Llevó una vida poco convencional, fue bisexual y entre sus amantes se encontraba León Trotski.
La Fonoteca Nacional del Gobierno Mexicano hace público el único registro radiofónico conocido hasta el momento en el que se escucha a la famosa pintora leer un fragmento del texto “Retratos de Diego” (1949).
Su obra pictórica gira temáticamente en torno a su biografía y a su propio sufrimiento. Fue autora de unas 200 obras, principalmente autorretratos, en los que proyectó sus dificultades por sobrevivir. La obra de Kahlo está influenciada por su esposo, el reconocido pintor Diego Rivera, con el que compartió su gusto por el arte popular mexicano de raíces indígenas, inspirando a otros pintores y pintoras mexicanos del periodo posrevolucionario.
Primeros años (1910-1925)
Autorretrato (1920) del fotógrafo Guillermo Kahlo, padre de Frida |
Frida fue la tercera hija del fotógrafo Guillermo Kahlo, inmigrante alemán nacionalizado mexicano y de Matilde Calderón, mexicana. Sus dos hermanas mayores fueron Matilde (nacida en 1899) y Adriana (nacida en 1902); después de ellas nació su único hermano, Guillermo (nacido en 1906 y que sobrevivió solo unos días).
Familia de Frida |
Eran 4 hermanas, Matilde, Adriana, FRIDA y Cristina. Tuvo un hermano pero murió a los pocos dias de nacer. Su padre tenia 3 hijas más de un anterior matrimonio. |
Abundan las publicaciones que señalan al padre de Frida como alemán de origen judeo húngaro.
Entre ellas, la más difundida es la versión que recoge Hayden Herrera en su conocida biografía de Frida Kahlo, en la que se afirma que los abuelos de Frida provenían de Hungría, precisamente de Arad, una región que hoy día pertenece a Rumania y se habrían establecido en Alemania en la ciudad de Baden-Baden (hoy perteneciente al estado federado de Baden-Wurtemberg) donde habría nacido el padre de Wilhelm en el año 1872.
Pforzheim, una pequeña ciudad del estado de Baden-Wurtemberg, y que tanto sus abuelos —Jakob Wilhelm Kahlo y Henriette Kaufmann— como el resto de sus antepasados pertenecieron a la burguesía local y eran de religión luterana. La investigación logró establecer un árbol genealógico con ascendientes verificados hasta el año 1597.
Tras la muerte de su madre (la abuela de Frida) en 1878 y debido a las desavenencias con la nueva esposa de su padre, Wilhelm Kahlo se embarcó en Hamburgo y llegó a Veracruz (México) en 1890. Como parte de la ruptura con su familia de origen, se cambió el nombre por su equivalente en español: Guillermo.
El 15 de agosto de 1893 contrajo matrimonio con María Cardeña de quien enviudó cuatro años más tarde.
El 21 de febrero de 1898 celebró su matrimonio eclesiástico con Matilde Calderón, la madre de Frida, unión legitimada civilmente recién el 29 de septiembre de 1904. Ese mismo año, tres años antes del nacimiento de Frida, la familia se mudó a la localidad de Coyoacán en el centro geográfico del D.F., a la muy conocida Casa Azul del 247 de la calle Londres, convertida actualmente en el Museo Frida Kahlo.
A instancias de Matilde, las dos hermanas mayores de Frida (hijas del primer matrimonio de Guillermo Kahlo) estudiaban internas en la escuela de un convento, de modo que solo pasaban las vacaciones en casa de la familia Kahlo-Calderón.
Esta primera enfermedad la obligó a permanecer nueve meses en cama y le dejó una secuela permanente: la pierna derecha mucho más delgada que la izquierda. Animada por su padre y como parte de su rehabilitación, Frida practicó diversos deportes, algunos poco usuales en la sociedad mexicana de su época para una niña, como fútbol o boxeo.
Sin embargo, la evidente limitación motriz, así como las constantes operaciones quirúrgicas y tratamientos médicos hicieron que Frida se desarrollara de modo diferente y con frecuencia se viera impedida de participar con otros niños. Varios de los cuadros que luego pintara en su vida adulta reflejan la temática de la soledad de su infancia. Un ejemplo que se cita con frecuencia es la obra de 1938 Cuatro habitantes de Ciudad de México, un óleo sobre metal de 32,4 x 47,6 que muestra una pequeña niña sentada sobre una superficie en altura y ataviada con tehuana. La niña parece abandonada y triste, chupándose el dedo con desolación.
Otro cuadro de ese mismo año (Niña con máscara de muerte o Ella juega sola) que Frida pintó en dos versiones muestra a una pequeña niña de unos cuatro años de edad con una máscara de calavera. Si bien se trata aquí del Día de los Muertos, una celebración que en México tiene un carácter de fiesta popular, también se ha comentado el sentimiento de soledad que a pesar de ello transmite la pequeña de este cuadro, quien se supone que representa a la propia Frida.
Mientras la ambivalencia de sentimientos de amor y odio caracterizó el vínculo de Frida con su madre, la relación con su padre siempre fue de mucho cariño y cercanía. Y se hizo aún más estrecha tras la enfermedad de poliomelitis de Frida, puesto que fue su padre quien principalmente la acompañó en sus ejercicios y la guió en los programas de rehabilitación. Frida, a su vez, fue testigo de los continuos y misteriosos desmayos de su padre, para los que en su temprana infancia nadie le ofreció explicación alguna. Se trataba de los frecuentes ataques epilépticos que sufría su padre como secuela de una temprana lesión cerebral.
