De orígenes humildes, migró a la ciudad de Buenos Aires a los quince años donde se dedicó a la actuación, alcanzando renombre en el teatro, el radioteatro y el cine.
En 1943 fue una de las fundadoras de la Asociación Radial Argentina (ARA), siendo elegida presidenta.
En 1944 conoció a Perón, entonces secretario de Estado del gobierno de facto, en un acto de recaudación de fondos para las víctimas del terremoto de San Juan. Ya casada con Perón, participó activamente en la campaña electoral de su marido en 1946, siendo la primera mujer argentina en hacerlo.
Impulsó y logró la sanción en 1947 de la ley de sufragio femenino. Tras lograr la igualdad política entre los hombres y las mujeres, buscó luego la igualdad jurídica de los cónyuges y la patria potestad compartida con el artículo 39 de la Constitución de 1949.
En 1949 fundó el Partido Peronista Femenino, el que presidió hasta su muerte. Desarrolló una amplia acción social a través de la Fundación Eva Perón, dirigida a los grupos más carenciados. La Fundación construyó hospitales, asilos, escuelas, impulsó el turismo social creando colonias de vacaciones, difundió el deporte entre los niños mediante campeonatos que abarcaron a toda la población, otorgó becas para estudiantes, ayudas para la vivienda y promocionó a la mujer en diversas facetas.
Adoptó una posición activa en las luchas por los derechos sociales y laborales y se constituyó en vínculo directo entre Perón y los sindicatos.
En 1951, para las primeras elecciones presidenciales con sufragio universal, el movimiento obrero propuso a Evita, como la llamaba la población, como candidata a vicepresidenta, sin embargo ella renunció a la candidatura el 31 de agosto, conocido como el Día del Renunciamiento, presionada por las luchas internas en el peronismo y la sociedad ante la eventualidad de que una mujer apoyada por el sindicalismo pudiera llegar a vicepresidenta.
Debido a un fulminante cáncer de útero, falleció el 26 de julio de 1952, a la edad de 33 años. Recibió honores oficiales siendo velada en el Congreso de la Nación y en la central sindical (CGT), con un reconocimiento multitudinario sin antecedentes en el país. Su cuerpo fue embalsamado y ubicado en la CGT. La dictadura cívico-militar autodenominada Revolución Libertadora secuestró y profanó su cadáver en 1955, ocultándolo durante dieciséis años.
Escribió dos libros, La razón de mi vida en 1951 y Mi mensaje en 1952 y recibió numerosos honores. Entre ellos el título de Jefa Espiritual de la Nación, la distinción de Mujer del Bicentenario, la Gran Cruz de Honor de la Cruz Roja Argentina, la Distinción del Reconocimiento de Primera Categoría de la CGT, la Gran Medalla a la Lealtad Peronista en Grado Extraordinario y el Collar de la Orden del Libertador General San Martín, la máxima distinción argentina. Se han producido además numerosas películas, musicales, obras teatrales, novelas y composiciones musicales sobre Eva Duarte de Perón.
Nacimiento
En 1970 los investigadores Borroni y Vaca comprobaron que la partida de nacimiento de Evita había sido falsificada y fue necesario establecer entonces la fecha y el lugar en los que efectivamente había nacido. Para ello, el documento más importante fue el acta de bautismo, que se encuentra registrada en el folio 495 del Libro de Bautismos correspondiente al año 1919 de la Capellanía Vicaria de Nuestra Señora del Pilar, realizada el 21 de noviembre de 1919, donde consta el bautismo de una niña llamada Eva María Duarte, nacida el 7 de mayo de 1919, “hija natural” de Juan Duarte y Juana Ibarguren.
Hoy se acepta de modo prácticamente unánime que Evita realmente nació tres años antes que lo que indica la documentación estatal, el 7 de mayo de 1919.
Sobre el lugar de nacimiento las posibilidades que manejan los historiadores son dos:
- Nacimiento en Los Toldos. Los principales biógrafos de Eva Perón sostienen que nació en el área rural de Los Toldos, en la estancia La Unión de su padre, donde vivió su familia al menos desde 1908 hasta 1926. La Unión se encontraba en el partido de General Viamonte, exactamente frente a la toldería de Ignacio Coliqueo que originó el asentamiento, en la zona conocida por ese motivo como “La Tribu”, a unos 20 km de la localidad de Los Toldos, que por entonces era una pequeña urbe de 3.000 habitantes. Borroni y Vacca recogieron testimonios en la zona de Los Toldos que identificaron a Juana Rawson de Guayquil como la comadrona mapuche que asistió a la madre en el parto, dato este último que ya había sostenido David Viñas en 1965.
- Nacimiento en la ciudad de Junín. Algunos historiadores, apoyados en los documentos oficiales (partida de nacimiento, acta de matrimonio y libreta cívica) y diversos testimonios, sostienen que Evita nació en la ciudad de Junín debido a que, por problemas con el embarazo, su madre debió trasladarse a esa ciudad para recibir mejor atención. En la época del nacimiento de Evita era habitual que las mujeres con embarazos problemáticos del área de influencia de Junín se trasladaran allí en búsqueda de una mejor atención médica, algo que sigue siendo así en muchos casos en la actualidad. De acuerdo con esta hipótesis, sostenida principalmente por los historiadores juninenses Roberto Dimarco y Héctor Daniel Vargas, a partir de “una versión transmitida oralmente” en Junín, Eva habría nacido en una vivienda ubicada en la actual calle Remedios Escalada de San Martín n.º 82 (en aquella época la calle se llamaba José C. Paz) siendo asistido el parto por una obstetra universitaria llamada Rosa Stuani. Al poco tiempo se habrían trasladado al domicilio ubicado en Lebensohn n.º 70 (originalmente la calle era San Martín), hasta que la madre se repuso totalmente.
