Fuente Wikipedia>> Durante su reinado vio cómo el Imperio ruso sufrió una debacle económica y militar cuyas causas desconocía, lo que, aunado a su fanatismo religioso, lo llevó a creerse enviado de Dios.
Nicolás era hijo de zar Alejandro III de Rusia y de la zarina María Fiódorovna Románova, nacida princesa Dagmar de Schleswig-Holstein-Sonderburg-Glücksburg y más tarde princesa Dagmar de Dinamarca. Sus abuelos paternos eran el zar Alejandro II y la zarina María de Hesse-Darmstadt. Sus abuelos maternos eran el rey Cristián IX de Dinamarca y la princesa Luisa de Hesse-Kassel. Nicolás tenía tres hermanos menores: Alejandro (1869-1870), Jorge (1871-1899) y Miguel (1878-1918) y dos hermanas menores: Xenia (1875-1960) y Olga (1882-1960).
Por parte materna, Nicolás era sobrino de varios monarcas, incluido el rey Jorge I de Grecia, el rey Federico VIII de Dinamarca, la reina consorte Alejandra de Dinamarca y de Thyra de Dinamarca, princesa de Hanóver.
María Fiódorovna con su hijo Nicolás en 1870. |
Fue apodado «Nicolás el Sanguinario» por los críticos debido a la Tragedia de Jodynka, el Domingo Sangriento y por los pogromos antisemitas que se produjeron durante su reinado. Como jefe de Estado, aprobó la movilización de agosto de 1914 que marcó el inicio de la Primera Guerra Mundial, la revolución y la consecuente caída de la dinastía Románov.
Su reinado acabó con la Revolución rusa, cuando, intentando volver del cuartel general a la capital, su tren fue detenido en Pskov y fue obligado a abdicar. A partir de entonces, el zar y su familia fueron apresados, primero en el Palacio de Alejandro, en Tsárskoye Seló, después en la casa del gobernador de Tobolsk y finalmente en la Casa Ipátiev, en Ekaterimburgo. Nicolás II, su mujer, su hijo, sus cuatro hijas, el médico de la familia imperial, un criado personal, la camarera de la emperatriz y el cocinero de la familia fueron ejecutados en el sótano de la casa por los bolcheviques en la madrugada del 16 al 17 de julio de 1918. Este acto fue ordenado por Vladímir Ilich Lenin y por el líder bolchevique Yákov Sverdlov. Posteriormente, Nicolás II, su mujer y sus hijos fueron canonizados como mártires por la Iglesia Ortodoxa Rusa en el exilio.
(1897) Nicolás II, su madre, la emperatriz viuda María Fiódorovna Románova en el Palacio de Alejandro siendo visitado por el Rey se Siam, Chulalongkorn y su familia. |
Nicolás se convirtió en zarévich tras el asesinato de su abuelo Alejandro II el 13 de marzo de 1881 y el posterior ascenso al trono de su padre, Alejandro III. Por razones de seguridad, el nuevo zar y su familia se mudaron del Palacio de Invierno, en San Petersburgo a su residencia en el palacio de Gátchina, fuera de la ciudad.
Nicolás y sus hermanos tuvieron una educación estricta: dormía en duras camas plegables y sus habitaciones apenas tenían muebles, salvo un icono religioso de la virgen con el niño rodeado de perlas y otras gemas. Su abuela María introdujo costumbres inglesas en la familia Románov: gachas en el desayuno, baños fríos y abundante aire fresco.
El zarévich fue educado por tutores que le enseñaron idiomas (francés, alemán e inglés), geografía, danza y otras materias. El consejero de su padre y su antiguo tutor Konstantín Pobedonóstsev, enfatizaba mucho la absoluta autocracia del zar. Como muchas personas de su época, escribía un diario donde apuntaba los detalles de su día a día. Sus páginas están llenas de pormenores sin importancia, sobre juegos con sus amigos, la temperatura exterior, las distancias recorridas, entre otros. En mayo de 1890, algunos días antes de cumplir 22 años, anotó: «Hoy definitivamente ha terminado mi educación». En octubre de ese mismo año, acompañado por su hermano Jorge, viajó por Egipto, la India y Japón. Ese viaje fue organizado por su padre, Alejandro III, para completar la educación formal de Nicolás y darle la oportunidad de experimentar la vida fuera de San Petersburgo y del palacio. Mientras estaba en Japón, sobrevivió a un intento de asesinato.
Aunque Nicolás participaba en reuniones del Consejo Imperial, sus obligaciones eran limitadas hasta su subida al trono, que no se esperaba tan pronto, pues su padre apenas tenía 49 años.
Contrariamente a los deseos de sus padres, Nicolás se casó con la princesa Alejandra, cuarta hija del gran duque Luis IV de Hesse-Darmstadt y la princesa Alicia del Reino Unido. Sus padres pretendían que se casara con la princesa Helena de Orleans, hija del conde de París, lo que estrecharía las relaciones entre Rusia y Francia, pero desistieron debido a su insistencia.
Retrato de Laurits Tuxen de la boda del zar Nicolás II y la princesa Alix de Hesse-Darmstadt que tuvo lugar en la capilla del Palacio de Invierno de San Petersburgo el 26 noviembre de 1894. |
Personalidad
Desde pronto el zar Nicolás demostró un carácter tímido y más inclinaciones hacia la vida doméstica. Tenía maneras de un alumno de una escuela inglesa de élite. Bailaba de forma elegante, era un buen tirador, cabalgaba y practicaba deporte. Hablaba francés, alemán y su inglés era tan bueno que, se decía, incluso podría engañar a un profesor de la Universidad de Oxford, haciéndose pasar por un inglés. Adoraba la historia así como la pompa del ejército y la vida de soldado. Su padre le concedió el grado de comandante de un escuadrón de guardias a caballo y acudió a Krásnoie Seló, el gran campo militar a las afueras de San Petersburgo usado por regimientos de la Guardia Imperial para maniobras de verano. Allí, Nicolás participaba por entero en la vida militar y las conversaciones en el comedor y su modestia lo hacía popular entre los oficiales. Ningún título significaba más para él que el de coronel.
Nicolás II al momento de asumir el gobierno no ostentaba la fuerte personalidad de su padre, ni la preparación mínima requerida para una Rusia convulsionada, con conflictos latentes y que ocupaba una arista preponderante en el ámbito internacional, esta situación de falta de dominio en la política acabó por llevar al caos a la Rusia Imperial.
Una de las causas principales fue que su padre, Alejandro III, que no lo formó a tiempo para tomar el papel de ser el Zar, en especial en el tema de las relaciones internacionales y de los asuntos internos; en efecto, Nicolás II era hasta el momento de la prematura muerte de su padre, tratado poco menos que como un niño. Tal es así que él mismo al momento de asumir el cargo manifestó a una persona de confianza que:
No estoy preparado para ser zar, nunca quise serlo. No sé nada del arte de gobernar, ni siquiera sé la forma en que debo hablar a los ministros…
El zar Nicolás II, al contrario que la personalidad enérgica de su padre, era de naturaleza abstraída en que trataba de no vislumbrar sus ideas, inteligente, honrado y meticuloso, esencialmente tímido, romántico e idealista y con un carácter pacífico.
Gustaba de la disciplina y vida militar, era muy creyente, trabajador y responsable en extremo y llevaba una rutina de vida invariable. Le era difícil socializar, y a veces solía ser tachado de soberbio, sin serlo. Su formalidad y amabilidad circunspecta era más bien una barrera para quienes lo conocían y tuvo muy pocos amigos personales. Como padre y esposo, Nicolás II era un ejemplo a seguir.
Fue muy manipulado por sus tíos y más adelante por el Káiser Guillermo II quienes se aprovecharon del nuevo e inmaduro gobernante para sacar partido en favor de sus conveniencias. Incapaz de enfrentarse abiertamente a sus ministros o de discrepar cara a cara con algún contrario de opinión, prefería hacer uso de la sutil caballerosidad para darse a entender cuando algo le desagradaba.
Gustaba de las obras de teatro, del ambiente grato familiar, de la música, las marchas militares y de navegar en el yate imperial Standart.
Si bien se puede cuestionar su personalidad como dirigente de una nación, como padre era un modelo de excepción para su hijos y un entregado esposo para la emperatriz Alejandra.
Ascenso al trono
Coronación del zar Nicolás II y de la emperatriz Alejandra Fiódorovna en 1896. |
Fotografía por la Levitsky Company de la Familia Imperial rusa. De izquierda a derecha: Olga, María, Nicolás, Alejandra, Anastasia, Alexei y Tatiana. |
En 1894, y tras complicaciones derivadas de una nefritis, falleció su padre, Alejandro III. El 1 de noviembre y pasado el período de luto protocolario, Nicolás fue coronado como sucesor y adoptó el nombre de Nicolás II. De acuerdo con sus propias palabras, carecía de formación política, y lo ignoraba todo acerca del gobierno del imperio, explicando su ingenuidad al ser coronado zar en noviembre de 1894. Incluso su propio padre dudaba de su habilidad para administrar y mantener un territorio de 23 millones de km²
La influencia de sus tíos paternos, en especial Sergio Aleksándrovich Románov, Gran Almirante de la Armada, tendría en ello un asidero, y las intrigas cortesanas pesarían grandemente en la acción del nuevo zar, pues de hecho tuvo que soportar al principio manipulaciones de sus propios tíos.
Poco después de su coronación, el 26 del mismo mes, contrajo nupcias con Alix de Hesse, quien había tomado el nombre de Alejandra Fiódorovna Románova al convertirse a la ortodoxia.
Como la relación entre Nicolás y Alix era un verdadero ideal de amor y devoción mutuos, fue la Emperatriz quien aconsejó a Nicolás desde los primeros momentos, que tomara las riendas firmes del poder y fortaleciera su carácter bondadoso y caballeresco del que se aprovechaban a menudo sus parientes.
De ella tendría cuatro hijas las Grandes Duquesas Olga, Tatiana, María, Anastasia y al final, el tan anhelado heredero, el Zarévich Alexei.
Política internacional
A instancias de sus consejeros y animado por su primo el emperador alemán, Nicolás se esforzó por extender su influencia en Asia, rivalizando en esta carrera con las potencias occidentales imperialistas; ordenó la intervención de Rusia en la Guerra Chino-Japonesa de 1896, intervino en el establecimiento de la base de Port Arthur en 1898, la ocupación de Manchuria en 1900, y convino con los británicos el reparto de Persia en esferas separadas de influencia en 1907. Asimismo, fue uno de los principales promotores del desarme, reflejados en su papel como iniciador de las Conferencias de la Haya de 1899 y 1907.
Aunque intentó ejercer una influencia determinante en Europa Oriental y los Balcanes, la debilidad rusa, puesta de manifiesto durante la Guerra ruso-japonesa (1905) limitaba sus ambiciones. Así, cuando en 1908 el Imperio austrohúngaro se apoderó de Bosnia, Rusia se limitó a mediar con Serbia y el Imperio otomano. Las Guerras Balcánicas de 1912 y 1913 incrementaron la tensión entre Moscú y Viena, pero Nicolás siguió en principio los consejos de Piotr Durnovó quien, en un informe de 1914 aconsejaba mantener Rusia fuera de cualquier conflicto militar en vista de su debilidad industrial, la oposición de la opinión pública y la situación prerrevolucionaria del país.
Estableció excelentes relaciones con Francia, su más leal aliado, y con Alemania, gracias a su estrecho parentesco con el emperador Guillermo II; este último fue largamente su consejero de mayor confianza en materia internacional, aunque muy manipulador, resultaba evidente para cualquier operador político más sagaz que el zar, que sus consejos estaban orientados a emplear la influencia rusa para controlar los intereses de otras potencias, muchas veces en beneficio directo de Alemania y socavar la alianza entre Francia y Rusia.
