurrieran en la salud de los niños, para que se aplicara el remedio conveniente y no se pusiera en riesgo la cadena profiláctica. Además, la rectora tenía unas funciones privativas y específicas: cuidar, acompañar, entretener y serenar a los niños durante el viaje.
La participación en la Real Expedición Filantrópica de la Vacuna supuso a la rectora un reconocimiento social de su trabajo y le facilitaría salir de un entorno limitado y estricto, permitiéndole conocer otros contextos y tener nuevas experiencias. Podría rehacer su vida sin el lastre de su historia.
Después de todos los preparativos, la corbeta María Pita parte del puerto de La Coruña el 30 de noviembre de 1803. Su casco portaba veintidós niños, entre ellos Benito Vélez, que fueron utilizados para transportar la vacuna brazo a brazo durante la travesía por el océano Atlántico. Su profesionalidad en el ejercicio de su trabajo recibió los elogios de los expedicionarios y los documentos la definen como: “abnegada rectora”, “madre de los galleguitos” y “mujer de probidad”.
La rectora acompañó la Real Expedición durante toda la travesía por el Atlántico. El convoy humanitario llegó a Canarias el día 9 de diciembre de 1803 y el día 6 de enero de 1804 se inicia el paso del Atlántico. Llegan a Puerto Rico a principios del mes de marzo; pero, como la vacuna ya se había establecido en la isla y conocen las dramáticas noticias de los estragos de la viruela en el territorio de la Nueva Granada, el director decide adelantar la salida de la expedición rumbo a la Capitanía General de Caracas, donde llega el 20 de marzo de 1804.
Cuando el director conoce las grandes distancias a recorrer y la necesidad de abarcar más cantidad de territorio en menor tiempo, divide la expedición en dos. Una, dirigida por José Salvany y Lleopart, tomó rumbo a América Meridional y la otra, dirigida por Francisco Xavier Balmis, siguió rumbo a América Septentrional. A este último grupo fue asignada la rectora y su hijo.
La expedición dirigida por Balmis llegó a la capital novohispana el día 9 de agosto de 1804. La Rectora y los niños se instalaron en el Hospicio de la ciudad de México. Allí se quedaron los niños procedentes de Galicia y la Rectora trabajará en el hospicio de México, mientras que los miembros de la Expedición vacunaban por todo el territorio del norte novohispano.
Después de los distintos viajes y de cumplir su cometido, se reunieron todos el 30 de diciembre de 1804, con el fin de comenzar los preparativos para la travesía del Pacífico.
El 7 de febrero de 1805, a bordo del navío Magallanes, partió la Expedición dirigida por Balmis con la rectora, su hijo y veintiséis niños mexicanos para hacer la vacuna brazo a brazo. Después de un viaje accidentado, los expedicionarios arribaron al puerto de Manila el 15 de abril de ese mismo año. Al igual que ocurrió en México, la rectora se instaló en el Hospicio de Manila y allí cuidó a los niños mexicanos.
La complejidad geográfica del archipiélago filipino demoró la propagación de la vacuna. Todos los expedicionarios, menos el director, volvieron a Acapulco el día 14 de agosto de 1809. Los problemas políticos y las primeras luchas por la Independencia les impidieron regresar a la Península. El grupo se desmembró y la rectora se quedó en Puebla de los Ángeles con su hijo.
Se sabe muy poco de los últimos años de la vida de Isabel Zendal. Igual que todos los niños que viajaron, ella tampoco regresó a España, pues sí se sabe con certeza que murió en Puebla de los Ángeles, México. A pesar de la escasa información, afortunadamente la memoria ha sido un poco más benevolente con su figura. Existen premios, escuelas y calles con su nombre, y numerosos autores le han dedicado novelas, cuentos o películas, pues desde 1950 esta mujer pionera está reconocida por la OMS como la primera enfermera de la historia en misión internacional.
Fuentes>> Real Academia de la Historia – Wikipedia
Reconocimientos
Monumento en El Parrote, en el puerto de La Coruña, en homenaje a los niños huérfanos que partieron en la expedición, obra de Acisclo Manzano. |
- En 1950 la Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoce a Isabel Zendal Gómez como la primera enfermera de la historia en misión internacional.
- En 1971 el ayuntamiento de La Coruña dio su nombre, Isabel López Gandalia, a una calle de la ciudad. El 5 de diciembre de 2017 se decidió cambiar el nombre a Isabel Zendal Gómez.
- Desde 1974 el gobierno de México concede el Premio Nacional de Enfermería Cendala Gómez en su honor.3
- La Escuela de Enfermería de San Martín de Texmelucan en Puebla lleva su nombre.
- Con motivo de los 200 años de la expedición, la Casa del Hombre, en La Coruña, le dedicó un monumento con el nombre de los 22 niños de la expedición.
- Una escultura de Acisclo Manzano inaugurada El Parrote, en el puerto de La Coruña, el 30 de noviembre de 2003, recuerda la salida desde el mismo de la expedición.
- En sesión celebrada el 30 de noviembre de 2016, y por unanimidad de la corporación local, Isabel Zendal Gómez fue nombrada hija predilecta del ayuntamiento de Órdenes.
- En 2016 la Fundación para el Desarrollo de la Enfermería Fuden entregó el premio especial de Enfermería en Desarrollo por ser la primera enfermera de la historia en misión internacional reconocida por la OMS.
- En 2017 el Sindicato de Enfermería en Galicia renombró los premios que entrega en su Encuentro Científico Gallego de Enfermería y Fisioterapia bajo el nombre de Premios Isabel Zendal.
- En 2018 fue incluida en la «Tabla Periódica de las Científicas» para conmemorar en el 2019 el Año Internacional de la Tabla Periódica de los Elementos Químicos, por celebrarse el 150º aniversario de la publicación de Mendeléyev.
- En 2018 la Universidad de La Coruña y Círculo Escéptico crearon los Premios Isabel Zendal para el fomento del pensamiento crítico.
- En 2019 El SUMMA 112 entrega los Galardones Isabel Zendal de Enfermería al CODEM, el Pal 24 y la Orcam.
- En 2020, durante la pandemia de la COVID-19, la presidenta de la Comunidad de Madrid inauguró el 1 de diciembre de 2020 el hospital de emergencias en Madrid con el nombre de “Hospital Enfermera Isabel Zendal“.
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