martes, 12 de enero de 2021

José Martí


José Julián Martí Pérez (La HabanaCapitanía General de Cuba28 de enero de 1853Dos RíosCapitanía General de Cuba19 de mayo de 1895) fue un escritor y político de origen cubano. Político republicano democráticopensadorperiodistafilósofo y poeta cubano, creador del Partido Revolucionario Cubano y organizador de la Guerra del 95 o Guerra Necesaria, llamada así a la guerra de Independencia de Cuba. No solo perteneció, sino inició el movimiento literario llamado modernismo.

Su casa familiar en la calle Paula en La Habana en 1899.


Estudios y primer exilio

José Julián Martí Pérez nació en La Habana el 28 de enero de 1853. Su padre era Mariano Martí, natural de Valencia (España), y la madre Leonor Pérez Cabrera, de Santa Cruz de TenerifeCanariasEspaña.  Nacieron ocho hijos que se nombraron, en orden de nacimiento: José Julián, LeonorMariana Matilde (Ana), María del Carmen (La Valenciana), María del Pilar (Pilar), Rita Amelia (Amelia), Antonia Bruna y Dolores Eustaquia (Lolita). Pasó su infancia en Valencia.

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Placa en la plaza del Miracle del Mocadoret, Valencia (España) que indica la casa donde vivió José Martí en su infancia.

En 1866 se matriculó en el Instituto de Segunda Enseñanza de La Habana. Ingresó también en la clase de Dibujo Elemental en la Escuela Profesional de Pintura y Escultura de La Habana.

El 4 de octubre de 1869, al pasar una escuadra del Primer Batallón de Voluntarios por la calle Industrias nº 122, donde residían los Valdés Domínguez, de la vivienda se oyen risas y los voluntarios toman esto como una provocación. Regresan en la noche y someten la casa a un minucioso registro. Entre la correspondencia encuentran una carta dirigida a Carlos de Castro y Castro, compañero del colegio al que, por haberse alistado como voluntario en el ejército español para combatir a los independentistas, calificaban de apóstata.

Por tal razón, el 21 de octubre de 1869 Martí ingresa en la Cárcel Nacional acusado de traición por escribir esa carta, junto a su amigo Fermín Valdés Domínguez. El 4 de marzo de 1870, Martí fue condenado a seis años de prisión, pena posteriormente conmutada por el destierro a Isla de Pinos (actual Isla de la Juventud), al suroeste de la principal isla cubana. Llega allí el 13 de octubre.

El 18 de diciembre sale hacia La Habana y el 15 de enero de 1871, por gestiones realizadas por sus padres, logró ser deportado a España. Allá comienza a cursar estudios en las universidades de Madrid y Zaragoza, donde se gradúa de Licenciado en Derecho Civil y en Filosofía y Letras.

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Casa en Madrid, en la calle Desengaño 10, en la que vivió José Martí
                                     

Residió en Zaragoza desde mayo de 1873 hasta noviembre de 1874, periodo en el que realizó su último año para conseguir la titulación de Bachillerato en el Instituto Goya y obtuvo los títulos de Licenciado en Derecho y en Filosofía y Letras por la Universidad de Zaragoza. Aunque se licenció con sobresaliente, Martí no pudo recoger sus títulos porque no tenía dinero para que se los expidieran. La Universidad de Zaragoza corrigió esa situación a título póstumo en 1995​.

Durante su estancia en Zaragoza, José Martí colaboró en el Diario de Avisos de Zaragoza​, publicación de tendencia republicana dirigida por Calixto Ariño. Martí asistió en Zaragoza a una sociedad en plena ebullición política con constantes enfrentamientos entre monárquicos y republicanos, la aparición de un incipiente movimiento obrero organizado, la insurrección carlista y la revolución cantonalista.

De España se traslada a París por breve tiempo. Pasa por Nueva York y llega a Veracruz el 8 de febrero de 1875, donde se reúne con su familia. En México entabla relaciones con Manuel Mercado y conoce a Carmen Zayas Bazán, la cubana de Camagüey que posteriormente sería su esposa.

Del 2 de enero al 24 de febrero de 1877 estuvo de incógnito en La Habana como Julián Pérez. Al llegar a Guatemala trabaja en la Escuela Normal Central como catedrático de Literatura y de Historia de la Filosofía.