Su familia
Eva fue hija de Juan Duarte y Juana Ibarguren.
Juan Duarte (1858-1926), conocido como el Vasco por los vecinos, era un estanciero e importante político conservador de Chivilcoy, una ciudad cercana a Los Toldos. Algunos estudiosos consideran que era un descendiente de inmigrantes vasco franceses de apellido D’Huarte, Uhart o Douart.
En la primera década del siglo XX, Juan Duarte fue uno de los beneficiados con las maniobras fraudulentas que comenzó a implementar el gobierno para quitarle la tierra a la Comunidad Mapuche de Coliqueo en Los Toldos, apropiándose de la estancia en la que nació Eva.
Juana Ibarguren (1894-1971) era hija de la puestera criolla Petrona Núñez y del carrero Joaquín Ibarguren. Aparentemente tenía poca relación con el pueblo, ubicado a 20 km, y por eso se sabe poco de ella, pero debido a la cercanía de su casa con la toldería de Coliqueo tenía estrecho contacto con la Comunidad mapuche de Los Toldos. En todos los partos de sus hijos fue asistida por una comadrona india que se llamaba Juana Rawson de Guayquil.
Juan Duarte, el padre de Eva, mantenía dos familias, una considerada en ese tiempo como “legítima” en Chivilcoy, con su esposa legal Adela D´Huart (-1919) o Estela Grisolía y varios hijos; y otra considerada “ilegítima”, en Los Toldos, con Juana Ibarguren. Se trataba de una costumbre generalizada en el campo, para los hombres de clase alta, antes de los años cuarenta que aún es frecuente en algunas zonas rurales del país.
Juntos tuvieron cinco hijos:
- Blanca (1908-2005).
- Elisa (1910-1967).
- Juan Ramón (1914-1953).
- Erminda Luján (1916-2012).
- Eva María (1919-1952).
Eva viviría en el campo hasta 1926, fecha en la que el padre falleció y la familia quedó desprotegida completamente, debiendo abandonar la estancia en la que vivían. Estas circunstancias de su niñez, en las condiciones de discriminación de los primeros años del siglo XX, marcaron profundamente a Eva.
En aquella época la ley argentina establecía una serie de calificaciones infames para las personas si sus padres no habían contraído matrimonio legal, genéricamente llamados «hijos ilegítimos».
Una de esas calificaciones era la de «hijo adulterino», circunstancia que la ley mandaba hacer constar en la partida de nacimiento de los niños. Ese era el caso de Evita.
Una vez en el gobierno, el peronismo en general y Evita en particular, impulsarían avanzadas leyes antidiscriminatorias para igualar a las mujeres con los varones y a los niños entre sí, sin importar la naturaleza de las relaciones entre sus padres, proyectos que fueron muy resistidos por la oposición, la Iglesia y las Fuerzas Armadas. Finalmente en 1954, dos años después de su muerte, el peronismo por iniciativa de las diputadas Juana Larrauri y Delia Parodi, logró sancionar una ley eliminando las discriminaciones más infamantes, como hijos “naturales”, “adulterinos”, “sacrílegos”, “mánceres, etc., aunque manteniendo la diferencia entre hijos matrimoniales y extramatrimoniales.
El propio Perón, con quien se casaría, había sido registrado como «hijo natural».
La infancia en Los Toldos
Casa de Eva Duarte en la ciudad de Los Toldos donde vivió en su infancia. Actualmente es un museo. |
Para Evita el hecho tuvo una honda significación emocional vivenciado como una suma de injusticias. Con sólo seis años, Eva había tenido escaso contacto con su padre. Esta secuencia de acontecimientos tiene una gran importancia en el musical de Andrew Lloyd Webber y la película realizada sobre el mismo.
Ella misma hará alusión a ello en La razón de mi vida:
Para explicar mi vida de hoy, es decir lo que hago, de acuerdo con lo que mi alma siente, tuve que ir a buscar, en mis primeros años, los primeros sentimientos… He hallado en mi corazón, un sentimiento fundamental que domina desde allí, en forma total, mi espíritu y mi vida: ese sentimiento es mi indignación frente a la injusticia. Desde que yo me acuerdo cada injusticia me hace doler el alma como si me clavase algo en ella. De cada edad guardo el recuerdo de alguna injusticia que me sublevó desgarrándome íntimamente. – Eva Perón
Los Toldos era originalmente una toldería mapuche -de allí su nombre-, es decir un pueblo indígena. Allí estaba la comunidad mapuche de Coliqueo, instalada después de la batalla de Pavón (1861), por el legendario lonco y coronel del Ejército Argentino Ignacio Coliqueo (1786-1871), quien procedía del sur de Chile.
Entre 1905 y 1936 se desarrolló en Los Toldos una serie de argucias legales destinadas a excluir al pueblo mapuche de la propiedad de la tierra. Poco a poco, los indígenas fueron siendo desplazados como propietarios por estancieros no indígenas. Juan Duarte, el padre de Eva, fue uno de ellos y por esa razón la estancia en la que Eva nació se encontraba precisamente frente a la toldería de Coliqueo.
Durante la infancia de Evita (1919-1930), Los Toldos era una pequeña población pampeana, de tipo rural, vinculada a la actividad agro-ganadera, específicamente trigo, maíz y ganado vacuno. La estructura social estaba controlada por el estanciero, propietario de grandes extensiones de tierra, que establecía relaciones de tipo servil con los peones de campo y con los arrendatarios. El tipo básico de trabajador en esa zona era el gaucho.
La muerte del padre agravó seriamente la situación económica de la familia. Al año siguiente Eva ingresó a la escuela primaria, la que cursó con dificultades, debiendo repetir el segundo grado en 1929, cuando contaba con diez años. Sus hermanas han contado que ya por entonces gustaba de mostrar su gusto por la declamación dramática y sus habilidades como malabarista. Por la forma de su cara recibiría el sobrenombre de Chola, por el que la llamaban entonces casi todos, al igual que Negrita, que mantendría toda su vida.