Con el tiempo, Frida aprendió a prestarle asistencia en estas circunstancias y finalmente se enteró de su causa. La experiencia compartida de lidiar contra el infortunio de las enfermedades unió a padre e hija con un lazo muy fuerte de solidaridad y empatía.
Juventud
No se ha logrado identificar con exactitud la escuela a la que concurrió Frida antes de 1922. Repetidamente se ha señalado, sin embargo, que fue alumna del Colegio Alemán hasta 1921 y que allí habría obtenido su certificado escolar. Sin embargo, las actas del colegio no brindan una prueba de ello, ni tampoco tenía Frida el dominio del idioma alemán esperable, tal como ella misma escribió en una carta — redactada en idioma inglés — de 1949 a Hans-Joahim Kahlo, donde intentaba averiguar sobre sus ancestros y familia en Alemania.
En 1922 ingresó a la Escuela Nacional Preparatoria de Ciudad de México, prestigiosa institución educativa de México, que recientemente había comenzado a admitir estudiantes de sexo femenino. Eran solo 35 mujeres, de un total de dos mil alumnos. Entonces aspiraba a estudiar medicina. En esta escuela conoció a futuros intelectuales y artistas mexicanos, como Salvador Novo, y formó parte de un grupo de alumnos conocidos como Los Cachuchas, llamados así por las gorras que usaban.
A este grupo sólo pertenecían dos mujeres: Carmen Jaime y la propia Frida. Los demás eran todos hombres que en sus vidas de adulto tuvieron éxito intelectual o profesional en la sociedad mexicana: Agustín Lira, Miguel Lira, Alfonso Villa, Manuel González Ramírez, Jesús Ríos y Valles, José Gómez Robleda y quien se convirtiera en su novio, Alejandro Gómez Arias. Los cachuchas eran rebeldes, se autodefinían como un grupo político, crítico de la autoridad, protestaban contra las injusticias y se movilizaban por las reformas del sistema escolar. Pero además se divertían y gastaban bromas en la escuela con gran entusiasmo.
Esta foto familiar, representa una familia de buena situación económica y feliz. Frida desde jóven desarrollo curiosidad y amor hacia la masculinidad, vestía con ropa que en aquella época se consideraba únicamente para hombres e incluso Frida dejaba crecer su entrecejo y bigote sin importarle que aquello pudiera dar aire de poca feminidad. |
Su actividad y posición política calzaba en algún espacio entre las ideas anarquistas y revolucionarias románticas. Más adelante, Frida plasmaría sobre la tela una escena típica de sus encuentros con estos amigos.
El óleo, pintado en 1927 y con estilo cubista, lleva por título Los Cachuchas (o, alternativamente, Si Adelita…) y transmite, con ayuda de símbolos, la atmósfera grupal y los intereses de los miembros del grupo.
Frida a los dieciocho años, antes de su accidente |
Accidente e inicio de su pintura (1925-1928)
El 17 de septiembre de 1925 sufrió un grave accidente cuando el autobús en que ella viajaba fue arrollado por un tranvía, quedando aplastado contra un muro y completamente destruido. Regresaba de la escuela a casa junto a Alejandro Gómez Arias, su novio de entonces. Su columna vertebral quedó fracturada en tres partes, sufriendo además fracturas en dos costillas, en la clavícula y tres en el hueso pélvico.
Su pierna derecha se fracturó en once partes, su pie derecho se dislocó, su hombro izquierdo se descoyuntó y un pasamanos la atravesó desde la cadera izquierda hasta salir por la vagina. Al respecto, Kahlo comentaba que habría sido esta la forma brutal en la que había perdido su virginidad. La medicina de su tiempo la atormentó con múltiples operaciones quirúrgicas (por lo menos 32 a lo largo de su vida), corsés de yeso y de distintos tipos, así como diversos mecanismos de “estiramiento”.
Accidente de autobús |
Dibujo del accidente de Frida Kahlo |
A comienzos de 1925, poco antes de este accidente, había trabajado como aprendiz en el taller de grabado e imprenta de Fernando Fernández Domínguez, un amigo de su padre que, en medio del trabajo, le enseñaba a dibujar copiando grabados de Anders Zorn, dado que creía haber detectado en ella dotes especiales para este arte.
Aparte de esta experiencia, Frida no había mostrado antes de su accidente ningún interés especial por la pintura. Tampoco seguía con mayor interés la asignatura de artes plásticas en la escuela. La batalla contra las secuelas de la poliomelitis la hacían inclinarse más bien por actividades deportivas: Mientras más se moviera y más ejercicio físico sistemático hiciese, mejores eran sus posibilidades de recuperación. Tras el accidente, en cambio, trataba de moverse lo menos posible para ayudar a la sanación. Es así como la pintura cobra un lugar central en su vida.
Durante su larga convalecencia comenzó a pintar de manera más constante. En septiembre de 1926 pintó su primer autorretrato al óleo que dedicó a Alejandro Gómez Arias. En esta primera obra emprendió una dinámica que continuaría el resto de su existencia: reflejar en sus cuadros los sucesos de su vida y los sentimientos que le producían.
En septiembre de 1926 pintó su primer autorretrato al óleo “Autorretrato con traje de terciopelo” |
En 1927 su pintura se volvió más compleja. Ese mismo año pintó el Retrato de Miguel N. Lira, un óleo sobre lienzo de 99,2 X 67,5 cm donde muestra a su compañero cachucha en un fondo muy particular y simbólico lleno de objetos y signos que aluden a su nombre. Apenas un año más tarde realizó el retrato de su hermana Cristina con líneas muy puras y tonos muy suaves.