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Escuela Normal para Varones en Guatemala dirigida por el cubano José María Izaguirre.

Retorna a México, para contraer matrimonio con Carmen el 20 de diciembre de 1877. Regresa a Guatemala a inicios de 1878.


Segunda deportación

En 1878 vuelve a Cuba, el 31 de agosto, para radicarse en La Habana, y el 22 de noviembre nace José Francisco, su único hijo. Comenzó sus labores conspirativas figurando entre los fundadores del Club Central Revolucionario Cubano, del cual fue elegido vicepresidente el 18 de marzo de 1879. Posteriormente el Comité Revolucionario Cubano, radicado en Nueva York bajo la presidencia del Mayor General Calixto García, lo nombró subdelegado en la isla.

En el bufete de su amigo Don Nicolás Azcárate conoce a Juan Gualberto Gómez. Entre el 24 y el 26 de agosto de 1879 se produce un nuevo levantamiento en las cercanías de Santiago de Cuba. El 17 de septiembre Martí es detenido y deportado nuevamente a España, el 25 de septiembre de 1879, por sus vínculos con la conocida como Guerra Chiquita, liderada por el citado general García. Al llegar a Nueva York, se establece en la casa de huéspedes de Manuel Mantilla y su esposa, Carmen Miyares.


El Partido Revolucionario Cubano

Martí logró llevarse consigo a su esposa e hijo el 3 de marzo de 1880. Permanecen juntos hasta el 21 de octubre, en que Carmen y José Francisco regresan a Cuba. Una semana después resultó elegido vocal del Comité Revolucionario Cubano, del cual asumió la presidencia al sustituir a García, quien había partido hacia Cuba para incorporarse a la fallida Guerra Chiquita.

Entre 1880 y 1890 Martí alcanzaría renombre en la América a través de artículos y crónicas que enviaba desde Nueva York a importantes periódicos: La Opinión Nacional, de CaracasVenezuelaLa Nación, de Buenos AiresArgentina, y El Partido Liberal, de México. Posteriormente decide buscar mejor acomodo en Venezuela, a donde llega el 20 de enero de 1881.

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Bath Beach, Long Island, estado de New York, 1890. Delante María Mantilla, José María Sorzano y José Martí. Detrás, Isabel Mena, Pilar Correa y Práxedes Sorzano.

En Caracas fundó la Revista Venezolana, de la que pudo editar solo dos números. En el segundo número Martí, escribe un notable ensayo sobre el destacado intelectual Cecilio Acosta que disgusta al presidente Guzmán Blanco motivo suficiente para ser expulsado del país. En Nueva York trabajó para la casa editorial Appleton como editor y traductor.

A mediados de 1882 reinició la labor de reorganizar a los revolucionarios (los partidarios de la independencia total de Cuba de la metrópoli española), comunicándoselo mediante cartas a Máximo Gómez Báez y Antonio Maceo. El 2 de octubre de 1884 se reúne por primera vez con ambos líderes y comienza a colaborar en un plan insurreccional diseñado y dirigido por los generales Gómez y Maceo. Luego se separó del movimiento por estar en desacuerdo con los métodos de dirección empleados y las consecuencias que tendrían sobre la futura república cubana, según manifestó.

El 30 de noviembre de 1887 fundó una Comisión Ejecutiva, de la cual fue elegido presidente, encargada de dirigir las actividades organizativas de los revolucionarios. En enero de 1892 redactó las Bases y los Estatutos del Partido Revolucionario Cubano. El 8 de abril de 1892 resultó elegido Delegado de esa organización, cuya constitución fue proclamada dos días después, el 10 de abril de 1892.

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Cayo Hueso, Florida, en diciembre de 1891, durante su primera visita junto a los miembros del Comité Organizador de patriotas cubanos en esa ciudad. 

El 14 de ese mes fundó el periódico Patria, órgano oficial del Partido. Entre 1887 y 1892, Martí se desempeñó como cónsul de Uruguay en Nueva York.

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Junto a un grupo de miembros del Cuerpo de Consejo de Kingston, Jamaica, el 10 de octubre de 1892.

El Plan de la Fernandina

En los años 1893 y 1894 recorrió varios países de América y ciudades de Estados Unidos, uniendo a los principales jefes de la Guerra del 68 entre sí y con los más jóvenes, y acopiando recursos para la nueva contienda. Desde mediados de 1894 aceleró los preparativos del Plan Fernandina, con el cual pretendía promover una guerra corta, sin grandes desgastes para los cubanos.