La escritora Aurora Venturini, que trabajó como psicóloga en la Fundación Eva Perón compartió en una entrevista el siguiente recuerdo sobre la infancia de Evita que le contara su madre:
Me contaba doña Juana, su mamá, que se escapaba de la escuela y se iba a pasar las tardes con los indios que quedaban en Los Toldos, les organizaba quermeses y rifas, bailaba folclore con ellos.
La adolescencia en Junín
La primera casa en la que se instalaron aún existe y estaba ubicada en la calle Roque Vázquez (luego renombrada Lebehnson) 86. A medida que la situación económica de la familia fuera mejorando debido al trabajo de los hijos mayores, sobre todo el de Juan como vendedor de la empresa de artículos de tocador Guereño, los Duarte se mudarían primero a una casa más amplia en Lavalle 200 (1932), donde Juana organizó un comedor hogareño para el almuerzo, luego se mudaron a Winter 90 (1933) y finalmente a Arias 171 (1934).
En Junín afloró la vocación artística de Eva. En la escuela, donde no tuvo mayores dificultades a excepción de Matemáticas, se destacaba abiertamente por la pasión que mostraba por la declamación, la actuación y la participación en cuanto espectáculo se organizase en la escuela, en el Colegio Nacional, en el cine del pueblo o en las audiciones radiales.
Su maestra de música Délfida Noemí Ruíz de Gentile recuerda:
A Eva le gustaba recitar, a mí cantar. En aquel entonces, don Primo Arini tenía una casa de música y, como no había radio en el pueblo, colocaba un parlante en la puerta frente a su negocio. Una vez por semana, de 19 a 20 horas, invitaba a desfilar a los valores locales para animar el programa La hora selecta. Eva recitaba poemas.
Escuela n.º 1 “Catalina Larralt de Estrugamou”, en Junín, donde Eva terminó su educación primaria en 1934. |
En esta época Eva muestra también sus condiciones para el liderazgo, acaudillando a uno de los grupos de su grado. El 3 de julio de 1933, día de la muerte del ex presidente Hipólito Yrigoyen, derrocado tres años antes por un golpe de Estado, Eva fue la única de su clase en ir a la escuela con un moño negro sobre el guardapolvo.
Foto escolar del 5º Grado en el que se encontraba Eva Duarte, Junín, 1933. Eva está sentada a la izquierda. |
Ya por entonces Eva soñaba con ser actriz y migrar a Buenos Aires. Su maestra Palmira Repetti recuerda:
Una jovencita de 14 años, inquieta, resuelta, inteligente, que tuve por alumna allá por 1933. No le gustaba la matemática. Pero no había nadie mejor que ella cuando se trataba de intervenir en las fiestas del colegio. Tenía fama de ser excelente compañera. Era una gran soñadora. Tenía intuición artística. Cuando terminó la escuela vino a contarme sus proyectos. Me dijo que quería ser actriz y que tendría que irse de Junín. En esa época no era muy común que una muchachita provinciana decidiera ir a conquistar la capital. Sin embargo yo la tomé muy en serio, pensando que le iría bien. Mi seguridad era, sin ninguna duda, contagio de su entusiasmo. Comprendí con los años que la seguridad de Eva era natural. Emanaba de cada uno de sus actos. Recuerdo que ella se inclinaba por la literatura y la declamación. Se me escapaba de clase cuantas veces podía para recitar delante de los alumnos de otros grados. Con sus lindos modos se compraba a las maestras y obtenía permiso para actuar frente a otros chicos.
Según la historiadora Lucía Gálvez, en 1934, Evita y una amiga habrían sufrido un ataque sexual por parte de dos jóvenes que las habrían invitado a viajar a Mar del Plata en el auto de ellos. Gálvez afirma que al salir de Junín intentaron violarlas, sin lograrlo, pero las abandonaron desnudas en las afueras de la ciudad. El chofer de un camión las llevó de regreso a sus casas. El hecho -de ser cierto- habría tenido profunda influencia en su vida.
Galasso confiere verosimilitud a un hecho mencionado por Jorge Coscia y Abel Posse, según quienes también en 1934, Evita tuvo su primera experiencia amorosa. Posse detalla la relación, afirmando que se trató de un joven sindicalista anarquista de nombre Damián Gómez, obrero ferroviario, que poco después de iniciar la relación, fue detenido y enviado a Buenos Aires, donde murió víctima de la tortura policial, sin que a Eva -ya en Buenos Aires- se le permitiera visitarlo en la cárcel.
Galasso relaciona también esta versión con la motivación de fondo que llevó a Evita a viajar a Buenos Aires, así como una enigmática referencia que ella hace en una carta enviada a Perón el 9 de julio de 1947 (“Te juro que es una infamia; mi pasado me pertenece, por eso en la hora de mi muerte debes saberlo, es todo mentira”) y el famoso secreto que mencionara su confesor el padre Benítez.
Ese año, aún sin terminar la escuela primaria, Eva viajó a Buenos Aires pero debió volver al no conseguir trabajo. Terminó entonces la primaria, pasó en familia las fiestas de Navidad y Año Nuevo, y el 2 de enero de 1935, Evita, con tan solo quince años, migró definitivamente a Buenos Aires.