Por esta época, Frida ya había comenzado a frecuentar ambientes políticos, artísticos e intelectuales. A través de Germán de Campo, un dirigente estudiantil muy admirado por Frida, conoció al comunista cubano Julio Antonio Mella quien vivía exiliado en México con su pareja de origen italiano, la fotógrafa Tina Modotti, a través de quienes Frida entró en contacto con el pintor Diego Rivera. Frida y Tina entablaron rápidamente amistad y esta última empezó a llevar a Frida a las reuniones políticas de Partido Comunista de México, organización de la que ya formaban parte varios de sus amigos cachuchas y a la que también se incorporó formalmente Frida. Diego Rivera era militante del Partido Comunista desde 1922.
Tina Modotti e Frida Khalo |
Matrimonio con Diego Rivera (1929-1939)
Frida conoció a Diego Rivera a través de Tina Modotti. Anteriormente, en 1922, había tenido ocasión de observarlo durante la realización de su primer mural en el Anfiteatro Simón Bolívar de la Escuela Nacional Preparatoria.
En 1928 había encontrado nuevamente a Diego Rivera en algunas veladas y reuniones a las que asistía con Tina Modotti, pero no había hablado nunca directamente con él. Un día lo visitó espontáneamente, mientras trabajaba en una serie de murales para el edificio de la Secretaría de Educación Pública, con el objeto de mostrarle sus propios trabajos. Diego quedó impresionado con sus cuadros y la animó a seguir pintando. Desde entonces fue constante invitado a la casa de los Kahlo.
LUPE MARÍN , primera esposa de Diego Rivera con Frida Kahlo. La foto pertenece al archivo de Frida |
La artista contrajo matrimonio con Diego Rivera el 21 de agosto de 1929. Su relación consistió en amor, aventuras con otras personas, vínculo creativo, odio, un divorcio en 1939 y un segundo matrimonio un año después.
Al matrimonio lo llegaron a llamar la unión entre un elefante y una paloma, pues Diego era enorme y obeso mientras que ella era pequeña y delgada. Por otra parte, Frida, debido a sus lesiones, nunca llegó a tener hijos, cosa que tardó muchos años en aceptar.
En 1930, Frida se embarazó por primera vez. Sin embargo, debido a la posición anómala del feto y a las secuelas del accidente de 1925, el embarazo de tres meses debió ser interrumpido, según decidió el médico Jesús Marín. Por aquel entonces otros médicos opinaron que probablemente Frida nunca podría tener hijos.
A pesar de las aventuras de Diego con otras mujeres (que llegaron a incluir a la propia hermana de la pintora Cristina ) y de las propias infidelidades de Frida, la pareja lograba complementarse en muchos aspectos.
Los trajes tradicionales mexicanos, consistentes en largos vestidos de colores y joyería exótica que vestía Frida, se convirtieron, junto a su semblante cejijunto, en su imagen de marca. Él amaba su pintura y fue también su mayor admirador. Frida, por su parte, fue la mayor crítica de Diego.
Residencia en EE. UU. (1931-1934)
El ambiente político de México para los simpatizantes de izquierda se volvió complicado debido al gobierno de Plutarco Elías Calles. Los encargos de murales a Diego Rivera iniciados por el ministro de educación José Vasconcelos se paralizaron. Como la fama y la reputación de Rivera había crecido en los Estados Unidos, le surgieron encargos en el país vecino, trasladando su residencia allí entre 1931 y 1934 y pasando la mayor parte del tiempo en Nueva York y Detroit.
En 1932 le encargaron a Diego Rivera unos murales para un Museo de Detroit. En abril Frida pintó Aparador en una calle de Detroit muy influenciada por Giorgio de Chirico. Se vuelve crítica con la forma de vida estadounidense y lo dejó reflejado en sus pinturas de entonces.
En agosto de 1932 contempló un eclipse solar, por lo que incorporó a algunos de sus cuadros el dualismo noche y día, convirtiéndose en un elemento iconográfico frecuente y recurrente de su obra.
Encontrándose en esta ciudad Frida sufrió otro aborto. Durante su recuperación pintó su autorretrato Aborto en Detroit, realizado en un estilo más penetrante, inspirado en los pequeños cuadros votivos del arte popular mexicano que recibían el nombre de retablos. Esta pintura era totalmente independiente de lo que hacía su esposo. Rivera, consciente del valor de la obra y de este periodo, dijo: «Frida empezó a trabajar en una serie de obras maestras sin precedentes en la historia del arte, pinturas que exaltaban la cualidad femenina de la verdad, la realidad, la crueldad y la pena. Nunca antes una mujer había puesto semejante atormentada poesía sobre la tela como Frida en esta época de Detroit.»
Primeras exposiciones (1935-1939)
Casa de Diego Rivera y Frida Kahlo construida por el arquitecto Juan O’Gorman en 1932. El matrimonio vivió en ella desde 1934. En la actualidad es un museo dedicado al matrimonio. |
Volvieron a México en 1933. Rivera tuvo un romance amoroso con Cristina, la hermana pequeña de Frida. Anteriormente hubo otras infidelidades por parte de Rivera, pero este lío con Cristina afectó mucho a Frida y supuso un giro determinante en sus relaciones de pareja. Aunque llegaron a superar sus desavenencias, Frida inició otras relaciones amorosas tanto con hombres como con mujeres que continuaron el resto de su vida.