El 8 de diciembre de 1894 redactó y firmó, conjuntamente con los coroneles Mayía Rodríguez (en representación de Máximo Gómez) y Enrique Collazo (en representación de los patriotas de la Isla), el plan de alzamiento en Cuba. El Plan Fernandina fue descubierto e incautadas las naves con las cuales se iba a ejecutar. A pesar del gran revés que ello significó, Martí decidió seguir adelante con los planes de pronunciamientos armados en la Isla, siendo apoyado por todos los principales jefes de las guerras anteriores.

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   Martí y el General Gómez en New York, 1894.

Levantamiento de 1895

El 29 de enero de 1895, junto con Mayía y Collazo, firmó la orden de alzamiento y la envió a Juan Gualberto Gómez para su ejecución. Partió de inmediato de Nueva York a Montecristi, en República Dominicana, donde lo esperaba Máximo Gómez, con quien firmó el 25 de marzo de 1895 un documento conocido como Manifiesto de Montecristi, programa de la nueva guerra. Ambos líderes llegan a Cuba el 11 de abril de 1895, por Playitas de Cajobabo, Baracoa, al noroeste de la antigua provincia de Oriente.

Tres días después del desembarco, hicieron contacto con las fuerzas del Comandante Félix Ruenes. El 15 de abril de 1895 los jefes allí reunidos bajo la dirección de Gómez, acordaron conferir a Martí el grado de Mayor General por sus méritos y servicios prestados.

El 28 de abril de 1895, en el campamento de Vuelta Corta, en Guantánamo (extremo este de la provincia de Oriente), junto con Gómez firmó la circular «Política de guerra». Envió mensajes a los jefes indicándoles que debían enviar un representante a una asamblea de delegados para elegir un gobierno en breve tiempo. El 5 de mayo de 1895 tuvo lugar la reunión de La Mejorana con Gómez y Maceo, donde se discutió la estrategia a seguir. El 14 de mayo de 1895 firmó la «Circular a los jefes y oficiales del Ejército Libertador», último de los documentos organizativos de la guerra, la que elaboró también con Máximo Gómez.

El día 18 de abril, en el Campamento de Dos Ríos, Martí escribe su última carta a su amigo Manuel Mercado, ese documento se le conoce como su testamento político, en un fragmento de la carta Martí expresa:

“…ya estoy todos los días en peligro de dar mi vida por mi país, y por mi deber —puesto que lo entiendo y tengo ánimos con que realizarlo— de impedir a tiempo con la independencia de Cuba que se extiendan por las Antillas los Estados Unidos y caigan, con esa fuerza más, sobre nuestras tierras de América. Cuanto hice hasta hoy, y haré, es para eso. En silencio ha tenido que ser, y como indirectamente, porque hay cosas que para lograrlas han de andar ocultas…”


Muerte

El 19 de mayo de 1895 una columna española se desplegó en la zona de Dos Ríos, cerca de Palma Soriano, donde acampaban los cubanos. Martí marchaba entre Gómez y el Mayor General Bartolomé Masó. Al llegar al lugar de la acción, Gómez le indicó detenerse y permanecer en el lugar acordado. No obstante, en el transcurso del combate, se separó de las fuerzas cubanas, acompañado solamente por su ayudante Ángel de la Guardia. Martí cabalgó, sin saberlo, hacia un grupo de españoles- ocultos en la maleza y fue alcanzado por tres disparos que le provocaron heridas mortales.

Su cadáver no pudo ser rescatado por los mambises (soldados cubanos). Tras varios entierros, fue finalmente sepultado el día 27, en el nicho número 134 de la galería sur del Cementerio de Santa Ifigenia, en Santiago de Cuba.