La influencia germana
En efecto, los consejos de Guillermo II de ir a la guerra con Japón con nefastos resultados; la oposición durante la Gran Guerra desencadenando graves conflictos internos en el régimen de Nicolás II; el permitir el ingreso de elementos revolucionarios desde sus fronteras al interior de Rusia con propósitos de desestabilización; y cuando la familia Románov estuvo prisionera, el auspiciar sus intenciones de reinstalar el régimen zarista; más la suma de otros factores internos fueron la ruina y la completa destrucción del zarismo.
Autocracia y procesos revolucionarios
En política interior, Nicolás siguió la línea autocrática de sus antecesores, aunque suavizándola un poco, pero más bien al margen de su intervención directa, su país tuvo un proceso de industrialización acelerada que permitió a Rusia entrar en la era moderna, pero que también hizo surgir importantes núcleos obreros en forma de sindicatos. La actividad revolucionaria clandestina, las cuales cobraron ímpetu bajo su abuelo y su padre, seguían acelerándose durante su régimen, culminando con la Revolución de 1905 y posteriormente la Revolución de 1917.
La iniciativa del movimiento liberal presentada al nuevo zar, de establecer una constitución que fijase las normas del ejercicio del poder se encontró, sin embargo, con un rotundo rechazo monárquico; siguiendo el consejo de Pobedonóstsev, Nicolás se mostró severo con lo que calificó de «insensatos sueños de participación en asuntos de administración interna». Su rigidez alienó a sectores no particularmente comprometidos con una ideología afín a la revolución, y fue causa de que muchos se mostrasen descontentos.
Uno de estos descontentos fue Vladímir Ilich Uliánov, Lenin, un abogado que provenía de la región de Simbirsk, cuyo hermano, Aleksandr Uliánov fue ejecutado por un intento de asesinato del zar Alejandro III en 1887. Lenin realizó actividades subversivas en San Petersburgo, fue detenido, apresado y exiliado a Siberia. Una vez liberado, se trasladó a Ginebra y Londres para fundar las bases del movimiento comunista.
El alimento para las corrientes revolucionarias como las que encabezarían Lenin, Trotski y otros, eran la carencia de una política social más solidaria de parte de los gobernantes, lo que permitió que se agravaran los grandes problemas históricos del régimen zarista: la pobreza del campesinado, la muy desigual distribución de la tierra y el inexistente acceso a los cargos públicos. Esto iba a ser el caldo de cultivo en los sindicatos de las industrias para los grupos revolucionarios que ya estaban en gestación.
Guerra con Japón
En 1905, intentando contener el avance japonés en Manchuria, que amenazaba los puertos rusos orientales, y por constante recomendación de Guillermo II de Alemania, Nicolás II declaró la guerra al Japón. Nicolás II pensó que obteniendo una fácil victoria sobre Japón no solo lograría estabilizar la situación interna sino que lograría una mayor preponderancia internacional con el prestigio de la victoria. Mal informado, estratégica y conceptualmente, de la situación militar y naval del Japón, no aquilató su propia situación en el frente oriental recién abierto, en especial a la incompetencia e inoperancia absoluta de los almirantes rusos que comandaban Port Arthur y Vladivostok.
Sin declaración de guerra alguna, los japoneses asediaron y bloquearon Port Arthur y Vladivostok, infligiendo una severa derrota a la flota rusa, parte de la cual quedó semihundida y encerrada en el puerto. La pérdida de unidades navales superó el 70%.
El zar entonces, en un desesperado esfuerzo, movilizó a la flota del Báltico, compuesta por buques de guerra inadecuados para navegar por alta mar, en un gran periplo único en la historia, que la llevó a dar la vuelta a Europa y África, sosteniendo graves conflictos diplomáticos con Inglaterra (incidente de Dogger Bank). Su aliada Francia también le dio la espalda en el transcurso del accidentado viaje y la flota sólo fue abastecida por Alemania, para después de casi año y medio de navegación llegar al estrecho de Tsushima, donde fue rápidamente derrotada por las fuerzas navales japonesas al mando de Heihachiro Togo.
El Domingo Sangriento
Después de las derrota de Tsushima, Nicolás II aceptó la mediación de EE.UU. para finalizar el conflicto. Para ello mandó a llamar a un ex-ministro de su padre, Serguéi Witte, quien fue enviado a América del Norte para negociar la paz con Japón. Tal fue el manejo mediático de Witte que logró sacar ventajas aparentes de las paces que Japón deseaba imponer a Rusia y regresó convertido prácticamente en una especie de héroe. Después de dar su informe a Nicolás II, éste lo nombró Conde.
Sin embargo, un hecho grave iba a hacer virar las tornas del destino de la dinastía Románov: Un cura llamado Georgi Gapón logró convocar a una masa descontenta de obreros y otras fuerzas integrantes del pueblo, que organizaron una marcha informal para ir a entregar una serie de peticiones antiautocráticas al zar, que se dirigió al Palacio de Invierno en San Petersburgo, en vez de a la Villa de Tsárskoye Seló, 24 km al sur de San Petersburgo, donde la familia real se encontraba, el Domingo 22 de enero de 1905.
Cuando la muchedumbre llegó a las inmediaciones del Palacio de Invierno, a eso de las 14 horas, se encontró con que el palacio estaba resguardado por tropas de cosacos, quienes habían sido convocados por el ministro del interior, el príncipe Sviatopolk-Mirski. Cuando llegaron a unos 100 m de la entrada, los soldados dispararon a matar contra la masa y, luego los atacaron con la caballería, produciendo una cifra estimada de 92 muertos. Este hecho tuvo repercusiones insospechadas, ya que alimentó las chispas primigenias de la revolución que los mencheviques y bolcheviques deseaban que estallara, como en efecto más adelante sucedió.
Además, era el momento para que el zar tomara una acción decisiva: o apagaba la revolución imponiendo la dictadura, o accedía a las peticiones de los revolucionarios. Witte tuvo un papel gravitante y decisivo en el desarrollo de los acontecimientos. Mirski fue destituido y, en su lugar, se nombró a Serguéi Witte como ministro del interior en calidad interina. A la larga, este cambio traería la ruina a la estabilidad del régimen de Nicolás II.
En ese año de 1905 hubo además atentados. En uno de ellos pereció un tío de Nicolás II, el gran duque Sergio Aleksándrovich Románov, esposo de Ella (Isabel Fiódorovna), la hermana de la emperatriz, y además se sublevaron los marinos en los puertos, como el caso del acorazado Potiomkin. Una gran huelga paralizó la industria y los revolucionarios, dirigidos por Trotski, Lenin y otros agitadores marxistas, alimentaban la llama de la revolución. La situación no podía ser más compleja para la estabilidad y continuidad del régimen zarista.
Las Dumas y apogeo del régimen zarista
Witte le dijo a Nicolás II que había dos caminos: o bien suprimir por la fuerza a la chispa revolucionaria implantando la dictadura, o bien, promulgar una Constitución cediendo derechos civiles a la plebe, por lo que transformaba el régimen autocrático en un régimen semiconstitucional. Pese a que Nicolás II se inclinó por la dictadura militar, no tuvo el apoyo del comandante del ejército y tío suyo, el gran duque Nicolás Nikoláievich y no atreviéndose a destituirlo, optó por seguir el camino constitucional elaborado por Witte. Cabe destacar que Witte llegó a ser uno de sus principales detractores.
Ante la amenaza de un alzamiento, el zar, aconsejado por su ministro Serguéi Witte firmó la propuesta y anunció en 1905 varios cambios institucionales dirigidos a disminuir el tinte absolutista de la monarquía; el más importante de estos fue la convocatoria de la Duma Estatal del Imperio Ruso o Parlamento, con potestades legislativas limitadas, junto con la promulgación en abril de 1906 de unas leyes fundamentales que dieron un carácter semiconstitucional a la monarquía.
La primera Constitución de Rusia, conocida como las Leyes Fundamentales, fue promulgada el 23 de abril de 1906, la víspera de la apertura de la Primera Duma. Sin embargo, para desesperanza del Nicolás II, lejos de enfriarse la candente situación política, ésta se agudizó dejando al régimen zarista con una precaria estabilidad y a Witte empezó a escapársele el asunto de las manos.
Sin embargo, al percibir que los integrantes de la Duma planeaban poner coto al carácter autocrático del gobierno, fue disuelta y sustituida por otra más representativa de los intereses monárquicos; Nicolás exigió además la dimisión de su primer ministro, Serguéi Witte. Cuando el sucesor de Witte, Piotr Stolypin, disolvió poco después la Segunda Duma, modificando las leyes electorales para asegurarse una composición leal a los intereses zaristas, dejó al descubierto la continuidad del sistema autocrático. Este mal manejo de la situación hizo estallar la segunda rebelión bolchevique.
Para disolver la Duma, el zar llamó en 1906 al cargo de ministro de interior a quien sería uno de los hombres más ejecutivos, leales y efectivos que tuvo, Piotr Stolypin, quien tomaría el cargo con gran determinación, partiendo con una fuerte represión contra las huestes revolucionarias en forma tan efectiva (600 ajusticiados) que Lenin mismo vio peligrar la revolución marxista que tanto anhelaba, llevando respiro a la monarquía. No solo en este plano se destacó Stolypin, sino que llevó a cabo una gran reforma agraria que, sumado a un período de inviernos benignos, dio calma a la plebe en años de buenas cosechas, favoreciendo la gestión y la imagen del zarismo. Stolypin también disolvió la Segunda Duma de 1907.
Tras instaurar una Tercera Duma en 1909 que favorecía a la autocracia en forma velada y con representantes más moderados, Rusia podría acceder al tricentenario de la llegada al poder de los Románov en 1913 con buen pie. En 1911, Stolypin quiso deshacerse de la influencia nefasta de Rasputín, desterrándolo y cayendo en desgracia ante la Emperatriz. Como ello le provocó una situación tensa ante el zar, Stolypin presentó una renuncia que Nicolás II le denegó.
Estando el zar de visita en Kiev para inaugurar un monumento a su padre, asistió Stolypin junto al zar a la ópera en esa ciudad en septiembre de 1911, y Stolypin fue asesinado por un revolucionario que colaboraba con la policía, ante los ojos del zar, durante el entreacto de dicha función. Le sucederían una seguidilla de personajes como Kokovtsov, Stürmer, Sazónov, Protopópov, todos influidos por Rasputín.
Primera Guerra Mundial
El asesinato del archiduque Francisco Fernando de Austria en Sarajevo por parte de nacionalistas serbios (atentado de Sarajevo) puso a Nicolás II en un duro aprieto, puesto que su pacto con los serbios no le permitía acceder a las demandas compensatorias del Imperio austrohúngaro. Un extenso intercambio de correspondencia con el káiser Guillermo intentó evitar una confrontación global, y Nicolás II dio órdenes de movilizar tropas solo en la frontera austríaca; el 31 de julio de 1914, ordenó una movilización general, lo que provocaría la declaración de guerra de Alemania y el inicio de la guerra mundial.
El ejército ruso tuvo grandes éxitos iniciales en territorio austríaco y en su momento pudo haber derrotado al Imperio austrohúngaro, pero su avance fue detenido a petición de Francia; sin embargo, el intento inicial de avanzar sobre territorio alemán en dos frentes, uno al mando del general Rennenkampf y el otro al mando del general Samsónov condujo a graves derrotas, en las que perdieron la vida más de dos millones de hombres. Para 1915, el ejército ruso estaba en retirada.
Imágenes de archivo de Nicolás II, el último emperador de Rusia, en una filmación en color como no habían visto antes. Les mostramos su vida social y su servicio durante la Primera Guerra Mundial.
