viernes, 9 de octubre de 2020

Louis Pasteur



Louis Pasteur DoleFrancia el 27 de diciembre de 1822Marnes-la-CoquetteFrancia el 28 de septiembre de 1895) fue un químicofísico​, matemático​ y bacteriólogo francés, cuyos descubrimientos tuvieron una enorme importancia en diversos campos de las ciencias naturales, sobre todo en la química y microbiología

A él se debe la técnica conocida como pasteurización (eliminar parte o todos los gérmenes de un producto elevando su temperatura durante un corto tiempo) que permitió desarrollar la esterilización por autoclave. A través de experimentos, refutó definitivamente la teoría de la generación espontánea y desarrolló la teoría germinal de las enfermedades infecciosas. Por sus trabajos, se le considera el pionero de la microbiología moderna, con lo que inició la llamada «Edad de Oro de la Microbiología»

Hijo de Jean-Joseph Pasteur y Jeanne-Étiennette Roqui, Louis Pasteur nació el 27 de diciembre de 1822 en Dôle,​ localidad del Franco Condado donde transcurrió su infancia. Era hijo de un curtidor y de joven no fue un estudiante prometedor en ciencias naturales; de hecho, si demostraba alguna actitud especial, era en el área artística de la pintura. Su primera ambición fue la de ser profesor de arte. En 1842, tras ser maestro en la Escuela Real de Besanzón, obtuvo su título de bachillerato, con calificación «mediocre» en química. Su padre lo mandó a la Escuela Normal Superior de París, pero allí no duró mucho tiempo, ya que regresó a su tierra natal. Pero al año siguiente retornó a París. Tras pasar por la École Normale Supérieure, se convirtió en profesor de Física en el Liceo de Dijon, aunque su verdadero interés era ya la química.

Entre los años 1847 y 1853 fue profesor de química en Dijon y luego en Estrasburgo, donde conoció a Marie Laurent, la hija del rector de la Universidad, con quien contrajo matrimonio en 1849. El matrimonio tuvo cinco hijos, pero solo sobrevivieron hasta la vida adulta dos de ellos: Jean-Baptiste y Marie-Luise.​ Los otros tres fallecieron tempranamente, afectados por el tifus.


El 15 de enero de 1849 llegó Pasteur a Estrasburgo y fue a alojarse en la misma casa en la que vivía Bertin, su amigo de la infancia, ya entonces profesor de física en la Facultad local. Todo era grato a Pasteur en Estrasburgo, menos la lejanía de Arbois. Volvió a pensar en llevar consigo a una de sus hermanas, decidido a no contraer matrimonio pronto. Pero antes de un mes de llegado a la ciudad, invitado por el rector Laurent a una de las reuniones familiares que éste hacía en su casa, conoció a María, hija de aquél, y decidió en seguida que ella sería la compañera de su vida. Ceremoniosamente se dirigió al Rector comunicándole su sentimiento hacia su hija, informándole de su situación personal y anunciándole que en breve su padre vendría a Estrasburgo para pedirle formalmente la mano de María. Escribió a la madre de ésta pidiéndole permiso para ver a su hija, si ella lo aceptaba, y, en la misma fecha, a la propia María, declarándole su amor y diciéndole su ilusión de hacerla su esposa.

Escribió también a su padre comunicándole su resolución; Juan José fue a Estrasburgo acompañado de su hija Josefina, pidió formalmente la mano de la prometida y el matrimonio se efectuó el 29 de mayo. Fue el principio de una larga y serena vida conyugal durante la cual Pasteur tuvo siempre en su mujer el afecto, la comprensión y la abnegación que un hombre de ciencia necesita para no ser perturbado por problemas sentimentales u hogareños. Nunca tuvo más eficiente, entusiasta y discreto confidente para sus sueños; sus proyectos y sus realizaciones que la señora Pasteur, quien a menudo le ayudaba materialmente tomando sus dictados o copiando en limpio sus trabajos. La muy grande y efectiva ayuda que esta mujer dio a su marido la hizo justamente merecedora de una parte de la gloria que aquél supo conquistar.