Acta de defunción de José Martí

Copia literal

“…“En el cementerio general de la ciudad de Santiago de Cuba, a los 27 días del mes de Mayo de 1895, constituidos en el mismo a las ocho de la mañana, el señor coronel D. José Ximenez de Sandoval, jefe de la columna que dió la acción de Dos Ríos el 19 del corriente mes, comandante de Infantería del primer batallón del regimiento de Cuba número 65 D. Manuel Tejerizo Cabrero, el comandante capitán de caballería ayudante del Excmo. Señor general D. Jorge Garrich, D. Enrique Ubieta Mauri, el capitán de infantería D. Enrique Satué y Carbonell, a las órdenes del citado coronel Ximénez de Sandoval, y el doctor en medicina y cirugía D. Pablo A. de Valencia Fons, se procedió, según orden del Excmo. Señor general gobernador de esta plaza, a la identificación y enterramiento del cadáver del titulado presidente de la Cámara insurrecta, D. José Martí.

Los señores presentes, que en su mayor parte conocieron en vida al difunto Martí, por haberlo tratado unos recientemente y otros con anterioridad, declararon unánimemente ser el cadáver expuesto ante su vista el del que en vida fue D. José Martí. En tal virtud, y verificada la identificación, dispuso el señor coronel antes citado se procediera a darle cristiana sepultura, como así se verificó a presencia de los dichos señores y numeroso grupo de vecinos de esta ciudad, en el núm. 134 de la galería Sur.

Y cumpliendo lo ordenado por S.E., firmamos esta acta para los efectos que procedan y constancia en lo porvenir.- Manuel Tejerizo.- Enrique Ubieta Mauri.-Enrique Satué.-Pablo A. de Valencia.-José X. de Sandoval.”…”

Antes el coronel Sandoval había dicho: “Señores: ante la muerte, cuando pelean hombres de hidalga condición como nosotros, desaparecen los odios y rencores. Nadie que se sienta inspirado de nobles sentimientos debe ver en estos yertos despojos un enemigo, sino un cadáver. Los militares españoles luchan hasta morir, pero tienen consideración para el vencido y honores para el muerto.” Seguidamente anunció que “se costearía por los españoles una lápida para el nicho que ocupan los restos de Martí.”


Enfermedades

La salud de José Martí no era buena. Estudios recientes realizados han mostrado que padecía sarcoidosis, diagnosticada en España a los 18 años. Probablemente a partir de esta enfermedad padeció afectaciones oculares, del sistema nervioso, problemas cardíacos y fiebre. También se ha investigado que padecía un sarcocele (tumor de testículo, de tipo quístico), con abundancia de líquido alrededor del tumor. Para aliviar sus dolores los médicos puncionaban el tumor con periodicidad. Finalmente fue operado por el Dr. Francisco Montes de Oca, que le realizó una exéresis total del testículo, extirpando el tumor.



Obra literaria

Fue precursor del modernismo, junto a José Asunción Silva (Colombia), Rubén Darío (Nicaragua), Francisco Gavidia (El Salvador), Julián del Casal (Cuba), Manuel Gutiérrez Nájera (México), Manuel de Jesús Galván (República Dominicana), Enrique Gómez Carrillo (Guatemala), José Santos Chocano (Perú) y Manuel González Prada (Perú), entre otros. Es todavía tema de debate entre los especialistas su importancia relativa en el modernismo.


Poesía

  • Ismaelillo (1882)
  • Versos libres (1882)
  • Versos sencillos (1891)
  • Edad de oro (1878-1882)
  • Flores del destierro (1878-1895).

Ensayo

  • Marido para mi hermanita
  • El presidio político en Cuba (1871)
  • Nuestra América (1891)

Cabe también destacar su obra epistolar, por lo general bien apreciada literaria y conceptualmente. Se incluye entre sus obras “La edad de oro. Publicación mensual de recreo e instrucción dedicada a los niños de América” de la cual fue redactor (julio de 1889).