Nicolás II, aconsejado por su esposa y ministros, intentó ponerse personalmente al frente de las acciones, relevando a su primo, el gran duque Nicolás Nicoláievich del mando de las tropas; fue este un error más, si cabe más grave que la misma declaración de guerra, pues supuso dejar la regencia en manos de su esposa, a quien el pueblo detestaba tanto por su origen alemán como por su estrecha relación con Rasputín. Un detalle importante que explicaría la súbita sustitución del gran duque Nicolás Nikoláyevich, es que este aborrecía a muerte a Rasputín; el monje astutamente aconsejó en forma insistente a la Emperatriz que se lo quitara de en medio, puesto que sectores de la plebe lo llamaban Nicolás III, en alusión a su probable entronización.
El papel de Rasputin
Grigori Rasputín apareció en los círculos monárquicos gracias al contacto que hizo Anna Výrubova, la más cercana cortesana a la zarina, debido a la enfermedad hemofílica que padecía su hijo Alexis. La influencia que ejercía sobre el niño le permitía controlar la enfermedad del heredero al trono, con lo que pronto ganó la confianza absoluta de la zarina.
Rasputin era en sí una persona extravagante, con un grado de acierto muy notable en sus predicciones, una mezcla de santurrón y amigo muy convincente, pero, en contrapartida, un ser con un alter ego muy libidinoso rayando en lo maníaco, que buscaba el placer sexual entre las consortes del palacio.
Rasputin pronto convirtió a la zarina en su amiga y confidente, al punto de que ella consideraba seriamente los consejos que él le daba. La razón de esta influencia poderosa era que la Emperatriz consideraba a Rasputín un enviado de Dios. Esta situación, permitió a Rasputin tomar un papel decisivo en los nombramientos ministeriales. Se lo conocía por su sobrenombre de monje loco, y su comportamiento cada vez más entrometido y desafiante comenzó a suscitar odios entre la nobleza y especulaciones de todo tipo en el pueblo.
Antes de la partida de Nicolás II al frente alemán, Rasputin predijo que si él moría a manos de gente de su familia, nadie de la familia de Nicolás II le sobreviviría más de dos años.
Finalmente Rasputin fue asesinado por un grupo de aristócratas que lo habían invitado a una fiesta del 29 al 30 de diciembre de 1916. Parece probado que sus asesinos, con el príncipe Félix Yusúpov a la cabeza, le dieron pasteles y vino cargados de cianuro. Al ver que no le afectaba mucho, el príncipe le disparó al pecho, le golpeó la cabeza con un bastón lleno de plomo y lo arrojó al río Nevá. Se comprobó que Rasputin murió más tarde ahogado.
Abdicación y prisión
Después del asesinato de Rasputín, el gobierno monárquico empezó a desintegrarse con abismal rapidez. Las sucesivas derrotas rusas en la Primera Guerra Mundial fueron una de las causas de la Revolución de Febrero. A partir de enero de 1917 la situación interna, empeorada por el curso desfavorable de la guerra con Alemania y las instigaciones revolucionarias, sumadas a las intervenciones políticas de la Emperatriz, hicieron que la Cuarta Duma cediera a la presión de los revolucionarios y se formara un Gobierno provisional, liderado por Kérenski, un revolucionario de estilo moderado.
La decisión de formar el gobierno provisional tuvo aceptación en todos los estamentos sociales y militares, incluido el Estado Mayor de Nicolás II, quien se vio encajonado con la grave situación política que se imponía en Petrogrado. Por un instante, se redactó la abdicación en favor de su hijo Alexis; pero dada la condición de salud e inmadurez del heredero, cambió de parecer.
Nicolás II, incapaz de controlar la situación, abdicó sus derechos y los de su hijo el 2 de marzo de 1917, dando así fin a la dinastía Románov y el comienzo de la era de los Sóviets.
Nicolás II se dejó detener, sin ofrecer resistencia, a su regreso del desmoronado frente. Fue confinado junto con su esposa e hijos en el palacio de Tsárskoye Seló, en las afueras de Petrogrado, reteniendo algunos privilegios domésticos.
Aleksandr Kérenski, preocupado por la seguridad de la familia imperial, intentó inicialmente enviarlos a Inglaterra, ya que el rey Jorge V, primo del zar, había enviado en marzo una invitación. Pero no solo el Sóviet de Petrogrado se opuso rotundamente, sino que Jorge V finalmente retiró su ofrecimiento, al temer problemas políticos internos y ante la oposición del Partido Laborista. Además, tanto Inglaterra, Alemania y su aliada Francia ignoraron sus requerimientos de asilo.
En agosto de 1917, temiendo un intento de asesinato, Kérenski exilió a los Románov a Tobolsk, en Siberia. Antes de partir Kérenski previno a Nicolás II: «Los sóviets desean mi cabeza, después vendrán por usted y su familia».
En Tobolsk, la familia del zar gozó de una relativa libertad de movimientos ya que el sector era pro monárquico, incluso hubo oportunidades de realizar una fuga o ser rescatados ya que la guardia no era numerosa e incluso algunos soldados llegaron a entablar alguna relación amistosa con los prisioneros. En octubre de 1917, el gobierno de Kerensky cayó y este huyó al extranjero, con ello la suerte de la familia imperial quedó sellada en manos del gobierno de los soviets.
Asesinato y desaparición del zar y su familia
Nicolás II prisionero en Tsárskoye Seló (al fondo sus guardianes). |
El zar y la zarina llegaron a Ekaterimburgo el 30 de abril de 1918 y sus hijos, que habían viajado por separado, se reunieron con ellos el 23 de mayo. Todos fueron llevados a la casa de un hombre de negocios local, Nikolái Ipátiev, que había sido requisada el día anterior. El trato que recibieron empeoró considerablemente en comparación con sus anteriores destinos, se saquearon sus pertenencias y debían permanecer recluidos en sus habitaciones.
Yákov Sverdlov ordenó el traslado de la familia imperial a Ekaterimburgo y gestionó personalmente su ejecución. |
A finales de junio Goloshchokin viajó a Moscú con ocasión del Quinto Congreso de los Sóviets y allí fue donde, tras deliberar con Lenin, se decidió la ejecución de los Románov, aunque sin fijar ninguna fecha concreta. Así, el 4 de julio la Cheka local, al mando de otro hombre de confianza de Lenin, Yákov Yurovski, asumió la responsabilidad de la vigilancia de la casa Ipátiev. Mientras tanto, la situación en la región había empeorado gravemente para los bolcheviques y, en vista de que la misma Ekaterimburgo estaba en grave peligro ante el ataque de la Legión Checoslovaca, el 16 de julio Goloshchokin le envió a Zinóviev un telegrama cifrado con destino a Sverdlov y Lenin solicitando la ejecución inmediata de la familia imperial. La respuesta afirmativa de Moscú, es posible que proveniente directamente de Lenin, llegó ese mismo día.
La planificación misma del magnicidio in situ fue hecha por Yurovski, quien se reservó el derecho de disparar primero sobre el «verdugo coronado» como se lo llamaba a Nicolás II; aparte de Yurovski, la camarilla la componían, Piotr Ermakov y Gregoy Nikulin, todos miembros y asesinos probados de la Cheka.
Un subordinado de Goloshchokin, Piotr Ermakov, quien tenía el control del campesinado del Ural, tenía la función de eliminar toda evidencia del asesinato no pudo conseguir los dos camiones de transporte requeridos hasta el día siguiente. Ermakov además de participar en el pelotón, haría encender los motores de ambos vehículos para ahogar el ruido de los disparos.
El escuadrón estaba compuesto por doce hombres, siete de los cuales eran excombatientes húngaros, a cada uno de ellos se les asignó una víctima; dos de ellos se negaron a disparar sobre mujeres y al menos uno de ellos fue desechado y reemplazado por Ermakov. Los miembros del escuadrón eran Grigori Nikulin, asistente de Yurovski, Piotr Ermakov asistente de Goloshchokin, Piotr Medveyed, S. Vagánov, Andreas Vergasi, Laszlo Horvath, Víctor Griinfeldt, Imre Nagy, Emile Fekete, Anselm Fischer e Isidor Edelstein.
En la medianoche del 17 de julio el zar junto a los integrantes de la familia fueron llevados al sótano de la Casa Ipátiev donde fueron fusilados, junto a algunos sirvientes cercanos, e incluso un médico leal. El pretexto era que se les iba a tomar una fotografía antes de partir; pues otra vez se los iba a trasladar.
El sótano de la casa de Ipatiev trás la ejecución de la familia Romanov. En 1918, Yákov Mijáilovich Yurovski (1878-1938) era comandante de la casa Ipátiev, en Ekaterimburgo (Sverdlovsk, en tiempos soviéticos), donde mantenían bajo arresto a la familia real, y presidió el pelotón de fusilamiento que acabó con la vida de_nicolas último emperador de Rusia, junto con su esposa y sus cinco hijos. |
Nicolás II colocó al heredero en sus rodillas mientras tomaba asiento junto a la zarina, las hijas se sentaron atrás y los sirvientes y el médico a los costados, de pie. Pasaron unos instantes y repentinamente entró Yákov Yurovski revólver en mano y 17 soldados armados con fusiles a la bayoneta.
Cuando Yákov Yurovski levanta el revólver y declara al zar que el pueblo ruso lo ha condenado a muerte, el zar alcanza a balbucear “¿Qué?” y le dispara casi a quemarropa. El zar cae instantáneamente muerto, la zarina se alcanza a incorporar haciendo la señal de la cruz y es muerta de un disparo en plena boca por Yurovski y seguidamente los fusileros realizan una descarga cerrada al resto de la familia. Las hijas, que llevaban corsés apretados y además en su interior estaban cargadas con joyas, no mueren inmediatamente y son rematadas a la bayoneta. Anastasia, murió rematada a bayonetazos realizados por Ermakov. El zar murió con 50 años recién cumplidos.
El zarévich sobrevivió a la primera descarga y fue muerto por Yurovski en el remate de moribundos disparándole dos veces a la altura del oído. Una de las sirvientas que no recibió la primera descarga es perseguida dentro de la habitación y rematada a bayonetazos, e incluso la mascota de la gran duquesa Tatiana, su perrito, es muerto de un disparo.
Posteriormente los cuerpos son llevados en camiones y depositados en una mina abandonada.
Al día siguiente, Yurovski, temiendo que el rumor sobre el fusilamiento indujera a recuperar los cuerpos, ordenó su traslado y destrucción de los cadáveres por fuego y ácido y arrojarlos a piques de otras excavaciones, ubicadas 12 km fuera de la ciudad, en la mina que se llama «los cuatro hermanos».
Relato de uno de los ejecutores
Para la ejecución se seleccionaron doce hombres con revólveres. Dos de ellos se negaron a disparar contra las mujeres. Cuando llegó el vehículo, todos dormían. Al despertarlos se les explicó que debido a la intranquilidad existente en la ciudad, era necesario trasladarlos del piso superior al inferior. Demoraron media hora en vestirse. Abajo habíamos vaciado una pieza que tenía un tabique de madera estucado, para evitar el rebote. La guardia se encontraba en disposición combativa en el cuarto vecino.
Los Románov no sospechaban nada. El comandante fue a buscarlos en persona y los condujo hacia la pieza. Nicolás llevaba en brazos a Alexis, los demás llevaban almohadillas y otras cosas pequeñas. Al entrar en la habitación vacía, Alejandra Fiódorovna preguntó: “Cómo, ¿no hay ninguna silla? ¿Ni siquiera podemos sentarnos?” (Según el relato de Yurovski, se trajeron dos) Nicolás puso en una a Alexis y en la otra se sentó Alejandra Fiódorovna. A los demás se les ordenó formar una fila. Hecho esto, llamaron al comandante. Cuando este entró, dijo a los Románov que, como sus parientes en Europa continuaban la ofensiva contra la Rusia soviética, el Comité Ejecutivo de los Urales había decretado fusilarlos. Nicolás se volvió de espaldas, de cara a su familia, y luego, como recobrándose, se volvió y preguntó: “¿Qué, qué?”. El comandante repitió la explicación y ordenó al comando que se preparara. Cada uno sabía de antemano contra quién iba a disparar. La orden era apuntar al corazón para evitar el derramamiento de mucha sangre y terminar más rápido.