Rivera tuvo violentos celos sobre las relaciones extramatrimoniales de su esposa aunque llevaba mejor las relaciones lésbicas de Frida que las heterosexuales.
Entre 1937 y 1939 el revolucionario ucraniano (pero que desarrolló su vida política en Rusia) León Trotsky vivió exiliado en la casa de Frida en Coyoacán junto a su esposa. Allí Frida tendrá un romance con el líder comunista. Después del asesinato de Trotsky a manos del miembro de la NKVD estalinista Ramón Mercader, Frida fue acusada de ser autora del mismo. Esto la llevó a estar arrestada, pero finalmente fue dejada en libertad al igual que su marido.
En 1938 el poeta y ensayista del surrealismo André Bretón calificó su obra de surrealista en un ensayo que escribió para la exposición de Kahlo en la galería Julien Levy de Nueva York. No obstante, ella misma declaró más tarde: “Creían que yo era surrealista, pero no lo era. Nunca pinté mis sueños. Pinté mi propia realidad”.
En 1939 Frida Kahlo terminó un autorretrato donde reflejaba sus dos personalidades: Las dos Fridas. En este cuadro, asimilaba la crisis marital, a través de la separación entre la Frida en traje de tehuana, el favorito de Diego, y la otra Frida, de raíces europeas, la que existió antes de su encuentro con él. Los corazones de las dos mujeres están conectados uno al otro por una vena, la parte europea rechazada de Frida Kahlo amenaza con perder toda su sangre. Ese mismo año expuso en París en la galería Renón et Collea gracias a Bretón. Esta estancia en la capital francesa la llevó a relacionarse con el pintor malagueño Picasso.
Reconocimiento artístico (1939-1949)
El 6 de noviembre de 1939 Kahlo y Rivera se divorcian tras una serie de infidelidades, donde el asunto más doloroso para Frida fue la relación entre Diego y su hermana.
Frida regresó temporalmente a su casa de Coyoacán. Fue un período de ánimo depresivo en el que la artista consumió alcohol como manera de aliviar sus sufrimiento físico y psicológico. Hay dos producciones pictóricas importantes en este período de separación: Las dos Fridas y Dos desnudos en un bosque.
El 24 de mayo de 1940 se produjo el primer atentado fallido de Siqueiros contra Trotsky, a raíz del cual se realizó un allanamiento en la Casa Azul y Frida estuvo detenida por la policía durante algunas horas.
En agosto de este mismo año Trotsky fue asesinado como consecuencia de un segundo atentado. Frida fue nuevamente interrogada por la policía. Rivera viajó a San Francisco en junio de 1940 y Frida lo siguió pocos meses después para someterse en esa ciudad a una nueva operación quirúrgica con el cirujano Leo Eloesser, quien ya la había tratado diez años antes, en la primera estadía de la pareja en San Francisco. Tras recuperarse de esta operación viajó a Nueva York.
Después del divorcio, Frida y Diego continuaron compartiendo gran parte de la vida social, artística y política que los unía. Frida llegó en septiembre a San Francisco y solo dos meses más tarde, la pareja decidió volver a casarse. El nuevo acuerdo amistoso consistirá en vivir juntos, compartir los gastos, continuar con la colaboración artística y excluir de su relación la vida sexual de pareja.
Durante estos años, el reconocimiento artístico a su obra se fue incrementando, especialmente en EE. UU. Participó en importantes exposiciones colectivas en el Museo de Arte Moderno de Nueva York, en el Instituto de Arte Contemporáneo de Boston y en el Museo de Arte de Filadelfia.
A partir de 1943 dio clases en la escuela La Esmeralda de México, D. F..
En 1950 debió ser hospitalizada en Ciudad de México permaneciendo en el hospital un año.
Últimos años (1950-1954)
En 1953 en la Ciudad de México se organizó la única exposición individual en su país durante la vida de la artista. En una de las críticas se dijo: «es imposible separar la vida y obra de esta persona… sus pinturas son su biografía». La exposición fue en la Galería de Arte Contemporáneo. La salud de Frida estaba muy deteriorada y los médicos le prohibieron concurrir a la misma. No obstante, llegó en una ambulancia, asistiendo a su exposición en una cama de hospital. Los fotógrafos y los periodistas se quedaron impresionados. La cama fue colocada en el centro de la galería y Frida contó chistes, cantó y bebió la tarde entera. La exhibición había sido un rotundo éxito.
Ese mismo año le tuvieron que amputar la pierna por debajo de la rodilla debido a una infección de gangrena. Esto la sumió en una gran depresión que la llevó a intentar el suicidio en un par de ocasiones, utilizando para ello los opiáceos prescritos. Durante ese tiempo escribía poemas en sus diarios, la mayoría relacionados con el dolor y el sufrimiento.
En febrero de 1954 Frida escribió explícitamente en su diario acerca de sus ideas suicidas. Describiendo como una gran tortura los dolores físicos y psíquicos de los últimos seis meses tras la amputación; señaló que, aunque continúa pensando en quitarse la vida, lo único que la retenía era Diego Rivera, a quien no deseaba abandonar porque tiene “la vanidad” de creer que ella le hará falta.
El 19 de abril de 1954 ingresó al hospital inglés tras un intento de suicidio y, aunque escribió en su diario que ha prometido no recaer, el 6 de mayo, tienen que hospitalizarla nuevamente por el mismo motivo.