En 1854 fue nombrado decano de la Facultad de Ciencias en la Universidad de Lille. En 1857 desempeñó el cargo de director de estudios científicos de la Escuela Normal de París, cuyo laboratorio dirigió a partir de 1867. Desde su creación en 1888 y hasta su muerte fue director del Instituto que lleva su nombre.


Contribuciones científicas

Isomería óptica

En 1848 Pasteur resolvió el misterio del ácido tartárico (C4H6O6). Esta sustancia parecía existir en dos formas de idéntica composición química pero con propiedades diferentes, dependiendo de su origen: el ácido tartárico proveniente de seres vivos (por ejemplo, el que existe en el vino) era capaz de polarizar la luz, mientras que el producido sintéticamente no lo hacía a pesar de contar con la misma fórmula química.

Pasteur examinó al microscopio cristales diminutos de sales formadas a partir de ácido tartárico sintetizado en el laboratorio, y observó algo muy curioso: había cristales de dos tipos distintos, ambos casi exactamente iguales pero con simetría especular, como nuestras manos. La composición era la misma, pero la forma en la que los átomos se asociaban podía tomar dos formas diferentes y simétricas, mientras una forma polarizaba la luz a la derecha, la otra la polarizaba a la izquierda.

Más curioso aún fue que cuando examinó cristales formados a partir de ácido tartárico natural, solo eran de uno de los dos tipos —los seres vivos producían el ácido de una manera en la que solo se creaba uno de ellos, aquel que polarizaba la luz a la derecha—. Este hallazgo le valió al joven químico la concesión de la Legión de Honor, con solo 26 años de edad.


Pasteurización

Algunos de sus contemporáneos, incluido el eminente químico alemánJustus von Liebig, insistían en que la fermentación era un proceso químico y que no requería la intervención de ningún organismo. Con la ayuda de un microscopio, Pasteur descubrió que, en realidad, intervenían dos organismos —dos variedades de levaduras— que eran la clave del proceso. Uno producía alcohol y el otro, ácido láctico, que agriaba el vino.

Utilizó un nuevo método para eliminar los microorganismos que pueden degradar al vino, la cerveza o la leche, después de encerrar el líquido en cubas bien selladas y elevando su temperatura hasta los 44 grados centígrados durante un tiempo corto. A pesar del rechazo inicial de la industria ante la idea de calentar vino, un experimento controlado con lotes de vino calentado y sin calentar demostró la efectividad del procedimiento. Había nacido así la pasteurización, el proceso que actualmente garantiza la seguridad de numerosos productos alimenticios del mundo.

¿Cómo puede explicarse el proceso del vino al fermentarse; la masa dejada crecer; o agriarse la leche cortada; o convertirse en humus las hojas muertas y las plantas enterradas en el suelo? Debo de hecho confesar que mis investigaciones han estado imbuidas con intensidad por la idea de que la estructura de las sustancias, desde el punto de vista siniestro y diestro (si todo lo demás es igual), desempeña una parte importante en las leyes más íntimas de la organización de los seres vivos, adentrándose en los más oscuros confines de su fisiología. – Louis Pasteur


Omne vivum ex ovum


Demostró que todo proceso de fermentación y descomposición orgánica se debe a la acción de organismos vivos y que el crecimiento de los microorganismos en caldos nutritivos no era debido a la generación espontánea. Para demostrarlo, expuso caldos hervidos en matraces provistos de un filtro que evitaba el paso de partículas de polvo hasta el caldo de cultivo, simultáneamente expuso otros matraces que carecían de ese filtro, pero que poseían un cuello muy alargado y curvado que dificultaba el paso del aire, y por ello de las partículas de la teoría germinal de las enfermedades y la teoría celular y significó un cambio conceptual sobre los seres vivos y el inicio de la microbiología moderna. Anunció sus resultados en una gala de la Sorbona en 1864 y obtuvo todo un triunfo.