Nicolás no dijo una sola palabra más, de nuevo se volvió cara a su familia, otros lanzaron exclamaciones incoherentes. Luego comenzaron los disparos, que duraron dos o tres minutos. Nicolás fue muerto por el mismo comandante a quemarropa. Luego murieron Alejandra Fiódorovna y su séquito. En total fueron fusiladas doce personas: Nicolás, Alejandra Fiódorovna, su hijo Alexis, sus cuatro hijas: Olga, Tatiana, María y Anastasia – el doctor Yevgueni Botkin, el criado Trupp, el cocinero Tijomírov, otro cocinero y una camarera cuyos nombres el comandante no recuerda. (En realidad la camarera Anna Demídova).
Comunicado oficial del Sóviet de los Urales.
“Decisión del Presídium del Consejo de Diputados, Obreros, Campesinos y Guardias Rojos de los Urales:
En vista del hecho de que bandas checoslovacas amenazan la capital roja de los Urales, Ekaterimburgo, que el verdugo coronado podía escapar al tribunal del pueblo (un complot de la Guardia Blanca para llevarse a toda la familia imperial acaba de ser descubierto) el Presídium del Comité Divisional, cumpliendo con la voluntad del pueblo, ha decidido que el ex zar Nicolás Románov, culpable ante el pueblo de innumerables crímenes sangrientos, sea fusilado.
‘La decisión del Presídium del Comité Divisional se llevó a cabo en la noche entre el 16 y 17 de julio.’“
Endoso del Sóviet Central.
“Decisión del Presídium del Comité Ejecutivo Central Panruso del 18 de julio.
El Comité Central Ejecutivo de los Consejos de Diputados de Obreros, Campesinos, Guardias Rojos y Cosacos, en la persona de su presidente, aprueba la acción del Presídium del Consejo de los Urales.
El presidente del Comité Ejecutivo Central Panruso,
Sverdlov.“
El hallazgo de los cuerpos
En 1979, los historiadores Aleksandr Avdonin y Geli Riábov hallaron la posible tumba de la familia imperial en el bosque de Koptiakí. Temiendo informar del descubrimiento, no lo hicieron público hasta años después. El 12 de abril de 1989 los periódicos informaban del hallazgo. La tumba no fue abierta hasta 1991 por las autoridades soviéticas, hallando en su interior nueve cuerpos. Mediante el examen de los esqueletos, los científicos soviéticos concluyeron que faltaban los cuerpos de Alexis y la Gran Duquesa Anastasia. Las identificaciones de los esqueletos fueron confirmadas posteriormente mediante análisis de ADN.
Con su asesinato (ningún juez o jurado lo condenó a muerte, ni ordenó su ejecución) por el movimiento revolucionario de los bolcheviques, a consecuencia de la Revolución de Octubre de 1917 se extinguió la dinastía Románov. Está enterrado desde 1997 en la Catedral de San Pedro y San Pablo en San Petersburgo junto con el resto de la familia imperial y de los demás zares rusos.
En 2007 se anunció el descubrimiento de los cuerpos de Anastasia y Alexis que, tras realizarles las pruebas de ADN, serán enterrados junto a sus padres y hermanas.
Canonización
San Nicolás II de Rusia | ||
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Mártir zar Nicolás II de Rusia (Iglesia ortodoxa rusa fuera de Rusia) Strastoterpets zar Nicolás II de Rusia (Iglesia ortodoxa rusa) | ||
Nombre | Nikolái Aleksándrovich Románov | |
Nacimiento | 18 de mayo de 1868 | |
Fallecimiento | 17 de julio de 1918 | |
Venerado en | Iglesia ortodoxa rusa fuera de Rusia, Iglesia ortodoxa rusa | |
Canonización | 1981 (Iglesia ortodoxa rusa fuera de Rusia) 14 de agosto de 2000 (Iglesia ortodoxa rusa) | |
Principal Santuario | Iglesia sobre la sangre en Ekaterimburgo | |
Festividad | 17 de julio | |
Iglesia sobre la Sangre, construida sobre el lugar donde Nicolás II de Rusia y su familia fueron asesinados. |
En 1981, la Iglesia Ortodoxa Rusa en el exilio canonizó a los integrantes de la familia Románov, una decisión refrendada en agosto de 2000 por el sínodo de la Ortodoxia Rusa. Desde 1998 sus restos reposan en la Catedral de San Pedro y San Pablo de San Petersburgo.
El entierro de los restos mortales de la familia real dio pie a debates en medios políticos y religiosos. Pese al examen pericial genético que corroboró la autenticidad de los restos reales descubiertos, tanto la Iglesia Ortodoxa Rusa como los poco numerosos monárquicos de Rusia se niegan a reconocer que en la Fortaleza de San Pedro y San Pablo fueron enterrados justamente Nicolás II y sus familiares.
Lápidas que marcan el entierro del zar Nicolás II y su familia en la capilla de Santa Catalina de la Catedral de San Pedro y San Pablo de San Petersburgo. |
A la luz de este hecho, la decisión tomada por los Jerarcas de la Iglesia Ortodoxa Rusa de canonizar a Nicolás II (Románov) parece algo contradictoria. Según las tradiciones de la Iglesia Ortodoxa Rusa, existen determinadas condiciones a las que deben responder los candidatos a la canonización. Por ejemplo, sus restos deben curar y del icono debe emanar crisma.
La Iglesia parece haber tenido sus razones para declarar santa a la familia imperial. Algunos piensan, por ejemplo, que la Iglesia Ortodoxa Rusa hace cierta concesión a la Iglesia Rusa en el extranjero que había canonizado a Nicolás II hace aproximadamente veinte años. Según afirma el clero, el Zar fue canonizado debido a su “resignación y docilidad frente al martirio”.
Según piensan los prelados, la decisión de canonizarlo debe traer paz a las almas de los habitantes de Rusia y reconciliarlos con el pasado del país. Pero no fue así: los sondeos de opinión muestran que la población se ha dividido más o menos en dos partes iguales, una mitad cree que Nicolás II merece ser canonizado, mientras que la otra mitad tiene una opinión distinta.
Los partidarios de la canonización piensan que Rusia es culpable ante el ungido por haber acogido con indiferencia su ejecución en 1918 y ahora debe expiar esta culpa. Los adversarios de la canonización dicen que el Emperador no era un santo. El Zar bebía y fumaba, asistía a funciones espiritistas, le gustaba cazar cornejas, todo lo cual dista de corresponder a la imagen de un santo.
Rehabilitación
El 1 de octubre de 2008 el Tribunal Supremo de Justicia de la Federación Rusa ha rehabilitado a Nicolás II y su familia, teniendo en cuenta a las víctimas de la represión política bolchevique, una decisión muy esperada por los descendientes de la familia imperial y la Iglesia Ortodoxa Rusa.
De acuerdo al veredicto pronunciado por el juez, el Tribunal Supremo calificó de infundada la represión y estableció la rehabilitación de Nicolás Románov (Nicolás II), Alejandra Fiódorovna (su esposa), Alexis, el príncipe heredero (zarévich) y sus hijas Olga, Tatiana, María y Anastasia.
Esta decisión responde favorablemente a una denuncia presentada en 2005 por el abogado de la Gran Duquesa María Vladímirovna, que afirma ser la heredera de Nicolás II. La familia expresó « alegría y satisfacción », dijo su portavoz, Iván Artsichevski, representante de otra rama de descendientes de los Románov. También acogió con beneplácito la decisión de reducir al mínimo su ámbito de aplicación: « El hecho de que el Estado ha reconocido su responsabilidad en este asesinato es un paso hacia un arrepentimiento general y la de rehabilitación de todas las víctimas inocentes de los bolcheviques».
Títulos, tratamientos y distinciones honoríficas
Títulos nobiliarios
- 18 de mayo de 1868 – 13 de marzo de 1881: Su Alteza Imperial el Gran Príncipe Nikolái Aleksándrovich de Rusia
- 13 de marzo de 1881 – 1 de noviembre 1894: Su Alteza Imperial el Zarévich de Rusia
- 1 de noviembre 1894 – 15 de marzo de 1917: Su Majestad Imperial el Emperador y Autócrata de Toda Rusia, Gran Duque de Finlandia y Rey de Polonia
- 15 de marzo de 1917 – 17 de julio de 1918: Señor Nikolái Aleksándrovich Románov
Condecoraciones rusas
- Gran Maestre de la Orden de San Andrés ( Imperio ruso).
- Gran Maestre de de la Orden de San Jorge ( Imperio ruso).
- Gran Maestre de la Orden del Águila Blanca ( Imperio ruso).
- Gran Maestre de la Orden de San Alejandro Nevski ( Imperio ruso).
- Gran Maestre de la Orden de Santa Ana ( Imperio ruso).
- Gran Maestre de la Orden de San Estanislao ( Imperio ruso).
- Gran Maestre de la Orden de San Vladimiro ( Imperio ruso).
Condecoraciones extranjeras
- Caballero gran cruz de la Orden del Santo Sepulcro de Jerusalén ( Santa Sede).
- Caballero gran cruz de la Orden de los Santos Mauricio y Lázaro ( Reino de Italia (1861-1946)).
- Caballero de la Suprema Orden de la Santísima Anunciación ( Reino de Italia (1861-1946)).
- Caballero gran cruz de la Orden de la Corona de Italia ( Reino de Italia (1861-1946)).
- Medalla de oro al valor militar ( Reino de Italia (1861-1946)).
- Caballero gran cruz de la Legión de Honor ( Francia).
- Caballero de la Orden del Toisón de Oro ( España).
- Caballero gran cruz de la Orden de Cristo ( Portugal).
- Caballero gran cruz de honor de la Real Orden Victoriana ( Reino Unido).
- Caballero de la Orden de la Jarretera ( Reino Unido).
- Caballero de la Orden del Baño ( Reino Unido).
- Caballero gran cruz de la Orden del León Neerlandés ( Países Bajos).
- Gran cordón de la Orden de Leopoldo ( Bélgica).
- Caballero de la Orden de la Águila Negra ( Reino de Prusia).
- Caballero de la Orden de San Huberto ( Reino de Baviera).
- Caballero gran cruz de la Orden de la Corona de Wurtemberg ( Reino de Wurtemberg).
- Caballero gran cruz de la Orden de la Corona Wéndica ( Gran Ducado de Mecklemburgo-Schwerin).
- Caballero gran cruz de la Orden de Luis ( Gran Ducado de Hesse).
- Caballero gran cruz de la Orden de la Fidelidad ( Gran Ducado de Baden).
- Caballero gran cruz de la Orden del Halcón Blanco ( Ducado de Sajonia-Weimar-Eisenach).
- Caballero gran cruz de la Orden al mérito de Pedro Federico Luis ( Ducado de Oldemburgo).
- Caballero de la Orden de los Serafines ( Suecia).
- Caballero de la Orden del Elefante ( Dinamarca).
- Caballero de la Orden de Dannebrog ( Dinamarca).
- Caballero gran cruz de la Orden de San Esteban de Hungría ( Imperio austrohúngaro).
- Caballero gran cruz de la Orden de la Estrella de Rumania ( Rumania).
- Caballero de la Orden de Carlos I ( Rumania).
- Caballero gran cruz de la Orden de San Sava ( Serbia).
- Caballero gran cruz de la Orden del Principe Danilo I ( Reino de Montenegro).