Sin embargo, el ánimo y la valentía la acompañarían hasta el final: movilizándose en silla de ruedas, el 2 de julio participó, junto a Diego de Rivera y Juan O’Gorman, en una manifestación de protesta contra la intervención estadounidense en Guatemala.
Estas fotografías inéditas de Frida Kahlo poco antes de su muerte fueron tomadas por Gisèle Freund, una de las primeras fotoperiodista de la historia, quién tuvo que huir de la Alemania nazi para refugiarse en París en 1933.
Frida Kahlo murió en Coyoacán el 13 de julio de 1954. No se realizó ninguna autopsia. Sus restos fueron velados en el Palacio de Bellas Artes de la Ciudad de México y se cubrió su féretro con la bandera del Partido Comunista Mexicano, un hecho que la prensa nacional criticó profusamente. Su cuerpo fue incinerado en el Crematorio Civil de Dolores y sus cenizas se conservan en la Casa Azul de Coyoacán, el lugar que también la vio nacer.
Su último cuadro también se exhibe en el Museo Frida Kahlo. Se trata de un óleo sobre masonita que muestra varios cortes de sandías en tonos muy vivos. En uno de estos trozos y junto a su firma se puede leer «VIVA LA VIDA. Coyoacán, 1954, México». Las últimas palabras en su diario fueron: “Espero alegre la salida y espero no volver jamás”.
Su obra pictórica
Tanto los críticos de la obra de Frida Kahlo como sus biógrafos coinciden en señalar que cualquier intento de separar la vida personal de su obra resulta casi imposible al analizar la temática, la simbología y hasta la técnica de la obra de la artista. Se trata de trabajos de sesgo muy personal y autobiográficos: Frida es sujeto y objeto de su pintura.
Difícil de clasificar unívocamente en una escuela, su obra se caracteriza por una síntesis de elementos expresionistas y surrealistas con una temática popular.
La denominación de “surrealista” para sus trabajos se basa en una razón principalmente histórica: André Breton definió así su obra en 1938 durante una visita que realizó junto a su esposa Jaqueline en México, en la que Frida y Diego fueron anfitriones de la pareja. Por esa época, acababa de llevarse a efecto la Exposition Internationale du Surréalisme en París, que Breton había organizado junto a otros artistas prominentes del movimiento surrealista: Marcel Duchamp, Paul Éluard, Salvador Dalí, Max Ernst, Man Ray y Wolfgang Paalen.
Frida no alcanzó a exponer allí, pero a fines de ese año logró montar su primera exposición individual la galería Levi de Nueva York y André Bretón escribió el prólogo donde reitera su apreciación de la obra de Frida como exponente del surrealismo. En 1939, Frida viaja a París para mostrar sus cuadros junto al fotógrafo Manuel Álvarez Bravo en la Galerie Pierre Colle. Durante este viaje logra impresionar a Picasso y a Kandinsky con sus trabajos. Picasso escribió más tarde a Diego Rivera una carta con grandes elogios para Frida, destacando sus habilidades como retratista: “Ni tú, ni Derain, ni yo somos capaces de pintar un rostro como los que pinta Frida Kahlo de Rivera”.
Un año más tarde, Frida participó con dos de sus obras (La mesa herida y Las dos Fridas) en la versión mexicana del gran evento en París de 1938: la Exposición Internacional de Surrealistas de la Galería de Arte Mexicano de Inés Amor. Una exposición que además contó con el apoyo de Breton y en la que participaron, entre otros artistas, otras dos mujeres: Leonora Carrington y Remedios Varo.
La mayoría de los trabajos de Frida Kahlo son obras de pequeño formato, algunas de ellas se enumeran a continuación:
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Comenzó a pintar durante su convalecencia del accidente que sufrió cuando regresaba a su casa de la escuela en autobús el 17 de septiembre de 1925 que la dejó gravemente herida y con secuelas el resto de su vida. Así lo explicó:
Mi padre tenía desde hacía muchos años una caja de colores al óleo, unos pinceles…y una paleta en un rincón de su tallercito de fotografía… yo le tenía echado el ojo a la caja de colores. No sabría explicar el por qué. Al estar tanto tiempo en cama, enferma, aproveché la ocasión y se la pedí a mi padre… Mi mamá mandó hacer con un carpintero un caballete … que podía acoplarse a la cama donde yo estaba, porque el corsé de yeso no me dejaba sentar. Así comencé a pintar mi primer cuadro, el retrato de una amiga mia . Junto a la cama había un espejo donde Frida se veía así misma, se descubría y experimentaba con ella su propio modelo, este fue el inicio de sus numerosos autorretratos. Este primer estilo juvenil estuvo influenciado por la pintura retratística mexicana del siglo XIX de inspiración europea.
Casada con Diego Rivera en agosto de 1929, la influencia de Diego en la pintura de Frida se reconoce a partir de entonces con un importante cambio de estilo orientado hacia el mexicanismo, hacia la afirmación nacional mexicana. Así se unió al grupo de artistas, en el que participaba Diego, que propugnaba un arte autóctono mexicano, integrando objetos del arte popular y de la cultura precolombina. En sus autorretratos, Frida se representaba vestida de campesina o de india, expresando su identificación con la población india.
Durante cuatro años el matrimonio vivió en los Estados Unidos desde noviembre de 1930. En Detroit reflejó en su óleo Henry Ford Hospital su trágico segundo aborto: se ve a Frida desnuda en una cama del hospital con la sábana blanca empapada de sangre, de su vientre salen seis venas rojas que se enlazan a seis objetos que son símbolos de su sexualidad y del embarazo fracasado.