Teoría germinal de las enfermedades infecciosas

Luego de resolver el problema de la industria vinícola, Pasteur fue contactado en 1865 por el gobierno francés para que ayudara a resolver la causa de una enfermedad de los gusanos de seda del sur de Francia, la cual estaba arruinando la producción. Pasteur, como él mismo reconoció, no sabía nada de gusanos de seda, sin embargo creía que su ignorancia le significaba una ventaja, pues le permitiría afrontar el problema sin prejuicios. Tras los éxitos obtenidos, confiaba que el método científico sería la herramienta que esclarecería el problema ayudándole a encontrar una solución.

Emprendió una investigación de ensayo y error durante 4 años y tras estudiar meticulosamente las enfermedades del gusano de seda pudo comprender los mecanismos de contagio. Mediante el microscopio descubrió que realmente no tenían una enfermedad, sino dos, provenientes de sendos parásitos que infectaban a los gusanos en su etapa inicial y a las hojas de que se alimentaban. Su diagnóstico fue drástico: los huevos y hojas infectadas tenían que ser destruidos y reemplazados por otros nuevos. Mediante una rigurosa selección pudo aislar un grupo sano y cuidó que no se contagiara. Sin embargo, no todo resultaba bien para Pasteur: sufrió una hemorragia cerebral que lo dejó casi hemipléjico del lado izquierdo. En cuanto convaleció publicó un libro en el que detallaba sus ensayos y descubrimientos, conocimiento que otros países no tardaron en aplicar. Ya entonces la industria local de la seda recogía los frutos de su aporte y obtenía ganancias por primera vez en una década, y países como Australia e Italia imitaban ampliamente su técnica de selección.

El descubrimiento de la cura de la enfermedad de los gusanos de seda aumentó su fama y atrajo su atención hacia el resto de enfermedades contagiosas. La idea de que las enfermedades pueden ser trasmitidas entre criaturas vivientes era evidente en las epidemias, como el brote de cólera de 1854 en la calle Broad, Londres, que cobró la vida de 500 personas en un escaso radio de 200 metros. Mediante la interrogación de los infectados y el seguimiento epidemiológico del contagio, John Snow logró identificar el origen del brote una fuente de agua pública. Snow convenció a las autoridades de que clausuraran el pozo y la epidemia cesó. No obstante, la idea de una enfermedad contagiosa no resultaba obvia para la población, pues chocaba con el pensamiento de la época. La pieza que faltaba para dar coherencia a esta línea de pensamiento y resolver sus puntos débiles e inexplicables era descubrir qué era exactamente el transmisor de la enfermedad.

En estas circunstancias demostró experimentalmente y desarrolló la teoría germinal de las enfermedades infecciosas, según la cual toda enfermedad infecciosa tiene su causa (etiología) en un ente vivo microscópico con capacidad para propagarse entre las personas, además de ser el causante de procesos químicos como la descomposición y la fermentación, y su causa no provenía de adentro del cuerpo debido a un desequilibrio de humores como se creía tradicionalmente. Su teoría fue controvertida e impopular: resultaba ridículo pensar que algo insignificantemente pequeño hasta lo invisible pudiese ocasionar la muerte de seres mucho más «fuertes».

Uno de los más famosos cirujanos que siguió sus consejos fue el británico Joseph Lister, quien desarrolló las ideas de Pasteur y las sistematizó en 1865. Lister es considerado hoy el padre de la antisepsia moderna, y realizó cambios radicales en el modo en el que se realizaban las operaciones: los doctores debían lavarse las manos y utilizar guantes, el instrumental quirúrgico debía esterilizarse justo antes de ser usado, había que limpiar las heridas con disoluciones de ácido carbólico (que mataba los microorganismos). Antes de Lister y Pasteur, pasar por el quirófano era, en muchos casos, una sentencia de gangrena y muerte. El propio Pasteur, en 1871 sugirió a los médicos de los hospitales militares a hervir el instrumental y los vendajes. Describió un horno, llamado «horno Pasteur», útil para esterilizar instrumental quirúrgico y material de laboratorio y en él tuvieron entero apoyo.


Desarrollo de la vacuna

En 1880, Pasteur se encontraba realizando experimentos con pollos para determinar los mecanismos de transmisión de la bacteria responsable del cólera aviar que acababa con muchos de ellos. Junto con su ayudante, Charles Chamberland, inoculaban la bacteria (Pasteurella multocida) a pollos y evaluaban el proceso de la enfermedad.