- Caballero gran cruz de la Orden de la Estrella de Karadjordje ( Serbia).
- Caballero de la Orden de los Santos Cirilo y Metodio ( Bulgaria).
- Caballero gran cruz de la Orden de San Alejandro ( Bulgaria).
- Caballero gran cruz de la Orden del Salvador ( Reino de Grecia).
- Caballero de I Clase de la Orden del Osmán ( Imperio otomano).
- Gran cordón de la Orden del Sol Naciente ( Japón).
- Gran cordón de la Orden de las Flores de Paulownia ( Japón).
- Gran collar de la Orden de la Cruz del Sur ( Brasil).
- Caballero de I Clase de la Orden del Sello de Salomón ( Imperio etíope).
- Caballero de la Orden de la Casa real de Chakri ( Tailandia).
Distinciones honoríficas
- Orden de San Jorge
- Orden de San Alejandro Nevski
- Orden de Santa Ana
- Orden del Águila Blanca
- Orden de la Jarretera
- Orden del Baño
- Orden del Toisón de Oro
- Suprema Orden de la Santísima Anunciación
- Orden de los Santos Mauricio y Lázaro
- Fuente:
Alejandra Fiódorovna Románova
Alejandra es recordada por ser la última zarina de Rusia como consecuencia de la Revolución de Octubre, además de ser una de los portadores reales más famosos de la hemofilia, y por su apoyo al control autocrático sobre el país. Su amistad con el místico ruso Grigori Rasputin también fue un factor importante en su vida.
Alejandra nació el 6 de junio de 1872 en el Neues Palais de Darmstadt como Su Alteza Gran Ducal la Princesa Victoria Alicia Elena Luisa Beatriz de Hesse y del Rin, un Gran Ducado que formaba parte del Imperio alemán. El Gran Ducado de Hesse era un territorio relativamente pequeño, con dificultades económicas permanentes y sin ninguna influencia política en el escenario europeo. Según un artículo publicado el 3 de julio 1862 en el Evening Star por el enlace de la princesa Alicia de Sajonia-Coburgo-Gotha con el príncipe Luis, el futuro gran duque Luis IV de Hesse-Darmstadt, Hesse-Darmstadt era “un país sencillo de carácter agrícola y ganadero”. Con una corte poco ostentosa, era un lugar hermoso, pero, aparte de algunas bodas reales importantes (la princesa Guillermina, hija del gran duque Luis IX, fue la primera esposa del futuro zar Pablo I de Rusia, o la princesa María, esposa del zar Alejandro II de Rusia), no tenía ninguna importancia histórica. Era el sexto hijo y cuarta hija de los siete hijos de Luis IV de Hesse-Darmstadt y Alicia del Reino Unido, la segunda hija de la reina Victoria.
Alix fue bautizada el 1 de julio 1872, fecha del 10º aniversario de bodas de sus padres, de acuerdo a los ritos de la Iglesia Luterana y le fueron dados los nombres de su madre y cada una de sus cuatro tías maternas, algunos de los cuales fueron transliterados al alemán. Sus padrinos fueron el príncipe y la princesa de Gales, el zarévich y la zarevna de Rusia, la princesa Beatriz del Reino Unido, la duquesa de Cambridge, y la landgravina de Hesse-Kassel. Su madre le dio el apodo de Sunny, una práctica más tarde recogida por su marido, mientras que sus parientes británicos le dieron el apodo de Alicky para distinguirla de su tía, la princesa de Gales, que era conocida dentro de la familia como Alix. Su hermano mayor, el príncipe Federico, murió en mayo de 1873 después de una caída cuando Alix no tenía ni un año de edad.
En noviembre de 1878, casi toda la familia enfermó de difteria, primero fue su hermana Victoria y días después todos los niños, así como el gran duque, se habían contagiado. Su hermana Isabel fue enviada a vivir fuera de palacio con su abuela paterna, libándose así del contagio. La princesa Alicia se encargó personalmente del cuidado de su familia. El 15 de noviembre falleció la menor de las niñas, María; cuando Alicia tuvo que informar a Ernesto Luis de la muerte de su hermana, en un impulso lo besó y lo abrazó con el deseo de animarlo. Días después, cuando la familia parecía haberse recuperado, la princesa Alicia enfermó gravemente y finalmente murió el 14 de diciembre, en el aniversario de la muerte de su padre, cuando Alix tenía sólo seis años de edad.
Para la pequeña Sunny fue un shock terrible, que cambiaría para siempre su relación con los demás. La niña alegre y equilibrada se transformó en una joven triste, tímida, desconcertada y constantemente a la defensiva.
Alix y sus hermanos crecieron cerca de sus primos británicos e iban a pasar las vacaciones con la reina Victoria. Junto con su hermana, la princesa Irene, fue en 1885 dama de honor en la boda de su madrina y tía materna, la princesa Beatriz del Reino Unido. También estuvo presente en las celebraciones del Jubileo de Oro de su abuela en 1887.
La princesa Alix de Hesse en 1881. |
Romance con el zarévich Nicolás Aleksándrovich
Alix se casó relativamente tarde según el punto de vista en esa época, principalmente por negarse a casarse con su primo, el príncipe Alberto Víctor, duque de Clarence y Avondale, hijo mayor del príncipe de Gales, alrededor de 1890, a pesar de la fuerte presión familiar. Se dice que la reina Victoria habría querido que sus dos nietos se casasen; solo porque era muy proclive a Alix, permitió a su nieta tomar su propio camino. La reina incluso llegó a decir que estaba orgullosa de Alix por enfrentarse a ella, algo que muchas personas, incluyendo a su propio hijo, no se atrevían a hacer.
El Zarévich Nicolás y la princesa Alix en 1894 |
En ese momento Alix ya había conocido y se había enamorado del zarévich Nicolás Aleksándrovich de Rusia, cuya madre, la emperatriz María Fiódorovna, era una hermana de la entonces princesa de Gales, y cuyo tío el Gran Duque Sergio Aleksándrovich, estaba casado con su hermana Isabel.
Alix y Nicolás están emparentados entre sí a través de varias líneas diferentes de la realeza europea y nobleza: el más notable era su bisabuela compartida la princesa Guillermina de Baden, madre del abuelo paterno de Alix, el príncipe Carlos de Hesse y el Rin, y la abuela paterna de Nicolás, la emperatriz María Aleksándrovna, por lo que son primos segundos a través de esta línea; y el rey Federico Guillermo II de Prusia, que era el tatara-tatara-abuelo de Alix y el tatara-tatara-tatara-abuelo de Nicolás, por lo que en esta línea son primos terceros.
Nicolás y Alix se habían reunido por primera vez en 1884 en la boda del tío Sergio con la hermana de Alix, Isabel, conocida como “Ella”, en San Petersburgo. Cuando Alix regresó a Rusia en 1889, se enamoraron. Nicolás escribió en su diario: “Es mi sueño algún día casarme con Alix H. Me gustaba desde hace mucho tiempo, pero más profundamente y con fuerza desde 1889 cuando ella pasó seis semanas en San Petersburgo. Durante mucho tiempo, he resistido. Mi sensación es que mi sueño más querido se hará realidad.” Alix también sentía lo mismo por Nicky, como ella siempre le llamó. En un principio, el padre de Nicolás, el zar Alejandro III, negó la posibilidad de tal matrimonio.
Alejandro III y su esposa María Fiódorovna, profundamente anti-alemanes, no tenían ninguna intención de permitir que el zarévich se saliera con la suya. Aunque la princesa Alix era su ahijada, se sabía que Alejandro III quería a alguien más importante como consorte de su hijo, alguien como la princesa Elena, hija del conde de París, pretendiente al trono de Francia. La posibilidad de casarse con Elena no le gustaba a Nicolás.
Él escribió en su diario: “Mamá hizo algunas alusiones a Hélène, hija del conde de París. Yo quiero ir en una dirección y es evidente que mamá me quiere hacer elegir el otro camino”.
Afortunadamente para Nicolás, Elena también resistió. Ella era católica romana y su padre se negó a permitir que ella se convirtiera en la ortodoxía rusa. Después de apelar al Papa, que se negó a considerar el matrimonio, el compromiso terminó. El zar, a pesar de sus sentimientos anti-alemanes, apeló entonces a Margarita de Prusia, hija de Federico III de Alemania, que era, como Alix, una nieta de la reina Victoria. Nicolás se negó rotundamente y dijo que se convertiría en monje antes que casarse con ella. Margarita afirmó en todo caso que ella tampoco estaba dispuesta a renunciar a su protestantismo para convertirse en ortodoxa rusa.
Alejandra con el uniforme de enfermera durante la Primera Guerra Mundial |
Mientras se encontró bien de salud, Alejandro III ignoró las demandas de su hijo. Sólo cedió cuando su salud comenzó a fallar en 1894. Alix estaba preocupada también por el requisito de que ella renunciara a su fe luterana y tuviera que convertirse en ortodoxa, pero fue persuadida y, finalmente, se convirtió en una ferviente conversa. Alejandro III y Maria Fiódorovna no eran los únicos que se oponen al enlace: la reina Victoria también se oponía, escribiendo a la hermana de Alix, Victoria, sobre sus sospechas, que eran correctas, de que Sergio e Isabel fuesen los principales alentadores del enlace. La oposición de la reina no se derivaba de sentimientos personales sobre el zarévich, quien personalmente le gusta, sino por sus dudas acerca de Rusia, incluyendo experiencias pasadas políticas, su aversión personal hacia el padre de Nicolás y los temores sobre la seguridad de su nieta que hacen que no quiera aceptar el enlace.
Santa Alejandra Portadora de la Pasión | ||
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Mártires reales (I.O.R. fuera de Rusia); Portadores de pasión reales (I.O.R.) |
Títulos, tratamientos y distinciones honoríficas
Títulos y tratamientos
- 6 de junio de 1872 — 30 de octubre de 1894: Su Alteza Gran Ducal la princesa Alix de Hesse y el Rin
- 30 de octubre de 1894 — 26 de noviembre de 1894: Su Alteza Imperial la Gran Duquesa Alejandra Fiódorovna de Rusia
- 26 de noviembre 1894 — 15 de marzo de 1917: Su Majestad Imperial la Emperatiz consorte de Todas las Rusias
- 15 de marzo de 1917 — 17 de julio de 1918: Doña Alejandra Fiódorovna Románova
Distinciones honorífica
- Distinciones honoríficas rusas
- Gran maestre de la Orden de Santa Catalina
- Dama de la Orden de San Andrés
- Dama de la Orden de San Alejandro Nevski.
- Dama de la Orden del Águila Blanca
- Dama gran cruz de la Orden de Santa Ana.
- Dama gran cruz de la Orden de San Estanislao.
Distinciones honoríficas extranjeras
- Dama de la Orden de las Damas Nobles de la Reina María Luisa, Reino de España
- Dama de la Real Orden de Victoria y Alberto, Reino Unido
- Dama de la Orden de Nishan-e-Haider, Imperio otomano
- Dama de la Orden de Carol I, Reino de Rumania
- Fuente:
Olga Nikoláyevna Románova
Durante la Primera Guerra Mundial sirvió como enfermera.
Al producirse la Revolución rusa fue recluida con sus padres y hermanos en el palacio Alejandro, en Tsárskoye Seló. En agosto de 1917 fue trasladada con ellos a Tobolsk (Siberia) y en la primavera de 1918 a Ekaterinburgo, donde se les recluyó en la casa Ipátiev. Allí fue asesinada por los bolcheviques en la madrugada del 17 de julio de 1918.
Los asesinatos fueron realizados por las fuerzas de la policía secreta bolchevique bajo Yákov Yurovski. Los hombres armados mataron inicialmente a Nicolás, la emperatriz y dos criados varones; la Gran Duquesa María, el doctor Botkin y Ana Demídova, la dama de compañía de la emperatriz, resultaron heridos y las Grandes Duquesas Olga, Tatiana y Anastasia resultaron ilesas.