En un fragmento de La Razón de mi vida, Eva cuenta cuáles eran sus sentimientos en ese momento:
En el lugar donde pasé mi infancia los pobres eran muchos más que los ricos, pero yo traté de convencerme de que debía de haber otros lugares de mi país y del mundo en que las cosas ocurriesen de otra manera y fuesen más bien al revés. Me figuraba por ejemplo que las grandes ciudades eran lugares maravillosos donde no se daba otra cosa que la riqueza; y todo lo que oía yo decir a la gente confirmaba esa creencia mía. Hablaban de la gran ciudad como de un paraíso maravilloso donde todo era lindo y extraordinario y hasta me parecía entender, de lo que decían, que incluso las personas eran allá “más personas” que las de mi pueblo. – Eva Perón
La película Evita y algunas biografías han difundido la versión de que Eva Duarte viajó en tren a Buenos Aires con el famoso cantor de tango Agustín Magaldi, después de que este realizara una presentación en Junín. Sin embargo esta hipótesis ha quedado completamente descartada, luego de las investigaciones de Noemí Castiñeiras y Roberto Dimarco -este último el principal historiador de Junín-, que verificaron la inexistencia de registros sobre alguna actuación de Magaldi en Junín en 1934. Su hermana además relata que Eva viajó a Buenos Aires acompañada de su madre, quien permaneció con ella hasta que obtuvo un empleo.
Buenos Aires: carrera como actriz y sindicalismo
Eva Duarte era una adolescente cuando llegó a Buenos Aires el 3 de enero de 1935 con quince años. Ella fue parte de un gran proceso migratorio interno que comenzó después de la crisis económica de 1929. Esta gran migración, en la historia argentina, tuvo como protagonistas a los llamados cabecitas negras, un término despectivo y racista utilizado por las clases media y alta de Buenos Aires para referirse a esos migrantes no europeos, diferentes de los que habían caracterizado la inmigración en Argentina hasta ese entonces.
La gran migración interna de las décadas de 1930 y 1940 y los llamados cabecitas negras constituyeron la mano de obra que requería el desarrollo industrial en Argentina y fueron la base social del peronismo a partir de 1943.
A poco de llegar Eva Duarte obtuvo un empleo para actuar en un papel secundario en la compañía teatral de Eva Franco, una de las principales de la época.
El 28 de marzo de 1935 debutó profesionalmente en la obra La señora de los Pérez, en el Teatro Comedia. Al día siguiente el diario Crítica realizó el primer comentario público que se conoce sobre Evita:
Muy correcta en sus breves intervenciones, Eva Duarte.
Durante los siguientes años Eva transitará un camino de escaseces y humillaciones, viviendo en pensiones baratas, y actuando intermitentemente para las compañías de teatro. Su compañía principal en Buenos Aires fue su hermano Juan Duarte, Juancito, cinco años mayor que ella, el “hombre” de la familia, con quien mantuvo siempre una estrecha relación y que también había migrado a la capital pocos meses antes de que lo hiciera Eva.
En 1936 fue contratada por la Compañía Argentina de Comedias Cómicas liderada por Pepita Muñoz, José Franco y Eloy Alvárez para realizar una gira de cuatro meses por Rosario, Mendoza y Córdoba. Durante esta gira, Eva aparece brevemente mencionada en una crónica del diario La Capital de Rosario del día 29 de mayo de 1936, comentando el estreno de la obra Doña María del Buen Aire de Bayón y Herrera, una comedia sobre primera fundación de Buenos Aires:
Completaron con acierto el espectáculo Oscar Soldatti, Jacinto Aicardi, Alberto Rella, Fina Bustamante y Eva Duarte.
Primera fotografía de Eva Duarte publicada en un medio gráfico, diario La Capital de Rosario, 26 de julio de 1936. |
El domingo 26 de julio, el mismo diario La Capital de Rosario publicó su primera foto pública conocida, con el siguiente epígrafe:
Eva Duarte, joven actriz que ha logrado destacarse en el transcurso de la temporada que hoy termina en el Odeón.
En estos primeros años de sacrificios Eva estableció una estrecha amistad con otras dos por entonces oscuras actrices como ella, Anita Jordán y Josefina Bustamente, que mantuvo por el resto de su vida. Eva es recordada por la gente que la conoció entonces como una jovencita morocha, muy flaca y débil, que tenía el sueño de convertirse en una actriz importante, con una gran alegría, fuerza y sentido de la amistad y la justicia.
Carnet de afiliación de Eva Duarte a la Asociación Argentina de Actores en 1939. |
Pierina Dealessi, una actriz e importante empresaria teatral que contrató a Eva en 1937 recuerda:
Conocí a Eva Duarte en 1937. Ella se presentó tímidamente: quería dedicarse al teatro. Vi una cosita tan delicadita que le dije a José Gómez, representante de la compañía donde yo era empresaria, que le diera ubicación en el elenco. Era una cosita tan etérea, que le pregunté: ¿Damita joven, verdad? Su respuesta afirmativa sonó muy baja, tímidamente. Estábamos haciendo la obra Una boîte rusa; la probé y me pareció buena. En sus primeras actuaciones decía pequeños parlamentos, pero jamás hizo bolos. En la escena, que representaba una boîte, Eva tenía que aparecer con otras chicas, bien vestida. Su figura era monísima. La chica se llevaba bien con todos. Tomaba mate con sus compañeras. Lo preparaba en mi camarín. Ella vivía en pensiones, era muy pobre, muy humilde. Venía temprano al teatro, charlaba con todos, reía, compraba bizcochitos. Yo la veía tan delgadita, tan débil que le decía: ¡Tenés que cuidarte, comer mucho, tomá mucho mate que eso te hace muy bien! Y yo le ponía leche al mate.
Lentamente Eva fue logrando un cierto reconocimiento, participando primero en películas como actriz de segunda línea, también como modelo, apareciendo en la tapa de algunas revistas de espectáculos, pero sobre todo comenzó una carrera exitosa como locutora y actriz de radioteatros. En agosto de 1937 obtuvo su primer papel en un radioteatro. La obra, que se transmitía por Radio Belgrano, se llamaba Oro blanco y estaba ambientada en la vida cotidiana de los trabajadores del algodón en el Chaco.
