domingo, 4 de octubre de 2020

Greta Garbo


Greta Garbo (Estocolmo, Suecia, 18 de septiembre de 1905-Nueva York, 15 de abril de 1990) es el seudónimo de Greta Lovisa Gustafsson, una actriz sueca nacionalizada estadounidense que vivió la mayor parte de su vida en Estados Unidos y adquirió reconocimiento internacional por participar en varias producciones cinematográficas de Hollywood, tanto mudas cuanto sonoras, en los años 1920 y 1930.

Se retiró de la actuación en 1941. Si bien inició su carrera artística como modelo publicitaria, se consagró principalmente en el cine, donde empezó a actuar en 1920. Su primer papel protagonista lo obtuvo en la película muda de 1924 Gösta Berlings saga, bajo la dirección de Mauritz Stiller. Al año siguiente fue contratada por los estudios Metro Goldwyn Mayer, razón por la cual a la brevedad se trasladó a Hollywood.
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A los 9, a los 15 y a los 17 años

Creció en el seno de una familia humilde. En plena adolescencia, con catorce años, quedó huérfana y se vio obligada a dejar sus estudios, y tuvo que trabajar de dependienta en unos importantes almacenes, para los que intervino en algunas películas publicitarias en 1921 y pasó modelos para la empresa. Esta actividad le despertó un cierto interés por el mundo de la interpretación y le llevó a ingresar en la Real Escuela de Arte Dramático de Estocolmo, después de haber intervenido en una película de dos rollos, titulada Luffar-Peter (Pedro el vagabundo, 1922), dirigida por Erik Petschler.

Muy pronto llamó la atención de Mauritz Stiller, uno de los más importantes directores de cine que ha dado Suecia, quien no sólo le dio un papel importante, aunque secundario, en La expiación de Gosta Berling (1922), sino que también inició con ella un relación amorosa, que influiría de modo decisivo en la vida de los dos, además de ser quien le cambió el nombre por el que sería conocida en todo el mundo: Greta Garbo, equivalente de “gracia”. Inmediatamente después trabajó con Georg W. Pabst en Bajo la máscara del placer (1925), película que acabó por proyectar su nombre y figura a un nivel internacional.

Stiller consiguió que Louis B. Mayer les contratase a ambos par trabajar en el cine estadounidense. Tras una temporada en que no se supo muy bien cómo utilizarla, debutó en el papel de una campesina española en El torrente (Entre naranjos, 1926), de Monta Bell, adaptación de la novela de Vicente Blasco Ibáñez. Sin embargo, no fue dirigida por Stiller, lo que fue un duro golpe para los dos, aunque ella superó la situación mejor que su descubridor, con el que acabó por romper la relación.

En esa cinta conoció a William Daniels, uno de los mejores directores de fotografía de la época clásica de Hollywood que se convirtió en fotógrafo de una gran cantidad de películas de la actriz. Tras el éxito obtenido por el film, sus siguientes trabajos no hicieron sino corroborar el atractivo que tenía para el público, así como el gran magnetismo que sus interpretaciones transmitían. Llegó a alcanzar tal prestigio y fama que una insinuación suya de retornar a Suecia suponía una enorme inquietud para los ejecutivos de los estudios.

Hizo famosa la frase creo que me voy a ir a casa“, como expresión de su capacidad de presión si las cosas no se desarrollaban a su gusto. Su trabajo en El demonio y la carne (1927), de Clarence Brown, fue su definitivo lanzamiento al estrellato; precisamente con este director obtuvo algunos de sus más resonantes éxitos (Anna Karenina, 1935) y también diversas nominaciones al Oscar (Ana Christie, Romance, 1930).