El humo de las armas y el polvo de yeso se había vuelto tan denso que los hombres armados ya no podían ver a sus objetivos y salieron de la habitación por unos minutos para que la bruma aclarase, dejando a las víctimas en la sala. Cuando regresaron, el primero en morir fue el doctor Botkin, tras lo cual el zarévich Alexis fue sacrificado; un hombre intentó varias veces disparar o apuñalar al muchacho con una bayoneta, pero las condecoraciones cosidas en la ropa lo protegían. Luego de unos minutos otro hombre armado disparó dos tiros en la cabeza del muchacho. Después de esto se volvieron contra las grandes duquesas. Olga y Tatiana se agazaparon contra la pared posterior de la sala, cuando se acercaron, las hermanas intentaron levantarse, pero un pistolero disparó en la cabeza de Tatiana, matándola al instante. El otro pistolero empujó de nuevo al piso con el pie a Olga y disparó un tiro, que entró en la mandíbula y atravesó su cerebro. Al igual que Tatiana, murió al instante.
Santa Olga Nikoláyevna Románova | ||
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Mártires reales (I.O.R. fuera de Rusia); Portadores de pasión reales (I.O.R.) |
Distinciones honoríficas
- Dama Gran Cruz de la Orden de Santa Catalina.
- Dama de la Real de la Orden de Victoria y Alberto, Reino Unido.
Tatiana Nikoláyevna de Rusia
Tatiana fue descrita como alta y delgada, con pelo castaño oscuro, y ojos entre azul oscuro y grises, fina, con rasgos bien definidos, y un refinado porte elegante acorde con la hija de un emperador. Fue considerada la más bella de las cuatro grandes duquesas por muchos cortesanos. De todas sus hermanas, Tatiana era la que más se asemejaba a su madre.
El título de Tatiana es con más precisión traducido como “Gran Princesa”, lo que significa que Tatiana, como “Alteza imperial” era de más alto rango que otras princesas de Europa que solo eran “altezas reales”. “Gran Duquesa” se convirtió en la traducción más ampliamente utilizada en inglés y español de este título ruso. Sin embargo, sus amigos, la familia y la servidumbre doméstica, en general, la llamaba por su nombre y patronímico, Tatiana Nikoláyevna o por los apodos Rusos “Tania”, “Tatia”, “Tatiánochka”, o “Taniushka”.
Santa Tatiana Nikoláyevna Románova | ||
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Distinciones honoríficas
María Nikolàyevna Románova
Durante su vida, María, por ser demasiado joven para convertirse en enfermera de Cruz Roja como su madre y dos hermanas mayores durante Primera Guerra Mundial, fue patrona de numerosos hospitales junto con su hermana menor, la Gran Duquesa Anastasia, y ambas solían visitar a los soldados heridos. La coqueta María tuvo algunos enamoramientos inocentes hacia ciertos hombres jóvenes que conoció, comenzando en la primera infancia. Ella esperaba casarse y formar una familia grande.
Durante el siglo XX, después de su muerte, María no escapó a los diversos rumores que parecían asegurar la supervivencia de uno o más miembros de la familia imperial. Sin embargo, más tarde se comprobó que ni ella ni Anastasia sobrevivieron. En la década de 1990, se sugirió que María podría haber sido la gran duquesa cuyos restos faltaban de la tumba Románov descubierta cerca de Ekaterimburgo, Rusia y que fueron exhumados en 1991. Sin embargo, otros restos fueron descubiertos en 2007, y el análisis de ADN posteriormente demostró que toda la familia imperial había sido asesinada en 1918.
Joven de buen carácter, vivaz y coqueta, era considerada la segunda más bella de las hijas del zar (en primer lugar encontrándose Tatiana). Poseía unos expresivos ojos azules, tan grandes que en la familia eran conocidos como “los platillos de María”. Vivía en una de las 100 habitaciones del palacio de Alejandro de Tsárskoye Seló, 20 km al sur de San Petersburgo, con su hermana la Gran Duquesa Anastasia, formando lo que en palacio se conocía como “la pequeña pareja”. Junto a sus hermanas y hermano, el zarévich Alekséi que sufría hemofilia, formaron una unión OTMAA (siglas que responden a la inicial de cada uno de sus nombres). Con estas siglas firmaban cartas y hacían regalos.
Su tutor francés Pierre Gilliard dijo que Maria era alta y bien estructurada con mejillas sonrosadas. Tatiana Bótkina decía que la expresión de los ojos de María era “suave y gentil”. Durante su infancia su apariencia física era comparada con la de los ángeles de Botticelli. El Gran Duque Vladímir Aleksándrovich de Rusia la llamaba la “bebé amigable” por su naturaleza buena. A diferencia de sus dos hermanas mayores, las Grandes Duquesas Olga y Tatiana, no se alistó como enfermera de la Cruz Roja durante la I Guerra Mundial, pero se encargaba de visitar a los soldados heridos que eran atendidos en los palacios en compañía de su hermana.
Santa María Nikoláyevna Románova | ||
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Distinciones honoríficas
Anastasia Nikoláyevna de Rusia
Anastasia fue la hermana menor de la gran duquesa Olga, la gran duquesa Tatiana y la gran duquesa María, y la hermana mayor de Alekséi Nikoláyevich Románov, zarévich de Rusia. Fue ejecutada junto al resto de su familia en Ekaterimburgo, el 17 de julio de 1918 por un grupo bolchevique. La leyenda de que Anastasia había sobrevivido a la Revolución Rusa estuvo vigente durante todo el siglo XX y muchas impostoras afirmaron ser la gran duquesa. La más famosa de ellas fue Anna Anderson, pero a pesar del apoyo que le prestaron muchas personas que habían conocido a Anastasia, las pruebas de ADN de Anderson en su pañuelo y pelo revelaron que no tenía ningún parentesco con la gran duquesa.
Anastasia en 1904 |
Anastasia Nikoláyevna nació el 5 de junio de 1901 en el palacio de Peterhof, Rusia, según el calendario juliano, vigente en ese país hasta 1918. Según el calendario gregoriano era el 18 de junio.
Cuando Anastasia nació, sus padres y el resto de su familia se sintieron decepcionados por haber tenido una cuarta hija (tras Olga, Tatiana y María). Su padre, el zar Nicolás II, no fue inmediatamente a ver a su nueva hija, ya que decidió dar un largo paseo para asimilar el hecho de que no había tenido un heredero varón. La recién nacida recibiría el nombre de Anastasia, un nombre cristiano muy usado por los ortodoxos que significa “resurrección”. Algunos estudios afirman que dicho nombre aludía a la liberación (desaparición de una situación de dependencia, limitación) concedida por su padre, el zar, a un grupo de estudiantes que habían provocado disturbios en San Petersburgo y Moscú el invierno anterior, en honor de su nacimiento. El título que ostentaba, siguiendo una traducción literal, sería el de Gran Princesa, aludiendo a que Anastasia, como Alteza Imperial, tenía mayor rango que las otras princesas europeas, que sólo eran Altezas Reales. Gran duquesa es la forma más ampliamente usada en español y otros idiomas a la hora de traducir el rango de las hijas de Nicolás II de Rusia.
Las hijas del zar fueron criadas de la manera más austera posible. Dormían en duros catres plegables sin almohadas, excepto cuando estaban enfermas. Tomaban duchas frías por la mañana y se esperaba de ellas que mantuvieran sus cuartos ordenados y limpios y se dedicaran a la costura para después vender las piezas en varios actos de caridad, siempre y cuando no estuvieran ocupadas en otras tareas.
La mayoría de los habitantes de la casa, incluyendo a los criados, llamaban normalmente a la gran duquesa por su primer nombre y el patronímico, Anastasia Nikoláyevna, y no usaban el título de “Su Alteza Imperial”. A menudo se la llamaba usando la versión francesa de su nombre, “Anastasie”, o por los apodos rusos “Nastia”, “Nastás”, o “Násteñka”. Otros apodos eran “Málenkaya”, que significaba “la más joven”, o “shvíbzik”, la palabra rusa para “duende ” o “diablillo”.
Anastasia (la última a la derecha) junto a Olga, Tatiana y María, 1906. |
Haciendo honor a sus apodos, la joven Anastasia creció como una niña vivaz y llena de energía. Fue descrita como de corta estatura y algo rechoncha, con ojos azules, y de pelo rojizo tirando a rubio.
Margaret Eagar, la institutriz de las cuatro grandes duquesas, comentó que la joven Anastasia era «la criatura más encantadora que había conocido». Muy a menudo descrita como una muchacha brillante y de gran talento, no sabía asimilar las restricciones de las horas de estudio, según sus tutores Pierre Gilliard y Sydney Gibbes. Gibbes, Gilliard y las damas de honor Lili Dehn y Anna Výrubova la describieron como una niña muy animada, traviesa y como una actriz de gran talento. Sus comentarios, ingeniosos y agudos, herían a menudo sensibilidades.
Existen muchos testimonios sobre el comportamiento de la joven Anastasia que bordeaba, ocasionalmente, lo inaceptable para las costumbres contemporáneas. Según Gleb Botkin, hijo del médico de la corte Yevgueny Botkin, asesinado junto a la familia imperial en Ekaterimburgo, Anastasia «era la gran responsable de la mayoría de travesuras y hechos punibles de la familia ya que en ese aspecto era un auténtico genio». Siempre intentaba engañar a los criados o bromear con sus tutores, como subirse a lo alto de un árbol y negarse a bajar, desvelando un comportamiento típicamente infantil. O golpear con una gran bola de nieve a su hermana Tatiana con la suficiente fuerza como para dejarla tendida en el suelo.
Una prima lejana, la princesa Nina Gueórguiyevna, repetía que Anastasia «era tan horrible y repugnante como el mismo diablo» y que le gustaba engañar, golpear y arañar a sus compañeros de juegos; se sentía insultada por el hecho de que Nina era más alta que ella a pesar de ser más joven. Se preocupaba menos que sus hermanas por su aspecto y apariencia.
Hallie Erminie Rives, una escritora estadounidense, esposa de un diplomático, explicaba como veía a una joven Anastasia, de solo diez años de edad, comiendo bombones de chocolate sin preocuparse en quitarse antes sus largos y blancos guantes de ópera, en la Casa de la Ópera de San Petersburgo.
Un general empuja un carrito con Anastasia, que hace muecas a la cámara, y su hermana María. Cortesía: Beinecke Library. |
Anastasia y su hermana mayor, María, eran conocidas en la familia como “La pequeña pareja”. Las dos muchachas compartieron habitación, a menudo llevaban variaciones del mismo vestido y pasaban la mayor parte del tiempo juntas. Las dos hermanas mayores, Olga y Tatiana, también compartían habitación y eran llamadas “La pareja mayor”. Las cuatro hermanas solían firmar sus cartas con el acrónimo OTMA, resultado de las iniciales de sus nombres de pila.
A pesar de su vitalidad, Anastasia no gozaba de buena salud. Padecía el mal llamado hallux valgus (juanetes), que afectaba a los dos dedos gordos del pie. También tenía un músculo poco cargado en la espalda que le obligaba a recibir un masaje dos veces a la semana. Su resistencia a los masajes era tal que se escondía bajo armarios o camas para no recibirlos.
La gran duquesa Olga Aleksándrovna Románova, tía paterna de Anastasia, reveló en una entrevista tardía que la hermana mayor de Anastasia, María, sufrió una hemorragia en 1914 mientras era operada de amígdalas. La propia madre, la zarina Alejandra, tuvo que ordenar a un acobardado médico que continuara con la operación. Olga Aleksándrovna pensaba que las cuatro niñas sangraban más de lo normal y creía que eran portadoras del gen de la hemofilia, transmitido por su madre.