El destacado actor Marcos Zucker, compañero de trabajo de Eva cuando recién se iniciaban, recuerda aquellos años del siguiente modo:
Conocí a Eva Duarte en 1938, en el Teatro Liceo, mientras trabajábamos en la obra “La gruta de la Fortuna”. La compañía era de Pierina Dealessi y actuaban Gregorio Cicarelli, Ernesto Saracino y otros. Ella tenía la misma edad que yo. Era una muchacha con ganas de sobresalir, agradable, simpática y muy buena amiga de todos, especialmente mía, porque después, cuando tuvo oportunidad de hacer radioteatro en Los jazmines del ochenta, me llamó para trabajar con ella. Desde la época en que la conocía en el teatro y ahora que hacía radio se produjo en Eva una transformación. Ya se calmaban sus ansiedades artísticas, estaba más aplacada, con menos tensiones. En la radio era una damita joven, cabeza de compañía. Sus audiciones tenían mucha audiencia, andaban muy bien. Ya comenzaba a tener popularidad como actriz. A pesar de todo lo que se dice por allí, los galanes teníamos poco trato, dentro del teatro, con las chicas. Sin embargo, yo era muy amigo de ella y guardo muy buenos recuerdos de aquel período de nuestras vidas. Los dos estábamos en la misma porque recién empezábamos y necesitábamos sobresalir, abrirnos camino.
En abril de 1938, con 19 años, Eva logró encabezar el elenco de la recién creada Compañía de Teatro del Aire junto a Pascual Pelliciotta, otro actor que como ella había trabajado durante años en papeles secundarios. El primer radioteatro que puso en el aire la compañía fue Los jazmines del ochenta, de Héctor P. Blomberg, por Radio Mitre, de lunes a viernes. Poco antes, en marzo de ese mismo año, la Asociación Argentina de Actores había aprobado su solicitud de afiliación al sindicato, recibiendo al año siguiente su carnet acreditándola como socia nº 639/0.
Simultáneamente comenzó a actuar más asiduamente en películas como ¡Segundos afuera! (película) (1937), La carga de los valientes, El más infeliz del pueblo, con Luis Sandrini, y Una novia en apuros en 1941.
En 1941 dio el salto definitivo a la estabilidad económica al ser contratada por la Compañía Candilejas, auspiciada por la empresa Jabón Radical, que difundiría todas las mañanas por Radio El Mundo un ciclo de radioteatros.
En septiembre de 1943 fue contratada por cinco años para realizar diariamente por la noche, un radioteatro llamado Grandes mujeres de todos los tiempos, en el que se dramatizaban las vidas de mujeres famosas. Se transmitió por Radio Belgrano y se hizo sumamente popular. Muñoz Azpiri, el libretista, sería quien años después le escribiría sus primeros discursos políticos. Radio Belgrano, por entonces estaba dirigida por Jaime Yankelevich quien tendría un papel fundamental en la creación de la televisión argentina.
Entre el radioteatro y las películas Eva finalmente logró una situación económica estable y cómoda. De este modo, en 1942 pudo abandonar las pensiones y comprarse su propio departamento, frente a los estudios de Radio Belgrano, ubicado en el exclusivo barrio de Recoleta, en la calle Posadas 1567, el mismo donde tres años después comenzaría a vivir con Juan D. Perón.
El 3 de agosto de 1943 fue una de las fundadoras de la Asociación Radial Argentina (ARA), primer sindicato de los trabajadores de la radio, del que además fue elegida presidenta.
El peronismo
En los primeros días de 1944 Eva conoció a Juan Perón. En esa época la Argentina atravesaba un momento crucial de transformaciones económicas, sociales y políticas.
La situación política y social en 1944
Económicamente, el país en los años anteriores había cambiado completamente su estructura productiva debido a un gran desarrollo de la industria. En 1943 la producción industrial había superado a la producción agropecuaria por primera vez.
Socialmente, el país estaba viviendo una gran migración interna, del campo a la ciudad, empujada por el desarrollo industrial. Ello llevó a un amplio proceso de urbanización y un notable cambio de la población en las grandes ciudades, especialmente Buenos Aires debido a la irrupción de un nuevo tipo de trabajador y trabajadora no europeos. Fueron llamados despectivamente cabecitas negras por las clases medias y altas, debido a que usualmente tenían el pelo, la piel y los ojos más oscuros que el de algunos inmigrantes europeos. La gran migración interna se caracterizó también por la presencia de una gran cantidad de mujeres buscando ingresar al nuevo mercado de trabajo asalariado que estaba creando la industrialización.
Políticamente, el país vivía una crisis profunda de los partidos políticos tradicionales que habían convalidado un sistema corrupto y abiertamente fraudulento fundado en el clientelismo. Ese período es conocido en la historia argentina como Década Infame (1930-1943) y fue dirigido por una alianza conservadora conocida como La Concordancia. Ante la corrupción del gobierno conservador el 4 de junio de 1943 se produjo un golpe de Estado militar que abrió un confuso período de reorganización y realineamiento de las fuerzas políticas. Al producirse el golpe militar el teniente coronel Juan D. Perón, de 47 años, era un integrante de la tercera fila del nuevo gobierno.
En 1943, poco tiempo después de comenzado el gobierno militar, un grupo de sindicatos mayoritariamente socialistas y sindicalistas revolucionarios, encabezados por el dirigente sindical socialista Ángel Borlenghi, tomó la iniciativa de establecer contactos con oficiales jóvenes que tuvieran simpatía por los reclamos de los trabajadores. Del lado militar, fueron los coroneles Juan Perón y Domingo Mercante quienes encabezaron el grupo militar que resolvió hacer una alianza con los sindicatos para impulsar el programa histórico que el sindicalismo argentino venía proponiendo desde 1890.