Novela


Teatro

  • 1875: Amor con amor se paga

Publicaciones de José Martí

  • 1869 enero: Abdala
  • 1869 enero: “10 de octubre”
  • 1871: El presidio político en Cuba
  • 1873: La República Española ante la revolución cubana
  • 1875: Amor con amor se paga
  • 1882: Ismaelillo
  • 1882 febrero: Ryan vs. Sullivan
  • 1882 febrero: Un incendio
  • 1882 julio: El ajusticiamiento de Guiteau
  • 1883 enero: “Batallas de la Paz”
  • 1883 marzo: “Que son graneros humanos”
  • 1883 marzo: Karl Marx ha muerto
  • 1883 marzo: El Puente de Brooklyn
  • 1883 septiembre: “En Coney Island se vacía Nueva York”
  • 1883 diciembre: “Los políticos de oficio”
  • 1883 diciembre: “Buffalo Bill”
  • 1884 abril: “Los caminadores”
  • 1884 noviembre: Norteamericanos
  • 1884 noviembre: El juego de pelota de pies
  • 1885 enero: Teatro en Nueva York
  • 1885 marzo: “Una gran rosa de bronce encendida”
  • 1885 marzo: Los fundadores de la constitución
  • 1885 junio: “Somos pueblo original”
  • 1885 agosto: “Los políticos tiene sus púgiles”
  • 1886 mayo: Las revueltas anarquistas de Chicago
  • 1886 septiembre: “La enseñanza”
  • 1886 octubre: “La Estatua de la Libertad”
  • 1887 abril: El poeta Walt Whitman
  • 1887 abril: El Madison Square
  • 1887 noviembre: Ejecución de los dirigentes anarquistas de Chicago
  • 1887 noviembre: La gran nevada
  • 1888 mayo: El ferrocarril elevado
  • 1888 agosto: Verano en Nueva York
  • 1888 noviembre: “Ojos abiertos, y gargantas secas”
  • 1888 noviembre: “Amanece y ya es fragor”
  • 1889: La edad de oro
  • 1889 mayo: El centenario de George Washington
  • 1889 julio: Bañistas
  • 1889 agosto: “Nube Roja”
  • 1889 septiembre: “La caza de negros”
  • 1890 noviembre: “El jardín de las orquídeas”
  • 1891 octubre: Versos sencillos
  • 1891 enero: Nuestra América
  • 1894 enero: “¡A Cuba!”
  • 1895: Manifiesto de Montecristi– coautor con Máximo Gómez

Obra póstuma

  • Adúltera
  • Versos libres

Versos de José Martí

1. Yo vengo de todas partes,
y hacia todas partes voy:
arte soy entre las artes;
en los montes, monte soy.

2. Gocé una vez, de tal suerte
que gocé cual nunca:—cuando
la sentencia de mi muerte
leyó el alcaide llorando.

3. Oculto en mi pecho bravo
la pena que me lo hiere:
el hijo de un pueblo esclavo
vive por él, calla y muere.

4. Duermo en mi cama de roca
mi sueño dulce y profundo:
roza una abeja mi boca
y crece en mi cuerpo el mundo.

5. Si ves un monte de espumas,
es mi verso lo que ves:
mi verso es un monte, y es
un abanico de plumas.

6. Mi verso al valiente agrada:
mi verso, breve y sincero,
es del vigor del acero
con que se funde la espada.

7. ¡Arpa soy, salterio soy
donde vibra el Universo:
vengo del sol, y al sol voy:
soy el amor: soy el verso!

8. Vierte, corazón, tu pena
donde no se llegue a ver,
por soberbia, y por no ser
motivo de pena ajena.

9. ¡La edad es ésta de los labios secos!
De las noches sin sueño! ¡De la vida
estrujada en agraz! ¿Qué es lo que falta
que la ventura falta?


Martí y la Niña de Guatemala

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María García Granados y Saborío, hija del general Miguel García Granados y sobrina de la hermana del general, la periodista y poetisa María Josefa García Granados.​ Se enamoró de Martí cuando este llegó a Guatemala, y su temprana muerte dio origen a la leyenda de La Niña de Guatemala.

El 10 de mayo de 1878 murió la guatemalteca María García Granados y Saborío, lo que daría lugar a una triste leyenda inspirada por los amores frustrados entre Martí y María.​ Martí dejó su tristeza plasmada en el poema IX de sus Versos Sencillos.

Además de los versos de Martí de 1891, existen documentos que han contribuido a esclarecer parcialmente el episodio:

  • Otros dos poemas, que le dedicara Martí a María antes de su fallecimiento
  • Algunos testimonios de amigos comunes
  • Un pequeño mensaje que María le hiciera llegar al cubano al regresar él casado, procedente de México
  • Una carta en que Martí la recordaba dolorosamente, dirigida a su amigo Manuel Mercado
  • Un personaje de su única novela.

La historia se inicia cuando Martí, con solo 24 años, llegó a Guatemala procedente de México. En el país azteca había tenido éxito profesional como periodista y escritor y se había reencontrado con su familia tras su deportación política a España (1871-1875).