La historia cuenta que Pasteur iba a tomarse unas vacaciones, y encargó a Chamberland que inoculase a un grupo de pollos con un cultivo de la bacteria, antes de irse el propio ayudante de vacaciones. Pero Chamberland olvidó hacerlo, y se fue de vacaciones. Cuando ambos volvieron al cabo de un mes, los pollos estaban sin infectar y el cultivo de bacterias continuaba donde lo dejaron, pero muy debilitado. Chamberland inoculó a los pollos de todos modos y los animales no murieron. Desarrollaron algunos síntomas, y una versión leve de la enfermedad, pero sobrevivieron.

El ayudante, abochornado, iba a matar a los animales y empezar de nuevo, cuando Pasteur lo detuvo: la idea de una versión débil de la enfermedad causante de la inmunidad a su símil virulenta era conocida desde 1796 gracias a Edward Jenner y Pasteur estaba al tanto. Expuso a los pollos una vez más al cólera y nuevamente sobrevivieron pues habían desarrollado respuesta inmune. Llamó a esta técnica vacunación en honor a Edward Jenner. La diferencia entre la vacuna de Jenner y la de ántrax y cólera aviar, es que estas fueron las primeras vacunas de patógenos artificialmente debilitados. A partir de ese momento no hacía falta encontrar bacterias adecuadas para las vacunas, las propias bacterias de la enfermedad podían ser debilitadas y vacunadas.

Pasteur puso este descubrimiento en práctica casi inmediatamente en el caso de otras enfermedades causadas por agentes bacterianos. En 1881, hizo una demostración dramática de la eficacia de su vacuna contra el carbunco, inoculando la mitad de un rebaño de ovejas mientras inyectaba la enfermedad (Bacillus anthracis) a la otra mitad. Las inoculadas con la vacuna sobrevivieron, el resto, murió.

En sus estudios contra la rabia, utilizaba conejos infectados con la enfermedad, y cuando estos morían secaba su tejido nervioso para debilitar el agente patógeno que la produce, que hoy sabemos que es un virus. En 1885 un niño, Joseph Meister, fue mordido por un perro rabioso cuando la vacuna de Pasteur solo se había probado con unos cuantos perros. El niño iba a morir sin ninguna duda cuando desarrollase la enfermedad, pero Pasteur no era médico, de modo que si lo trataba con una vacuna sin probar suficientemente podía acarrear un problema legal. Sin embargo, tras consultar con sus colegas, el químico se decidió a inocular la vacuna al muchacho. El tratamiento tuvo un éxito absoluto, el niño se recuperó de las heridas y nunca desarrolló la rabia, Pasteur nuevamente fue alabado como héroe. –Fuente Wikipedia>>


Alrededor de 1868 sufre una hemiplejía que le dejará secuelas para el resto de su vida, dejándole inutilizada la mano izquierda y con dificultades para desplazarse. Ese mismo año es nombrado comandante de la legión de honor.

En la década siguiente recibió un reconocimiento de la Royal Society de Londres por sus investigaciones sobre la fermentación, y tras presentarse a las elecciones al Senado sin conseguir salir elegido, prosiguió sus trabajos orientados hacia las enfermedades contagiosas. Así llegó a preparar la primera vacuna de la historia, contra el carbunco del ganado lanar.

En esta línea, enfocó sus investigaciones a encontrar una vacuna contra la rabia, o hidrofobia, lo que consiguió en 1885. Gracias a ello recibiría numerosas distinciones en todo el mundo y en 1888 se creó el Instituto Louis Pasteur, destinado a tratar la rabia.

El 28 de septiembre de 1895, a los 72 años, murió en una dependencia del Instituto Pasteur. Su cuerpo fue embalsamado y depositado en Notre Dame, aunque en 1896, a instancias de la familia, fue trasladado a una cripta del Instituto Pasteur.

Dijo: “Un poco de ciencia aleja de Dios, pero mucha ciencia devuelve a Él”.
Fuente:

Un poco de ciencia aleja de Dios, pero mucha ciencia devuelve a Él

Louis Pasteur


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