La pintura ha llenado mi vida. He perdido tres hijos y otra serie de cosas que hubiesen podido llenar mi horrible vida. La pintura lo ha sustituido todo. Creo que no hay nada mejor que el trabajo. – Frida Kahlo
En sus pinturas, Frida se representó en escenarios amplios, áridos paisajes o en frías habitaciones vacías que remarcaban su soledad. Los retratos más intimistas de cabeza o de busto se complementaban con objetos de significado simbólico.
En cuanto a los retratos de cuerpo entero, se integraban en representaciones escénicas y enmarcaban su propia biografía: la relación con su esposo, cómo sentía su cuerpo, sus enfermedades consecuencia de su accidente juvenil, la incapacidad de engendrar hijos, su filosofía de la naturaleza y del mundo. Expresó sus fantasías y sentimientos por medio de un vocabulario propio con símbolos que precisan ser descifrados para entender su obra. Estas representaciones rompieron tabús especialmente sobre el cuerpo y la sexualidad femenina.
Aunque llegó a conocer el éxito en vida, Frida Kahlo tardó en lograr el reconocimiento como artista. La apreciación de su trabajo pictórico se produjo después de su muerte, tardando más de una década en alcanzar verdadero reconocimiento internacional: Tras su muerte en 1954, por largo tiempo se guardó silencio sobre ella y recién a comienzos de los años ’70 fue redescubierta en el contexto del movimiento de liberación de las mujeres. Desde entonces se han realizado numerosas exposiciones de sus obras y variados homenajes a la mujer y a la artista Frida Kahlo y su fama se ha incrementado permanentemente. En cuanto a su impacto, hace tiempo que ya superó con creces a Diego Rivera.
A los cuatro años de su muerte la Casa Azul se convirtió en el Museo Frida Kahlo. Importantes museos y galerías de arte internacionales le han dedicado retrospectivas: el Instituto Nacional de Bellas Artes de Ciudad de México (1977), el Museo de Arte Contemporáneo de Chicago (1980), la Whitechapel de Londres (1982), la Schirn Kunsthalle Frankfurt (1993), la Tate Modern de Londres (2007), el Museo de Arte Contemporáneo de Monterrey (2007), el Museo Nacional de Colombia, Bogotá (2009),
Mito y leyenda
La importancia de su obra pictórica, la complejidad de su vida y su influencia en la cultura mexicana de la posrevolución, donde se gestó el movimiento muralista encabezado por su esposo, han sido muy estudiadas desde múltiples perspectivas y hay publicados muchos estudios críticos sobre ello. Su personalidad se forjó en una trayectoria vital plagada de enfermedades que le producían un continuo dolor, así como en unas relaciones personales con otras personalidades culturales de primer orden. Su obra refleja esa trayectoria vital, su propia fantasía y la tradición popular mexicana, incluida la de los exvotos y la prehispánica. Para Araceli Rico, Kahlo es «el enfermo creador (que) experimenta el drama de su existencia en el rechazo a los demás, esforzándose por mantener una situación favorable a la realización de su trabajo creativo».
Kahlo admiraba la pintura revolucionaria y la consideraba necesaria en su tiempo, pero era consciente que su pintura no lo era, así escribió: «Mis cuadros están bien pintados, no con ligereza, sino con paciencia. Mi pintura lleva el mensaje del dolor. Creo que cuando menos a unas pocas gentes les interesa. No es revolucionaria, para qué me sigo haciendo ilusiones de que es combativa; no puedo». Por tanto, su obra no puede asociarse al nacionalismo revolucionario que practicaba su esposo Diego Rivera; más bien se trata de una obra arraigada en el arte popular.
Según A. Rico «observamos en Frida Kahlo una preocupación por la búsqueda de sus orígenes como individuo que pertenece y se empeña en descubrir la tradición cultural. Es así que en sus composiciones está evocando todo un mundo de costumbres, de creencias, de objetos, en fin, de maneras de ser y de sentir». Un aspecto inquietante de su obra es la frecuente disociación de ella misma en varios de sus autorretratos, esta dualidad puede nacer tanto de su propia historia como de la fantasía del pueblo mexicano.
Para Raúl Mejía, Frida Kahlo forjó su propio mito y leyenda con la creación de su propio personaje que aparece en la mayoría de su obra. Fuertemente transgresora en muchas de las normas y convenciones de su tiempo, decidió también ser la protagonista de sus pinturas. En lugar de realizar un dulce trabajo, como podía esperarse de una mujer de su época, construyó una obra llena de singularidad con un fuerte contenido dramático tanto en los temas como en las representaciones de sí misma.
Kahlo se mostró en sus pinturas coexistiendo tanto con la vida como con la muerte, especialmente en sus frecuentes operaciones quirúrgicas siendo constante la presencia de su dolor. En La columna rota su cuerpo aparece cubierto de clavos. También se muestra como productora de vida y energía, o como fuente de amor y de sentimientos. El tema de las relaciones y el afecto aparece frecuentemente en su obra, especialmente su gran amor Diego. Pero, sobre todo, es el personaje que creó de ella misma el motivo principal y protagonista de sus cuadros. Su mensaje con el paso del tiempo sigue manteniendo toda su vigencia como un grito de denuncia contra la opresión.
En su diario que escribió a partir de los 35 años, relató sus vivencias tanto de su última década como de sus primeros años. Escribió sobre sus pensamientos, su sexualidad, la fertilidad, sus sufrimientos físicos y psíquicos.