En Guatemala conoce a la actriz dramática Eloísa Agüero y, finalmente, se compromete en matrimonio con su futura esposa, Carmen. En realidad, arribaba a tierra centroamericana tras su decepción política frente al gobierno autoritario de Porfirio Díaz, aunque luego terminaría decepcionándole también el gobierno de Justo Rufino Barrios.

Al llegar a Guatemala no deja de manifestar una visión crítica respecto a la inferiorización de que ha sido objeto la mujer en ese país: en un artículo denominado «Los códigos nuevos», publicado en El Progreso, el 22 de abril de 1877 realiza una reflexión a pedido de Joaquín Macal, ministro de Relaciones Exteriores de Guatemala: «¿Cuál es el primero de los lastres coloniales de la legislación depuesta que menciona? El poder omnímodo del señor bestial sobre la esposa venerable. Da la patria potestad a la mujer, la capacita para atestiguar y, obligándola a la observancia de la ley, completa su persona jurídica. ¿La que nos enseña la ley del cielo, no es capaz de conocer la de la tierra?».

Así pues, centró su atención en las damas guatemaltecas de «andar indolente, de miradas castas, vestidas como las mujeres del pueblo,—con las trenzas tendidas sobre el manto, que ellas llaman pañolón; la mano ociosa contando a las puntas flotantes del manto los goces infantiles o las primeras penas de su dueña»;​ y cuando encontró a María García Granados, una dama semejante, pero más cosmopolita e ilustrada, quedó inmediatamente prendado de ella. He aquí algunas descripciones de la señorita García Granados:

  • M.B. Martínez: «Era una joven interesantísima. Llevé a Martí a un baile de trajes, que se daba en casa de García Granados, a los dos días de haber llegado [por primera vez] a Guatemala; estábamos los dos de pie, en uno de los hermosos salones, viendo desfilar las parejas [cuando vimos venir] del brazo dos hermanas señoritas. Me preguntó Martí, “¿Quién es esa niña vestida de egipcia?”—“Es María, hija de la casa” [le contesté]. La detuve y le presenté a mi amigo y paisano Martí, y se encendió la chispa eléctrica».
  • José María Izaguirre la describió así: «Era alta, esbelta y airosa: su cabello negro como el ébano, abundante, crespo y suave como la seda; su rostro, sin ser soberanamente bello, era dulce y simpático; sus ojos profundamente negros y melancólicos, velados por pestañas largas, revelaban una exquisita sensibilidad. Su voz era apacible y armoniosa, y sus maneras tan afables, que no era posible tratarla sin amarla. Tocaba el piano admirablemente, y cuando su mano resbalaba con cierto abandono por el teclado, sabía sacar de él notas que parecían salir de su alma y pasaban a impresionar el alma de sus oyentes.»

José María Izaguirre, cubano que quien vivía en Guatemala en ese tiempo y era director del entonces prestigioso Instituto Nacional Central para Varones, nombró a Martí profesor de Literatura y de Ejercicios de Composición. Izaguirre, además de ocuparse de las labores docentes, organizaba veladas artísticas y literarias a las que Martí asistía con frecuencia. Allí fue donde conoció a María el 21 de abril de 1877: una hermosa adolescente, siete años menor que él. El padre de ella, el general Miguel García Granados había sido presidente unos cuantos años antes y gozaba de mucho prestigio en la sociedad guatemalteca del gobierno de Barrios; pronto se hizo amigo del emigrado cubano y lo invitaba a su residencia a jugar al ajedrez con frecuencia, oportunidades en que Martí se encontraba con María.

A fines de 1877, Martí se fue a México y regresó hasta inicios del siguiente año, ya casado con Carmen. Lo que sucedió después de su matrimonio, ha sido comentado con posterioridad también por quienes presenciaron los hechos.  José María Izaguirre, por ejemplo, se propuso fortalecer el mito de muerte por amor: «Cuando Martí regresó con Carmen no fue más a casa del general, pero el sentimiento se había arraigado profundamente en el alma de María, y no era ella del temple de las que olvidan. Su pasión se encerraba en este dilema: verse satisfecha, o morir. No pudiendo verificarse lo primero, le quedaba el otro recurso. En efecto, su naturaleza se resintió del golpe, fue decayendo paulatinamente, un suspiro continuo la consumía y, a pesar de los cuidados de la familia y los esfuerzos de la ciencia, después de estar algunos días en cama sin exhalar una queja, su vida se extinguió como el perfume de un lirio.»