La alianza militar-sindical encabezada por Perón y Borlenghi fue imponiendo grandes conquistas laborales (convenios colectivos, Estatuto del Peón de Campo, jubilaciones, etc.) y ganando en consecuencia un apoyo popular que le permitió comenzar a ocupar posiciones importantes en el gobierno. El primer cargo lo obtuvo precisamente Perón, cuando fue designado al frente del insignificante Departamento de Trabajo. Poco después obtenía que el departamento fuera elevado a la importante jerarquía de Secretaría de Estado.
Paralelamente al avance de las conquistas sociales y laborales obtenidas por el grupo sindical-militar dirigido por Perón y Borlenghi, y al creciente apoyo popular al mismo, comenzó a organizarse también una oposición encabezada por los grupos patronales, militares y estudiantiles tradicionales, con apoyo abierto de la embajada de Estados Unidos, que fue ganando apoyo en la clase media y alta. Este enfrentamiento sería inicialmente conocido como «las alpargatas contra los libros».
apoyo en la clase media y alta. Este enfrentamiento sería inicialmente conocido como «las alpargatas contra los libros».
Encuentro con Juan Domingo Perón
El 22 de enero de 1944, Eva (con veinticuatro años) conoció a Perón (de cuarenta y ocho años de edad y viudo desde 1938) en un acto realizado en el estadio Luna Park por la Secretaría de Trabajo y Previsión con el fin de condecorar a las actrices que más fondos habían recaudado en la colecta de solidaridad con las víctimas del terremoto que asoló la ciudad de San Juan. Las actrices que resultaron primeras fueron Niní Marshall y Libertad Lamarque.
En febrero Perón y Eva ya estaban viviendo juntos y aquel se mudaría a un departamento contiguo al de ella en la calle Posadas. Mientras tanto, Eva siguió desarrollando su carrera artística. Ese año trabajó en tres programas radiales diarios: Hacia un futuro mejor (10:30), donde difundía las conquistas sociales y laborales que conseguía la Secretaría de Trabajo, el radioteatro Tempestad (18:00) y Reina de reyes (20:30). También actuó en la película La cabalgata del circo, con Hugo del Carril y Libertad Lamarque.
El ’45
El año 1945 fue clave para la historia argentina. La confrontación entre sectores sociales se agudizó y la oposición entre alpargatas y libros se transformó en peronismo y antiperonismo. A lo largo del año hasta los sucesos de octubre, el movimiento antiperonista se iría haciendo cada vez más fuerte, organizándose en torno al embajador de Estados Unidos Spruille Braden y las cámaras empresariales.
Evita por su parte continuó trabajando en la radio y el cine.
En abril comenzó la filmación en Córdoba de La pródiga, una película dirigida por Mario Soficci, en la que había conseguido su primer papel protagónico. El rodaje terminó en septiembre, y cuando aún estaba en proceso de postproducción, estalló el golpe de estado que provocaría la renuncia forzada de Perón, su posterior detención y la célebre movilización obrera del 17 de octubre que obtuvo su liberación y llevó al régimen a convocar a elecciones. En esas circunstancias y ya lanzada la campaña electoral, Perón solicitaría a los estudios San Miguel que postergaran el estreno hasta después de las elecciones, aunque luego tampoco se estrenó y recién se exhibiría públicamente en 1984.
Ese fue su último trabajo artístico. Evita mantendría un cariño especial por esa película, que vería varias veces en su domicilio hasta los últimos días de su vida.
El padre Hernán Benítez, su confesor desde varios años antes, contó que Eva calificaba su propio desempeño artístico diciendo: “En el cine, mala; en el teatro, mediocre; en la radio, pasable”. Benítez pensaba también que Evita era excesivamente dura consigo misma, “pero no muy distante de la verdad”.
El 8 de octubre a la noche se produjo un golpe de Estado dirigido por el general Ávalos que exigió de inmediato y obtuvo la renuncia de Perón al día siguiente. Durante una semana los grupos antiperonistas tuvieron el control del país pero no se decidieron a tomar el poder. Perón y Eva permanecieron juntos, circulando por diversas casas, entre ellas la de Elisa Duarte, la segunda hermana de Eva.
El 12 de octubre Perón fue detenido en el departamento de la calle Posadas y confinado en la cañonera Independencia, que zarpó hacia la Isla Martín García.
Ese mismo día Perón le escribió una carta a su amigo el coronel Mercante en la que le menciona a Eva Duarte, llamándola Evita:
Le encargo mucho a Evita, porque la pobrecita tiene sus nervios rotos y me preocupa su salud. En cuanto me den el retiro, me caso y me voy al diablo. – Juan D. Perón
El 14 de octubre Perón le escribió a Eva una carta desde Martín García en la que le dice entre otras cosas:
… Hoy he escrito a Farrell pidiéndole que me acelere el retiro, en cuanto salga nos casamos y nos iremos a cualquier parte a vivir tranquilos… ¿Qué me decís de Farrell y de Ávalos? Dos sinvergüenzas con el amigo. Así es la vida… Te encargo le digas a Mercante que hable con Farrell para ver si me dejan tranquilo y nos vamos al Chubut los dos… Trataré de ir a Buenos Aires por cualquier medio, de modo que puedes esperar tranquila y cuidarte mucho la salud. Si sale el retiro, nos casamos al día siguiente y si no sale, yo arreglaré las cosas de otro modo, pero liquidaremos esta situación de desamparo que tú tienes ahora…Con lo que yo he hecho estoy justificado ante la historia y sé que el tiempo me dará la razón. Empezaré a escribir un libro sobre esto y lo publicaré cuanto antes, veremos entonces quién tiene razón…
Por entonces parecía que Perón había sido definitivamente desplazado de la actividad política y que, en el mejor de los casos, se retiraría con Eva, para vivir en la Patagonia. Sin embargo a partir del día 15 de octubre los sindicatos comenzaron a movilizarse para exigir la libertad de Perón, hasta desencadenar la gran manifestación del 17 de octubre que finalizó con su liberación, provocó la recuperación de las posiciones en el gobierno que tenía la alianza militar-sindical y abrió el camino para la victoria en las elecciones presidenciales.