También contribuyó a la creación del mito del personaje de Frida su forma de vestir y de arreglarse, frecuentemente ataviada con vestimentas, collares y abalorios inspirados en el folclore mexicano tanto precolombino como del periodo colonial. Fue su marido, Diego Rivera, quien le recomendó que se vistiera así y diera esa imagen. Otro factor complementario en la formación de su mito es la iconografía que creó de ella en la colección de fotografías que realizó el fotógrafo estadounidense Nicholas Muray, uno de los primeros en introducir la fotografía en color en Estados Unidos.
Símbolo del feminismo
En la sociedad de su tiempo, donde la supremacía de lo masculino constituía el sentido común, la mujer jugaba un papel que claramente la supeditaba al varón. Frida, a pesar de estar casada y de demostrar el gran amor que sentía hacia su marido, se mostró autosuficiente y fuerte. Se representó en su obra de manera ambigua, con características sexuales andróginas, con algunos rasgos masculinos, exagerando sus cejas y su incipiente bigote.
Fue de las primeras pintoras que expresó en su obra la identidad femenina desde su propia óptica, rechazando la visión de lo femenino que se dibujaba desde el tradicional mundo masculino. Ella fue una de las que contribuyó en la formación de un nuevo tipo de identidad para la mujer y es reconocida, hoy, por muchos, como un símbolo. Frida Kahlo fue la perfecta heroína feminista de los años ‘80: su primera biografía, por Hayden Herrera, se publicó en 1983, cuando Madonna y Cindy Sherman transformaban sus experimentos sobre la autorrepresentación femenina en un espectáculo industrial y se incrementaba el interés por el realismo mágico latinoamericano.
Influencias en la cultura posterior
Recepción en la literatura
Sin duda, ha sido la literatura el espacio donde la obra de Frida Kahlo ha tenido el mayor impacto, principalmente en las últimas dos décadas, inspirando a escritores de variados géneros. La escritora mexicana Elena Poniatowska en su obra Las siete cabritas («Diego estoy sola. Diego ya no estoy sola» incluye un cuento en el que intenta ponerse en el lugar de Frida, narrando sus pesares en primera persona.
En el género poético hay ejemplos también en otros idiomas y continentes, como muestra el libro de poesía de Pascale Petit, publicada en Londres bajo el título de The Wounded Deer. Fourteen Poems After Frida Kahlo. En cada uno de estos poemas, Petit se refiere a un cuadro diferente de Frida Kahlo. Por último, hay una amplia serie de novelas inspiradas en la vida de Frida Kahlo, así como también en la pareja Frida y Diego y variadas biografías noveladas en varios idiomas, como por ejemplo: Bárbara Krause (2000) Diego ist der Name der Liebe : das Schicksal der Frida Kahlo, [Diego es el nombre del amor: el destino de Frida Kahlo], Rauda Jamis (2000), Bárbara Mujica (2003), J.M.G. Le Clezio (2002).
Recepción en el cine
Frida Kahlo ha sido interpretada en las siguientes películas:
Año | Película | Director | Actriz |
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1984 | Frida, naturaleza viva | Paul Leduc | Ofelia Medina |
2002 | Frida | Julie Taymor | Salma Hayek |
2015 | Eisenstein en Guanajuato | Peter Greenaway | Cristina Velasco Lozano |
Recepción en la música
El vocalista de la banda estadounidense Red Hot Chili Peppers, Anthony Kiedis, dedicó la canción “Scar Tissue” a Frida.
En 1994 aparece la canción “Pobre Frida” en el álbum Transgresores de la Ley del grupo mexicano de rock y ska Tijuana No dedicada a la pintora.
La cantante estadounidense Madonna ha reafirmado su gusto y admiración por Frida Kahlo, tal es el caso de su vídeo de 1994 Bedtime Story en el cual varias escenas están inspiradas en las famosas pinturas de la artista. En 2015 se inspira en una fotografía tomada a Frida para la portada de su álbum Rebel Heart. En ese mismo álbum es mencionada en la canción “Graffiti Heart”.
También en 1994 el artista multidisciplinario mexicano Sergio Arau, ex integrante en ese entonces del conjunto de rock Botellita de Jerez edita su segundo álbum como solista, en donde aparece parodiando la obra una obra de Frida en la portada del mismo. El nombre de dicho álbum es Mi Frida… Sufrida.
En 1999 Pedro Guerra publica la canción “El Elefante y la Paloma“, que habla de Frida y Diego Rivera en su álbum “Raiz”
En 2007 la cantante española Marta Sánchez, interpreta una canción en homenaje a ella titulada “Frida y sus flores”, que se incluye en su álbum Miss Sánchez.
También Joaquín Sabina la recuerda en su canción “Por el boulevard de los sueños rotos”, la cual en una estrofa dice: Diego Rivera, lápiz en mano, dibuja a Frida Kahlo desnuda.
Asimismo, la banda británica Coldplay le dio el nombre a su cuarto disco, “Viva la Vida or Death and All His Friends”, así como al single “Viva La Vida” en honor al cuadro de Frida con tal frase.
El grupo de la cantante Florence Welch, Florence + The Machine se inspiró en la pintura de Frida titulada “Lo que el agua me dio” en su canción What the Water Gave Me.
Recientemente la cantante mexicana Belinda se inspiró en el estilo de Frida Kahlo para el video musical de su más reciente sencillo En la Obscuridad, desprendido de su más reciente disco Catarsis.