Los portadores del gen estaban expuestos a los riesgos de sufrir una fuerte hemorragia. Anastasia, como el resto de su familia, adoraba y se preocupaba de su largamente esperado hermano el zarévich de Rusia Alexis, también llamado “Bebé”, que sufría frecuentes ataques de hemofilia que estuvieron cerca de matarlo varias veces.
La gran duquesa María (izquierda) y la gran duquesa Anastasia junto a soldados heridos, 1915. |
Rumores de supervivencia
Aquí empieza la leyenda de la posible supervivencia y posterior fuga de Anastasia. Anna Anderson, la más famosa pretendiente a ser la gran duquesa, afirmaba que se había hecho pasar por muerta entre los cuerpos de su familia y los criados, y que pudo escapar gracias a la ayuda de un guardia compasivo que la rescató al ver que aún estaba viva. Anderson fue una de las al menos diez mujeres que afirmaban ser Anastasia. Algunas menos conocidas fueron Nadezhda Ivánovna Vasílieva y Eugenia Smith. Dos jóvenes que afirmaban ser Anastasia y su hermana María fueron encontradas por un sacerdote de los Montes Urales, donde vivieron como monjas hasta su muerte en 1964. Fueron enterradas bajo los nombres de Anastasia y María Nikoláyevna.
Estos rumores de supervivencia fueron avivados por varios informes contemporáneos que hablaban de registros en trenes y casas, por parte de soldados y la policía secreta bolchevique, en busca de “Anastasia Románova”. Durante su breve encarcelamiento en Perm en 1918, la princesa Helena Petrovna, mujer de un primo lejano de Anastasia, el Príncipe Ioán Konstantínovich de Rusia, explicó que un guardia trajo a su celda a una muchacha llamada Anastasia Románova y le preguntó si aquella muchacha era la hija del zar. Ante la negativa de Yelena Petrovna, el guardia se la volvió a llevar.
Hubo más testigos que afirmaron haber visto en Perm a Anastasia, a su madre y a sus hermanas después del asesinato, aunque actualmente se considera que no es más que un rumor sin ninguna evidencia palpable. Un informe que reviste más credibilidad por parte de algunos historiadores, asegura que ocho testigos vieron cómo guardias armados capturaban a una joven que intentaba huir del andén 37 de una estación de ferrocarril al noroeste de Perm, en septiembre de 1918. Los citados testigos fueron Maxim Grigóriev, Tatiana Sítnikova y su hijo Fiódor Sítnikov, Iván Kuklín y Matriona Kukliná, Vasili Riábov, Ustinia Baránkina, y el doctor Pável Utkin, un médico que trató a la muchacha después del incidente. Algunos de estos testigos identificaron a la muchacha como Anastasia cuando les fueron mostradas fotos de la gran duquesa por detectives del Ejército Blanco. El doctor Utkin también explicó a los detectives del Ejército Blanco que la muchacha herida, a la que trató en la oficina de la Cheka en Perm, le dijo: «Soy la hija del soberano, Anastasia». Utkin consiguió una receta de una farmacia para un paciente llamado «N», custodiado por la policía secreta. Más tarde, detectives del Ejército Blanco encontrarían registros de esa receta. Durante ese mismo periodo, mediados de 1918, numerosos jóvenes fingieron ser miembros de la familia Románov que habrían escapado a las matanzas. Borís Solósiev, marido de una de las hijas de Rasputín, María, estafó a importantes familias rusas al pedirles dinero para que un falso Románov pudiera huir a China. Solósiev también encontró a numerosas jóvenes dispuestas a hacerse pasar por alguna de las grandes duquesas para beneficiarse de las familias que había estafado.
Sin embargo, algunas teorías apuntan a que hubo posibilidad de que uno o más guardias pudieran ayudar a algún superviviente. Yákov Yurovski había ordenado a los guardias que se presentaran en su oficina para devolver los objetos robados tras la ejecución. Se apunta a que durante un largo espacio de tiempo los cuerpos permanecieron sin vigilancia en el camión que los transportaría, en el sótano o en los pasillos de la casa. También se apunta a que varios soldados, que no habían participado en la matanza y que habían mostrado cierta empatía hacia las grandes duquesas, pudieron estar en el sótano con los cuerpos.
Durante una sesión del juicio celebrado en Alemania, entre 1964 y 1967, para probar la verdadera identidad de Anna Anderson, el sastre vienés Heinrich Kleibenzetl, que vivía y trabajaba frente a la casa Ipátiev, declaró que pudo ver a una malherida Anastasia inmediatamente después de la masacre de Ekaterimburgo, el 17 de julio de 1918. La joven estaba siendo atendida por su casera, Anna Boudin, en una casa situada justo frente a la Casa Ipátiev. Según recogió Peter Kurth, en su libro Anastasia: El misterio de Anna (Anderson), Kleibenzetl declaró haber oído disparos que provenían de la Casa Ipátiev y una de las chicas que gritaba «Mamá», y huyó corriendo de allí. Estuvo una hora y media caminando por el pueblo y al regresar vio cómo su casera llenaba un cubo con agua: «No entres en tu habitación» le dijo, para después decirle «Dios mío, en ti puedo confiar. Es Anastasia, la gran duquesa, está en tu habitación. Está herida. Estoy intentando que beba un poco de té».
Kleibenzetl le dijo que le ayudaría y subió las escaleras hasta su habitación: «La parte inferior de su cuerpo estaba cubierta de sangre, tenía los ojos cerrados y estaba pálida como una hoja», declaró. «Le lavamos la barbilla, Frau Ánushka y yo, y la muchacha gimió. Debía tener los huesos rotos. Y entonces abrió los ojos durante un minuto.» La muchacha permaneció en la casa durante tres días, hasta que el mismo Guardia Rojo que la había traído se la volvió a llevar. Kleibenzetl nunca más volvió a saber de ella.
Kleibenzetl solía llevar ropa a la casa Ipátiev y había visto a las grandes duquesas allí, aunque nunca habló con ellas. En su declaración recalcó que la muchacha herida era «una de las mujeres» que había visto paseando por el patio de la casa Ipátiev, pero que no reconoció si era Anastasia u otra persona.
También llegaron noticias desde Bulgaria de la posible supervivencia de Anastasia y de su hermano pequeño Alexis. En 1953 Peter Zamiatkin, presunto miembro de la guardia de la familia imperial rusa, le explicó a un chico de 16 años, que convalecía en el hospital con él, que llevó a Anastasia y a su hermano Alexis a su pueblo natal, cerca de Odesa, siguiendo las órdenes del zar. Después del asesinato del resto de su familia, Zamiatkin habría llevado a los niños en barco desde Odesa hasta Alejandría. Los supuestos “Anastasia” y “Alexis” habrían vivido bajo nombres falsos en la ciudad búlgara de Gabarevo, cerca de Kazanlak. La Anastasia búlgara se hacía llamar Eleonora Albértovna Kruger y murió en 1954.
Anna Anderson
La posible supervivencia de Anastasia es una de las grandes leyendas del siglo XX. En 1922 los rumores sobre que una de las grandes duquesas o, incluso, toda la familia habían sobrevivido propició la aparición en Alemania de una mujer que se hacía llamar Anna Anderson. Fue encontrada a punto de suicidarse en el puente del río Spree en Berlín (Alemania), dos años después de la masacre. Fue internada sin identificar en una institución para enfermos mentales, donde dos años después aseguró ser la gran duquesa Anastasia, que había sido declarada muerta en Ekaterimburgo. Siempre hubo confusión en cuanto a la verdadera identidad de Anna Anderson debido a los supuestos conocimientos que tenía sobre Anastasia que, según se decía, solo la verdadera gran duquesa podía conocer. Algunos familiares de los Románov declararon que probablemente Anna era la gran duquesa, pero otros nunca estuvieron convencidos. Pero Anna Anderson fue la que creó el mito y convirtió la leyenda de Anastasia en famosa. La batalla por conocer su verdadera identidad se convirtió en el juicio más largo de la historia de Alemania, ya que se inició en 1938 y fue oficialmente cerrado en 1970. El veredicto final estableció que Anna Anderson no pudo aportar suficientes pruebas para demostrar que era la gran duquesa. Pero también se estableció que la muerte de Anastasia no se podía confirmar como hecho probado.
Anna Anderson moriría de neumonía en 1984, siendo su cuerpo incinerado. En 1994, usando muestras de un pañuelo suyo encontrado en el hospital, junto con la sangre de Felipe de Mountbatten, príncipe de Edimburgo (quien sería su pariente lejano), se le hicieron unas pruebas de ADN. Según el doctor Gil: «Si aceptamos que estos restos son de Anna Anderson, entonces Anna Anderson no está emparentada con el zar Nicolás II ni la zarina Alejandra». Al compararlo con familias de una lista de desaparecidos en 1918 y 1920 se descubrió que su auténtica identidad era Franziska Schanzkowska, nacida en Pomerania (Polonia) el 16 de diciembre de 1896 y desaparecida en marzo de 1920 cuando perdió la memoria trabajando en una fábrica de Berlín. Al encontrarla cerca de un puente de aquella ciudad, asumió los relatos de Anastasia que su marido le había contado como si fuera de su propia vida. Explicaba que el soldado que la rescató y después se había casado con ella era el soldado Tschaikovsky (ruso-polaco), que habría estado presente en la matanza de los Románov en 1918.
Sin embargo, nuevas pruebas forenses realizadas en 1994, comparando la cara y las orejas de Anastasia y Anderson, siguiendo un procedimiento de identificación concluyeron que Anna Anderson era la gran duquesa Anastasia. Estas pruebas aparecieron en un documental de la televisión británica.
Tras el hallazgo de los restos del zarévich y de la otra hija en 2007, pruebas del ADN mitocondrial de una muestra de tejido de Anna Anderson, recogida durante un procedimiento médico en 1979 y que se guarda en el hospital Martha Jefferson de Charlottesville (Virginia), se comparó con el de los Románov y sus familiares, no coincidiendo ni con la del duque de Edimburgo ni con los huesos, lo que confirma que Anderson no era Anastasia. Las muestras de ADN coinciden con Carl Maucher, sobrino de Franziska Schanzkowska, lo que indica que Maucher y Anderson estaban relacionados por línea materna y que Anderson era probablemente Schanzkowska. Posteriores pruebas realizadas a unos cabellos de Anderson guardados en un libro por su marido, Jack Manahan, han arrojado los mismos resultados.
Gran duquesa santa Anastasia Nikoláyevna Románova | ||
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Influencias culturales
La posible supervivencia de Anastasia ha sido llevada en numerosas ocasiones al cine y la televisión. La producción más temprana, realizada en 1928, fue Clothes Make the Woman. Cuenta la historia de una mujer que intenta conseguir el papel de Anastasia en una película y acaba siendo reconocida por el soldado ruso que originalmente la rescató de unos hombres que iban a matarla.
La más famosa producción es, probablemente, la muy idealizada Anastasia, de 1956, protagonizada por Ingrid Bergman como Anna Anderson, Yul Brynner como General Bounine (personaje ficticio) y Helen Hayes como la Emperatriz María Fiódorovna Románova, abuela paterna de Anastasia. La película cuenta la historia de una joven que aparece en París en 1928 y es secuestrada por emigrantes rusos, que pretenden que se haga pasar por Anastasia para engañar a la Emperatriz María Fiódorovna, su abuela, y obtener una gran recompensa. Con el tiempo se acentúan las sospechas de que la tal Madame A. Anderson es en realidad la gran duquesa. Esta película inspiró el musical de 1965, Anya.