Cuando Martí consiguió publicar los Versos Sencillos, en 1891, Carmen y su hijo habían ido a visitarlo a Nueva York.  Poco después, Carmen embarcó hacia La Habana a escondidas, para lo cual solicitó colaboración a las autoridades españolas, produciéndose así la separación irreversible del matrimonio y el alejamiento definitivo de su hijo. Martí entonces le escribió a un amigo: «Y pensar que sacrifiqué a la pobrecita, a María, por Carmen, que ha subido las escaleras del consulado español para pedir protección de mí».

Martí dejó entrever en su poema IX incluso más que una muerte por tristeza: insinúa, alegóricamente, el suicidio de la amante rechazada:

Quiero, a la sombra de un ala,
Contar este cuento en flor:
La niña de Guatemala,
La que se murió de amor.

Eran de lirios los ramos,
Y las orlas de reseda
Y de jazmín: la enterramos
En una caja de seda.

… Ella dio al desmemoriado
Una almohadilla de olor:
El volvió, volvió casado:
Ella se murió de amor.

Iban cargándola en andas
Obispos y embajadores:
Detrás iba el pueblo en tandas,
Todo cargado de flores.

…Ella, Por volverlo a ver,
Salió a verlo al mirador:
El volvió con su mujer:
Ella se murió de amor.

Como de bronce candente
Al beso de despedida
Era su frente ¡la frente
Que más he amado en la vida!

…Se entró de tarde en el río,
La sacó muerta el doctor:
Dicen que murió de frío:
Yo sé que murió de amor.

Allí, en la bóveda helada,
La pusieron en dos bancos;
Besé su mano afilada,
Besé sus zapatos blancos.

Callado, al oscurecer,
Me llamó el enterrador:
¡Nunca más he vuelto a ver
A la que murió de amor!

Aunque persiste la leyenda creada como consecuencia de una interpretación demasiado recta del poema, no existen evidencias documentales de suficiente peso capaces de acreditar que María García Granados atentara contra su vida o, incluso, falleciera producto de un estado psicológico depresivo. Una entrevista con un descendiente de los García Granados,​ da luz sobre la versión familiar, transmitida por tradición oral: se dice que María, aunque acatarrada, aceptó ir a nadar con su prima, lo que era actividad habitual para ellas, quizá para distraerse de la tristeza en que se hallaba sumida tras el regreso de Martí, ya casado con Carmen. Después del paseo, María empeoró y murió a causa de una enfermedad de las vías respiratorias que, según aseguraba la familia del informante, ya padecía.

No debe dejarse de señalar que todo parece indicar que María no respondía al patrón de muchacha tímida y vulnerable; publicaciones guatemaltecas de la época hablan de su participación relativamente activa como música y cantante fuera del hogar, en actividades artísticas públicas, organizadas por sociedades e instituciones —coincide incluso con la presencia de Martí, quien interviene en una de ellas como orador. Al parecer, se trataba de una joven popular dentro de la sociedad capitalina de la época; María seguía así los pasos de su tía y abuela María Josefa García Granados, quien había muerto en 1848 y que había sido además de poetisa y periodista, muy influyente en los gobiernos de Guatemala. Tras el fallecimiento de María, aparecieron en la prensa guatemalteca varios poemas en calidad de homenaje póstumo, donde los autores confesaban la admiración que en ellos había despertado.


Descendencia

En 1876 Martí se casó con Carmen Zayas Bazán, con quien tuvo un solo hijo: José Francisco Martí Zayas-Bazan, apodado Ismaelillo (1878-1945).

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Carmen Zayas-Bazán e Hidalgo
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 José Francisco Martí y Zayas-Bazán

José Francisco se alistó en el Ejército Cubano durante la guerra de 1895, a los 17 años tan pronto como averiguó que su padre había muerto. En ese momento estudiaba en el Rensselaer Institute of Technology, en Troy, New York.

Se unió a las fuerzas del general Calixto García y con gran modestia declinó usar a Baconao, el caballo blanco de su padre, el cual le había sido enviado por Salvador Cisneros Betancourt. Calixto García lo promovió a capitán por su valor en la batalla de Las Tunas.