Greta Garbo en Anna Karenina.
                                                  

Mantuvo una importante relación sentimental con su compañero, el actor John Gilbert, que fue un destacado nombre del panorama de Hollywood durante el período mudo (también ha sido comentada la relación que Greta mantuvo con la actriz Marlene Dietrich), pero que sucumbió a las exigencias del sonoro. Todo lo contrario que Greta quien, a pesar de su fuerte acento sueco, se desenvolvió con toda facilidad en el cine hablado. Sus primeras palabras en el celuloide fueron “dame un whisky con ‘ginger ale’ y no seas pegajoso“; la película fue Ana Christie, inspirada en la obra del mismo título del dramaturgo Eugene O´Neill, donde la protagonista en la ficción era sueca, lo que ayudaba a pasar por alto los problemas de acento.

Trabajó, a continuación en toda una importante serie de títulos que la convirtieron en “La Divina”, ganando varias veces el premio de la crítica de Nueva York. Mata-Hari (1932), de George Fitzmaurice; La reina Cristina de Suecia (1933), de Rouben Mamoulian; y Ninotchka (1939), de Ernst Lubitsch (película con la que consiguió otra nominación al Oscar), confirmaron sus trayectoria en estos años. Su nombre fue sinónimo de éxito asegurado y su capacidad para “pasar pantalla” la volvieron más que una actriz un referente social. Sin embargo, hacia finales de la década de los treinta, la Garbo se convirtió en un cliché: era poética y trágica, pero también empezaba a ser una figura monótona.

Consciente de ello, y también de que su imagen iba perdiendo frescura y juventud, interpretó en 1941 su última película, La mujer de las dos caras (1941), de George Cukor. A continuación se retiró del cine y no volvió al mundo del espectáculo.

Consiguió a lo largo de su breve e intensa carrera ofrecer al espectador una imagen exótica, de gran seductora, capaz de situarse en un nivel muy por encima de otros rostros femeninos, jugando incluso con la ambigüedad sexual, a pesar de los tabús de la época. Consiguió ser “divina” a los ojos de millones de espectadores que la convirtieron en un mito del que, sin dudarlo, se aprovechó Hollywood, escenario en el que fue transformando su imagen y convirtiéndola en uno de los rostros más atractivos de la pantalla.

Hubiera podido continuar su carrera, pero a costa de cambiar de imagen, algo a lo que no estaba dispuesta. En el tiempo quedó el recuerdo de una excelente actriz que trascendió la mayoría de los guiones en los que participó y que fue uno de los iconos estéticos y sociales más representativos del siglo XX. Quizás por eso la Academia de Cine de Hollywood le concedió en 1954 un Oscar honorífico por su carrera.


Fallecimiento

La salud de Garbo comenzó a declinar a mediados de la década de 1980 y el 15 de abril de 1990 murió víctima de un síndrome renal y de neumonía en la ciudad de Nueva York. Tenía 84 años. 

En junio de 1999 sus cenizas fueron enterradas en el cementerio Skogskyrkogarden en Estocolmo. Su fortuna, estimada en 20 millones de dólares, fue heredada por una sobrina suya, residente en Nueva Jersey.

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Filmografía

1922: Luffar-Petter.1923: Gösta Berlings saga.1925: Bajo la máscara del placer.1926: El torrente (Entre naranjos); La tierra de todos.1927: El demonio y la carne.1928: La mujer divina; La dama misteriosa; La mujer ligera.1929: Orquídeas salvajes; Tentación; El beso.1930: Ana Christie; Romance; Inspiración.1931: Susan Lennox.1932: Mata-Hari; Gran Hotel; Como tú me deseas.1933: La reina Cristina de Suecia.1934: El velo pintado.1935: Anna Karenina.1936: Margarita Gautier.1937: María Waleska.1939: Ninotchka.1941: La mujer de las dos caras.

Bibliografía

  • ARCONADA, C.: Vida de Greta Garbo y otros escritos. Madrid, Castellote, 1974.
  • CAHILL, M.: Greta Garbo. Wigston, Magna, 1992.
  • CONWAY, M. y otros: Los films de Greta Garbo. Barcelona, Aymá, 1979.
  • PAYNE, R.: La gran Garbo. Barcelona, Bruguera, 1979.
  • PIETRO, M. Di: Greta Garbo. Barcelona, Icaria, 1994.
  • Fuente:

 

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