En 1986, la cadena de televisión NBC, retransmitió una miniserie vagamente inspirada en el libro de Peter Kurth Anastasia: El enigma de Anna Anderson (1983). La película Anastasia: El misterio de Anna fue una serie de dos capítulos que empieza con la joven Anastasia Nikoláyevna y su familia siendo trasladados a Ekaterimburgo, donde serían ejecutados por soldados bolcheviques. La historia continúa en 1923 y, tomándose muchas libertades, la ficción se posiciona a favor de la mujer llamada Anna Anderson. Amy Irving interpretó el papel de Anderson adulta.
En 1997 aparece Anastasia, un musical animado que adapta la historia de la huida de Anastasia de Rusia y su propia búsqueda de identidad. La película se toma más libertades creativas que la versión del mismo nombre de 1956.
En La profecía Románov, novela escrita por Steve Berry en 2004, unos heridos Anastasia y Alexis son rescatados por los guardias y llevados a Estados Unidos, donde viven bajo nombres ficticios con una familia de abogados pagados por Félix Yusúpov. En la novela, ambos caen enfermos y mueren en la década de los 20, pero no antes de que Alexis se case y tenga un hijo.
Distinciones honoríficas
- Dama Gran Cruz de la Orden de Santa Catalina.
Alekséi Nikoláyevich Románov
Alekséi (también conocido como Alejo por la castellanización de su nombre) nació el 12 de agosto de 1904 en el Palacio de Peterhof. Su esperado nacimiento alegró profundamente a sus padres, quienes anhelaban la llegada de un heredero al trono imperial. Sus hermanas fueron las grandes duquesas Gran Duquesa Olga, Gran Duquesa Tatiana, Gran Duquesa María y Gran Duquesa Anastasia.
Días después de nacer, el 3 de septiembre de 1904, fue bautizado en la capilla de Peterhof. Sus principales padrinos fueron su abuela, la emperatriz viuda María Fiódorovna; su tío abuelo, el gran duque Alejo Alexándrovich; su hermana Olga; Cristián IX de Dinamarca; Eduardo VII del Reino Unido; y Guillermo II de Alemania. Además, ya que Rusia se encontraba en guerra con el Japón, todos los soldados del ejército y armada rusa fueron nombrados padrinos honorarios. La condesa Sophie Buxhoeveden narró sobre la ceremonia:
El bebé yacía sobre una almohada brocada en oro, colgado en los hombros de la Princesa por una amplia banda de oro. Estaba cubierto con el pesado manto de brocado de oro, forrado en armiño, usado por el heredero de la corona. El manto era sostenido por un lado por el príncipe Aleksandr Serguéievich Dolgorúkov, gran mariscal de la Corte, y por el otro por el conde [Paul] Benckendorff, nombrado por costumbre y sabia precaución. El bebé lloró en voz alta, como lo haría cualquier bebé normal, cuando el viejo Padre Yánishev lo sumergió en la fuente. Sus cuatro hermanas pequeñas, con vestidos cortos de Corte, contemplaban con los ojos abiertos la ceremonia, Olga Nikoláievna, entonces de nueve años, estaba en la importante posición de una de las madrinas. Según la costumbre rusa, el Emperador y la Emperatriz no estuvieron presentes en el bautismo, pero inmediatamente después de la ceremonia, el emperador fue a la iglesia. Tanto él como la emperatriz siempre confesaron sentirse muy nerviosos en estas ocasiones, por temor a que la princesa cayera, o que el padre Yánishev, que era muy viejo, podría dejar al bebé en el fondo.
Fue bisnieto por línea materna de la Reina Victoria. Aún existen especulaciones sobre si el zarévich sufría de hemofilia o de porfiria, una enfermedad heredada de Jorge III que provoca un desorden en la sangre (anemia hemolítica, hemorrágica) similar a la hemofilia, aunque las evidencias de otros descendientes de la Reina Victoria afectados, han conducido a pensar que la hemofilia fue la enfermedad que padeció, y que propició algunos cambios en la historia europea, dado que su madre intentó aliviar sus padecimientos mediante consultas a Rasputín, que se convirtió en el principal curandero del zarévich, y que hizo valer esta situación para sus posteriores influencias.
A causa de esta enfermedad, cada vez que tenía un accidente o un golpe, el acontecimiento se convertía en un calvario para sus padres.
Alekséi Nikoláyevich en 1916 |
San Alekséi Nikoláyevich Románov | ||
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Fue heredero al trono desde su nacimiento hasta 1917. En marzo de ese año, al producirse la Revolución rusa, su padre abdicó en su favor, pero enseguida se retractó y renunció en favor de su hermano Miguel IV de Rusia, ya que a Alekséi no se le daban más de seis años de vida debido a su enfermedad. En agosto de 1917, fue exiliado con sus padres y hermanas a Tobolsk, Siberia, y en la primavera del año siguiente a Ekaterinburgo. Todos fueron asesinados por los bolcheviques en la madrugada del 17 de julio de 1918 en la Casa Ipátiev. El joven se encontraba en las rodillas del zar cuando éste fue ejecutado, y tras ser descubierto con vida, fue rematado de un disparo en la cabeza por el ejecutor de su padre, Yákov Yurovski.
El Zar y Alekséi cortando leña en Tobolsk, durante su cautiverio (1918). |
Iba a cumplir los catorce años el 12 de agosto y murió el 17 de julio. En el momento de la ejecución, el zarévich se hallaba inválido a causa de un grave accidente en su rodilla derecha, el cual le hizo pasarse varios días en cama.
Condecoraciones
En su condición de zarévich y a pesar de su corta vida, Alekséi recibió diversas condecoraciones, otorgadas por varios gobiernos extranjeros, que siguen en su forma de representación gráfica debajo de estas líneas. Las condecoraciones rusas se disponen por orden de prelación dentro dela jerarquía de las mismas en el Imperio. Nótese que con la concesión de la Orden de San Andrés, la más alta del Imperio, se concedían a la vez las Órdenes de San Alejandro Nevski, del Águila Blanca, de Santa Ana y de San Estanislao.
Órdenes Rusas
- Caballero de la Orden de San Andrés.
- Caballero de la Orden de San Alejandro Nevski.
- Caballero de la Orden del Águila Blanca.
- Caballero de primera clase de la Orden de Santa Ana
- Caballero de primera clase de la Orden de San Estanislao.
- Medallas Rusas
- Medalla de San Jorge “al Valor” de cuarta clase
- Medalla conmemorativa de los 200 años de la Guerra Patriótica de 1812 (1912)
- Medalla conmemorativa de los 300 años de la Dinastía Romanov (1913)
- Medalla conmemorativa de los 200 años de la Batalla de Gangut (1914)
Extranjeras
- Caballero de la Suprema Orden de la Santísima Anunciación, Reino de Italia.
- Caballero gran cruz de la Orden de los Santos Mauricio y Lázaro, Reino de Italia.
- Caballero gran cruz de la Orden de la Corona de Italia, Reino de Italia.
- Caballero de la Orden de los Serafines, Reino de Suecia.
- Caballero gran cruz de la Legión de Honor, República Francesa.
La tumba de los Románov
En 1991 los restos de los que se cree que es la familia imperial fueron exhumados de una fosa común, situada en un bosque cercano a Ekaterimburgo. La fosa había sido descubierta una década antes, en 1979, pero las autoridades comunistas, que aún gobernaban Rusia, la habían mantenido oculta. Una vez abierta la tumba los excavadores descubrieron que en vez de los once cuerpos que pretendían exhumar (pertenecientes al zar Nicolás II, la zarina Alejandra, Alexis, las cuatro grandes duquesas Olga, Tatiana, María y Anastasia, el doctor de la familia Yevgueni Botkin, su criado Alekséi Trupp, su cocinero Iván Jaritónov, y la criada de Alejandra, Ana Demídova) solo había restos de nueve personas. Faltaban los cadáveres de Alexis y, según el experto forense William Maples, de Anastasia. Sin embargo, los científicos rusos afirmaron que el cuerpo que faltaba era el de la gran duquesa María Nikoláyevna de Rusia. Los rusos identificaron a Anastasia usando un programa informático para comparar fotos de la joven Anastasia con los cráneos de las víctimas de la fosa. Estimaron la altura y la anchura de los cráneos allí donde faltaban huesos.
Los estadounidenses pensaban que el cuerpo perdido era el de Anastasia ya que ninguno de los cadáveres femeninos de la fosa presentaba signos de inmadurez, como clavícula o vértebras no del todo desarrolladas o la ausencia de muelas del juicio, algo que habrían esperado encontrar en un cadáver de 17 años de edad. En 1998, cuando los restos de la familia imperial fueron finalmente enterrados, un cuerpo de aproximadamente 1,69 metros fue enterrado bajo el nombre de Anastasia. Fotografías de Anastasia y sus hermanas, tomadas hasta seis meses antes de su asesinato, muestran que Anastasia era bastantes centímetros más baja que ellas. La madre de Anastasia comentó en una carta, fechada el 15 de diciembre de 1917, siete meses antes de la matanza, la corta estatura de su hija de 16 años: «Anastasia, para su desesperación, está ahora muy gorda, como antes María. Tiene mucha grasa alrededor de la cintura y las piernas muy cortas. Espero que crezca pronto». Los estadounidenses consideraron como muy improbable que la adolescente hubiera crecido tanto en tan pocos meses, ya que su altura real debía rondar los 1,57 metros.
Los análisis de ADN demostraron que los restos pertenecían a la familia imperial y sus criados, pero el destino de los dos niños desaparecidos seguía siendo un misterio. Algunos historiadores teorizan sobre lo descrito en el Informe Yurovski, donde se afirma que dos de los cuerpos fueron desenterrados de la tumba principal e incinerados en un área desconocida. La razón para actuar así se debió a que si el Ejército Blanco encontraba los cuerpos, tuvieran dudas sobre si eran los restos de la familia real al tener un número inferior de cadáveres. Pero algunos historiadores creen que la total cremación de dos cuerpos en tan poco tiempo y con los medios de que disponían Yurovski y sus hombres era totalmente imposible. Numerosas indagaciones en el mismo terreno en los años siguientes, para encontrar el lugar de la presunta cremación de los dos niños Románov, fueron infructuosas.
El 23 de agosto de 2007 un arqueólogo ruso anunció el descubrimiento de dos esqueletos parciales quemados en los restos de una hoguera cercana a Ekaterimburgo, muy parecida al lugar descrito por Yurovski en sus memorias. Los arqueólogos dicen que los cuerpos pertenecen a un niño de entre 10 y 13 años en el momento de su fallecimiento y a una adolescente de entre 16 y 23 años. Anastasia tenía 17 años y un mes cuando fue asesinada, mientras que su hermana María tenía 19 años y un mes, y a su hermano Alexis le faltaba un mes para cumplir los 14 años. Las hermanas mayores de Anastasia, Olga y Tatiana, tenían 22 y 21 años cuando murieron. Junto a los cuerpos se encontraron «cascos de botellas de ácido sulfúrico, clavos, restos de una caja de madera y balas de varios calibres». Los huesos se encontraron usando detectores de metales. Después de hacer pruebas de los dos esqueletos encontrados se determinó que pertenecían a Anastasia y a su hermano.
El 17 de julio de 1998, los restos del zar Nicolás II, su esposa, tres de sus cinco hijos y cuatro de sus ayudantes se pusieron a descansar después de un funeral ruso-ortodoxa.
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Expertos forenses exhumaron el miércoles los restos de la familia real enterrados en la catedral de Pedro y Pablo en San Petersburgo para determinar, con nuevas pruebas genéticas, si realmente pertenecen a Nicolas II, la emperatriz Alexandra Fiódorovna y las princesas Olga, Tatiana y Anastasia. Tanto los descendientes de la casa Románov como la Iglesia Ortodoxa rusa siempre han dudado de la veracidad de la versión oficial.
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