Escribanía Ordiales, en Junín, encargada de confeccionar el acta de matrimonio civil entre Eva Duarte y Juan Domingo Perón en 1945. |
La versión tradicional asignó a Eva Perón un papel decisivo en la movilización de los trabajadores que ocuparon Plaza de Mayo pero actualmente los historiadores coinciden que su intervención en esas jornadas fue muy limitado si es que tuvo alguna. En ese momento, Eva Duarte aún carecía de identidad política, de contactos en los sindicatos y de apoyo firme en el círculo íntimo de Perón. Los testimonios históricos son abundantes en señalar que el movimiento que liberó a Perón fue organizado directamente por los sindicatos en todo el país y la CGT.
El periodista Héctor Daniel Vargas ha revelado que el 17 de octubre de 1945 Eva Duarte estaba en Junín, seguramente en la casa de su madre, y menciona como prueba un poder firmado por ella ese mismo día en esa ciudad. Al parecer podría haber llegado a Buenos Aires esa tarde.
Como Perón había dicho en sus cartas, pocos días después, el 22 de octubre se casó con Eva en Junín. El acontecimiento ocurrió en la escribanía Ordiales, que funcionaba en una casona que aún existe en la esquina de Arias y Quintana, en el centro de la ciudad. El escritorio utilizado para confeccionar el acta de matrimonio civil se encuentra actualmente expuesto en el Museo Histórico de Junín.
Un mes y medio después, el 10 de diciembre, celebraron el matrimonio católico en la iglesia de San Francisco —orden muy apreciada por Eva—, ubicada en la calle 12 y 68 de la ciudad de La Plata, oficiando de padrinos Domingo Mercante y Juana Ibarguren, la madre de Eva.
Carrera política
Participación de Eva en la campaña electoral
Eva comenzó abiertamente su carrera política acompañando a Perón, como su esposa, en la campaña electoral con vistas a las elecciones presidenciales del 24 de febrero de 1946.
Fotografía de María Eva Duarte de Perón, con dedicatoria para la primera dama guatemalteca María Cristina Vilanova de Árbenz. |
La participación de Eva en la campaña de Perón fue una novedad en la historia política argentina. En aquel momento las mujeres carecían de derechos políticos (excepto en San Juan) y las esposas de los candidatos tenían una presencia pública muy restringida y básicamente apolítica. Desde principio de siglo grupos de feministas, entre los que se destacaron personas como Alicia Moreau de Justo, Julieta Lanteri, Elvira Rawson de Dellepiane, habían reclamado sin éxito el reconocimiento de los derechos políticos para las mujeres. En general, la cultura machista dominante consideraba una falta de feminidad que una mujer opinara de política.
Eva fue la primera esposa de un candidato presidencial argentino en estar presente durante su campaña electoral y acompañarlo en sus giras. Perón venía proponiendo desde julio de 1945 que había que reconocer el derecho al voto de las mujeres, pero pocos meses después la Asamblea Nacional de Mujeres presidida por Victoria Ocampo y otros sectores conservadores se opusieron a que una dictadura otorgara el voto femenino con el argumento de que estaban a favor del “sufragio femenino, pero sancionado por un Congreso elegido en comicios honestos” y el proyecto finalmente no logró imponerse.
El 8 de febrero de 1946, pocos días antes de finalizar la campaña, el Centro Universitario Argentino, la Cruzada de la Mujer Argentina y la Secretaría General Estudiantil organizaron un acto en el estadio Luna Park para manifestar el apoyo de las mujeres a la candidatura de Perón. Debido a que Perón no pudo asistir por encontrarse agotado, se anunció que María Eva Duarte de Perón lo reemplazaría en el uso de la palabra. Era la primera vez que Evita hablaría en un acto político. Sin embargo la oportunidad resultó frustrada porque el público reclamó airadamente la presencia de Perón e impidió que pudiera pronunciar su discurso.
Durante la campaña electoral Eva no pudo ir más allá de su condición de esposa de Perón. Sin embargo ya en ese momento era evidente que su intención era desempeñar un papel político autónomo, incluso aunque las actividades políticas estuvieran prohibidas para las mujeres. Esta visión que ella misma tenía de su papel en el peronismo, fue expresada claramente en su primer discurso por radio, pronunciado el 27 de enero de 1947 y dirigido “a la mujer argentina”:
Vosotras mismas, espontáneamente, con esa cálida ternura que distingue a las camaradas de una misma lucha, me habéis dado un nombre de lucha: Evita. Prefiero ser solamente “Evita” a ser la esposa del Presidente, si ese “Evita” es pronunciado para remediar algo, en cualquier hogar de mi patria.
Eva Perón, Mensaje a la mujer argentina
El 24 de febrero de 1946 se realizaron las elecciones triunfando la fórmula Perón-Quijano con un 54% de los votos.
Derechos de la mujer
En la historia argentina existe un reconocimiento unánime sobre el hecho de que Evita realizó una tarea decisiva para el reconocimiento de la igualdad de derechos políticos y civiles entre hombres y mujeres. Durante su gira europea precisó con claridad su punto de vista frente a esta cuestión:
Este siglo no pasará a la historia con el nombre de «siglo de la desintegración atómica» sino con otro nombre mucho más significativo: «siglo del feminismo victorioso». – Eva Perón
Eva Perón fue muy amiga de María Cristina Vilanova de Árbenz, primera dama de Guatemala, quien también fue una mujer muy influyente en los gobiernos revolucionarios de Guatemala.