El cantante guatemalteco Ricardo Arjona en la canción “Sin ti sin mi” en una parte de la letra dice: “¿qué hace Frida sin sufrir?”
El cantante Fito Páez en su canción “Lo que el viento nunca se llevó” menciona: “hoy Frida pinta del cielo desde allá”.
Centenario de su nacimiento
En 2007 se cumplieron 100 años del nacimiento de Frida, por lo que en su país natal, así como en el mundo entero, se prepararon muestras, eventos y homenajes para celebrar esta gran efeméride. Como ejemplo, una aerolínea francesa en sus vuelos a México exhibía películas sobre Frida, así como el menú ofrecido a sus clientes llevan nombres alusivos a la pintora.
Resalta la muestra que se organizó en el Palacio de Bellas Artes y llevó el nombre de “Frida Kahlo 1907-2007. Homenaje Nacional”, en el que se exhibieron 354 piezas entre óleos, dibujos, acuarelas, grabados, cartas y fotografías, que conforman la mayor muestra sobre Frida exhibida jamás, según el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA). Frida, considerada por los críticos como la artista mexicana más conocida en el mundo, al cierre del sábado 18 de agosto, los organizadores estimaban que la cifra total ascendería a más de 415.000 visitantes.
Con esos números, Frida no sólo rompió el récord de asistencia en cuanto a las exposiciones exhibidas en el Palacio de Bellas Artes, sino que se ha convertido en una de las más visitadas entre las muestras montadas en México.
Frida Kahlo en el centenario de su nacimiento
El Palacio de Bellas Artes, en el corazón de la capital mexicana, acogió los restos mortales de Frida Kahlo en 1954 y allí se le rindió un último homenaje que escandalizó a las buenas conciencias de la época cuando Diego Rivera, su esposo, colocó sobre el féretro de la pintora una bandera comunista. Este magnífico recinto se ha convertido en un esmerado santuario —colas de más de 500 personas se forman a diario— en honor de la pintora mexicana, erigido para conmemorar el centenario de su nacimiento, acaecido el siete de julio de 1907.
Todos los medios de comunicación aztecas han destacado la masiva asistencia a esta exposición antológica que no deja indiferente a ninguno de los heterogéneos visitantes, llegados de las más variadas latitudes y fascinados por la obra y la leyenda de la pintora. Se ha hablado del fervor de las multitudes a una fridomanía globalizada —una ironía descomunal en el caso de una artista tan nacionalista— pero el caso es que quienes hemos tenido la oportunidad de visitar la Ciudad de México el verano pasado, hemos podido corroborar este dato: postales, pegatinas, fotos de todos los tamaños, múltiples objetos de decoración con sus variadas efigies, dan muestra de una fridomanía que se inició allá por los años setenta, auspiciada principalmente por los grupos feministas chicanos, que la convirtieron en un emblema cultural para las mujeres.
La magna exposición de Bellas Artes ha reunido prácticamente toda la obra pictórica de Frida, y allí se pueden contemplar todos sus autorretratos y también cuadros tan admirados como Las dos Fridas o Raíces, que en 2006 fue vendido por 616 mil dólares, convirtiéndose así en la obra de autor latinoamericano más cara de la historia. Pero además, la exposición exhibe la correspondencia de Frida, textos sobre sus ideas políticas, fotografías, dibujos y documentos visuales hasta ahora nunca expuestos al gran público, todo ello con el fin de festejar y recordar a la artista mexicana, considerada un paradigma feminista por su sentido del deber, su compromiso político, su lucha por la supervivencia y su resistencia al sufrimiento.
Otros recintos de la capital azteca como el Museo Dolores Olmedo, el Museo Casa Estudio Diego Rivera y Frida Kahlo y, en especial, el Museo Frida Kahlo (Casa azul) presentan amplias exposiciones en torno a la pintora. Este último, ubicado en Coyoacán, expone una amplia muestra de dibujos, documentos, códices, vestidos, libros, cartas, fotografías, y objetos personales de la pareja formada por Frida Kahlo y Diego Rivera y tiene la particularidad de descubrir aspectos cotidianos de su vida, ya que en esta casa nació, residió y murió la singular artista. – FUENTE:
La Casa Azul
ENLACE MUSEO FRIDA KAHLO:
La Casa Azul hoy Museo Frida Kahlo se encuentra en Coyoacán en la esquina de Londres y Allende, Ciudad de México. Aquí nació, creció, pasó gran parte de su vida y trabajó Frida Kahlo. Esta casa había sido construida por sus padres en 1904 y aparece, también en azul, pintada por Frida en un cuadro de 1936 (Mis abuelos, mis Padres y yo, un óleo y témpera sobre metal de 30,7 x 34,5 cm.). Esta obra muestra a Frida como una niña pequeña emergiendo del patio central de la casa de Coyocán, sobre ella sus padres y en el medio del océano sus abuelos. Se ha sostenido que este cuadro demostraría que la casa siempre fue azul.
Tras el fallecimiento de Frida, la casa fue donada por Diego Rivera y desde 1957 es un museo que alberga objetos de su vida y es un destino popular para los turistas.
“Yo solía pensar que era la persona más extraña en el mundo, pero luego pensé, hay mucha gente así en el mundo, tiene que haber alguien como yo, que se sienta bizarra y dañada de la misma forma en que yo me siento. Me la imagino, e imagino que ella también debe estar por ahí pensando en mí. Bueno, yo espero que si tú estás por ahí y lees esto sepas que, sí, es verdad, yo estoy aquí, soy tan extraña como tú”.
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