Fue asistente de William Taft antes de que este fuera presidente de Estados Unidos. Durante la república, alcanzó el rango de general y fue Secretario de Defensa y de la Marina, bajo el mando de su amigo íntimo Mario García Menocal, en 1921.


José Martí a través de su breve pero fecunda existencia puso de manifiesto el gran amor que sintió por los niños, y ese cariño también estuvo presente en su relación con su hijo, el cual nació en La Habana el 22 de noviembre de 1878.

Pero Martí no pudo disfrutar por mucho tiempo la alegría que un padre puede sentir al estar acompañado de su hijo. Todavía José Francisco, no había cumplido un año de nacido cuando se vio obligado a separarse de él al ser nuevamente deportado hacia España por haber sido acusado de estar vinculado a actividades conspirativas a favor de la independencia de su tierra natal. Al cabo de cierto tiempo logró reunirse con su esposa e hijo, en los Estados Unidos de América, más fue por un período relativamente breve puesto que entre Martí y Carmen se presentaron discrepancias y entonces tuvo que sufrir una nueva separación.

Y la angustia que experimentó ante la ausencia del hijo querido se manifiesta de modo muy especial en una serie de poemas que conformaron el libro que tituló Ismaelillo, en cuya nota introductoria le aseguró: “Hijo: Espantado de todo, me refugio en ti. Tengo fe en el mejoramiento humano, en la vida futura, en la utilidad de la virtud, y en ti”.

Y le agregó al detallarle cómo fue que escribió los poemas que aparecían en el libro: “Si alguien te dice que estas páginas se parecen a otras páginas, diles que te amo demasiado para profanarte así. Tal como aquí te pinto, tal te han visto mis ojos. Con esos arreos de gala te me has aparecido. Cuando he cesado de verte en una forma, he cesado de pintarte. Esos riachuelos han pasado por mi corazón. ¡Lleguen al tuyo!”

En el segundo de los poemas del Ismaelillo, Martí señaló al recordar a su pequeño hijo:

Yo sueño con los ojos
Abiertos, y de día
Y noche siempre sueño.
Del ancho mar revuelto,
Y por entre las crespas
Arenas del desierto,
Y del león pujante
Monarca de mi pecho,
Montado alegremente
Sobre el sumiso cuello
Un niño que me llama
Flotando siempre veo!

La mayor parte de los poemas que conforman el libro Ismaelillo, él los creó cuando se hallaba en Caracas, la capital de Venezuela. En este libro Martí llegó a calificar a su hijo como un príncipe enano al detallar en uno de los poemas:

Para un príncipe enano
Se hace esta fiesta.
Tiene guedejas rubias,
Blancas guedejas;
Por sobre el hombro blanco
Luengas le cuelgan
Sus dos ojos parecen
Estrellas negras:

Vuelan, brillan, palpitan
Relampaguean!

No solo en el libro citado sino también en otros poemas que creara, en etapas posteriores de su vida, como por ejemplo en los Versos Sencillos que concibió en 1890 y que se publicaron en un libro al año siguiente, Martí también evocó a su hijo.
En la segunda cuarteta del trigésimo primero de sus Versos Sencillos, expresó:

Bien estará en la pintura
El hijo que amo y bendigo:-
¡Mejor en la ceja oscura,
Cara a cara el enemigo!

Martí igualmente hizo alusión a su hijo José Francisco en algunas de las cartas que escribiera a familiares y amigos y de manera muy especial en una misiva que le dirigió a él en el año 1895. Más que una carta como tal puede decirse que fue tan solo una pequeña pero a la vez emotiva nota.

El primero de abril de 1895 cuando ya estaba casi a punto de salir para Cuba para participar de modo directo en la guerra que había logrado hacer que se reanudase con el propósito de alcanzar la independencia, Martí le expresó: “Hijo: Esta noche salgo para Cuba: salgo sin ti, cuando debieras estar a mi lado. Al salir, pienso en ti. Si desaparezco en el camino, recibirás con esta carta la leontina que usó en vida tu padre. Adiós. Sé justo”.
Puede decirse que aunque fue muy efímera, desde el punto de vista físico, la relación de Martí con su hijo, nunca dejó de sentir un gran cariño por él y cabe destacar que precisamente hasta en esa etapa final de su existencia anheló que fuese, como patentizara en la carta que he señalado, un hombre justo. – Fuente>>


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