Sufragio femenino
Retrato oficial de Juan Domingo Perón junto a su esposa Eva, de Numa Ayrinhac y exhibido en el Museo del Bicentenario, es el único oficial de un presidente argentino acompañado de la primera dama. |
El 27 de febrero de 1946, tres días después de las elecciones, Evita ―de veintiséis años de edad― pronunció su primer discurso político en un acto organizado para agradecer a las mujeres su apoyo a la candidatura de Perón. En esa oportunidad Evita exigió la igualdad de derechos para hombres y mujeres y en particular el sufragio femenino:
La mujer argentina ha superado el período de las tutorías civiles. La mujer debe afirmar su acción, la mujer debe votar. La mujer, resorte moral de su hogar, debe ocupar el sitio en el complejo engranaje social del pueblo. Lo pide una necesidad nueva de organizarse en grupos más extendidos y remozados. Lo exige, en suma, la transformación del concepto de mujer, que ha ido aumentando sacrificadamente el número de sus deberes sin pedir el mínimo de sus derechos. – Eva Perón
El proyecto de ley fue presentado inmediatamente después de asumido el nuevo gobierno constitucional, el 1 de mayo de 1946. La oposición de los prejuicios conservadores resultaba evidente, no solo entre los partidos opositores sino incluso dentro de los partidos que sostenían el peronismo. Evita presionó constantemente a los parlamentarios para que lo aprobaran, causando incluso protestas de estos últimos por su intromisión.
A pesar de que era un texto brevísimo en tres artículos, que prácticamente no podía dar lugar a discusiones, el Senado recién dio media sanción al proyecto el 21 de agosto de 1946, y hubo que esperar más de un año para que la Cámara de Diputados sancionara el 9 de septiembre de 1947 la Ley 13.010, estableciendo la igualdad de derechos políticos entre hombres y mujeres y el sufragio universal en la Argentina. Finalmente, la Ley 13.010 se aprobó por unanimidad.
Para celebrar la ley que reconocía los derechos políticos de las mujeres la CGT convocó a un acto en la plaza de Mayo el 23 de septiembre, en el que hablaron Eva, el exdirigente sindical y ministro del Interior Ángel Borlenghi y Perón, en ese orden. Durante el acto, el Presidente firmó el decreto promulgando la ley en el balcón y se lo entregó a Eva, que inmediatamente después pronunció su discurso dirigido a las “mujeres de mi patria”, que comenzó con los siguientes párrafos:
Mujeres de mi patria, recibo en este instante de manos del Gobierno de la Nación, la ley que consagra nuestros derechos cívicos, y lo recibo ante vosotras con la certeza de que lo hago en nombre y representación de todas las mujeres argentinas, sintiendo jubilosamente que me tiemblan las manos al contacto del laurel que proclama la victoria. Aquí está hermanas mías resumida en la letra apretada de pocos artículos una historia larga de luchas, tropiezos y esperanzas, por eso hay en ella crispaciones de indignación, sombras de aucasos amenazadores, pero también alegre despertar de auroras triunfales, y esto último que traduce la victoria de la mujer sobre las incomprensiones, las negaciones y los intereses creados de las castas repudiadas por nuestro despertar nacional, sólo ha sido posible en el ambiente de justicia, de recuperación y de saneamiento de la Patria, que estimula e inspira la obra de gobierno del general Perón, líder del pueblo argentino. – Eva Perón
El Partido Peronista Femenino
Monumento a Evita, obra de Ricardo Gianetti, en Austria y Libertador (Bs.As.) en el lugar en que murió, donde estaba la casa presidencial. |
En 1949 Eva Perón buscó incrementar la influencia política de las mujeres fundando el Partido Peronista Femenino (PPF), el 26 de julio en el Teatro Nacional Cervantes de la Ciudad de Buenos Aires. El PPF estaba dirigido exclusivamente por mujeres, era totalmente autónomo dentro del movimiento, y estaba organizado a partir de unidades básicas femeninas que se abrían en los barrios, pueblos y sindicatos canalizando la militancia directa de las mujeres.
El 11 de noviembre de 1951 se realizaron elecciones generales. Evita votó en el hospital donde estaba internada, debido al avanzado estado del cáncer que terminaría con su vida al año siguiente. Por primera vez las mujeres argentinas pudieron votar y ser votadas. El 64% de las mujeres votó por el peronismo, un porcentaje levemente superior al de los varones, que votaron en un 63% por la reelección de Perón. Asimismo, el Partido Peronista Femenino logró elegir 23 diputadas, tres delegadas de territorios nacionales y 6 senadoras -las únicas mujeres presentes en el Congreso Nacional-, y 80 legisladoras provinciales.
Igualdad jurídica en el matrimonio y la patria potestad
La igualdad política de hombres y mujeres, se complementó con el impulso de Eva a la reforma constitucional de 1949 que estableció la igualdad jurídica de los cónyuges y la patria potestad compartida que garantizó el artículo 37 (II.1), así como los derechos del niño y de la ancianidad, estos últimos propuestos por la propia Eva Perón.
El golpe militar de 1955 abolió la Constitución, y con ella la garantía de igualdad jurídica entre el hombre y la mujer en el matrimonio y frente a la patria potestad, reapareciendo la prioridad del hombre sobre la mujer. La reforma constitucional de 1957 tampoco reincorporó esta garantía constitucional, y la mujer argentina permaneció discriminada legalmente hasta que se sancionó la ley de patria potestad compartida en 1985, durante el gobierno de Alfonsín.
Evita también propuso reconocer el valor económico del trabajo de mantención de los hogares y crianza de los niños, realizado principalmente por mujeres, por medio de algún método retributivo que debería estudiarse.
Relación con los trabajadores y los sindicatos
Eva Perón estableció una fuerte relación, estrecha y a la vez compleja, con los trabajadores y los sindicatos en particular, que la caracterizó.
En 1947, Perón ordenó disolver los dos partidos que lo sostenían, el Partido Laborista y la Unión Cívica Radical Junta Renovadora, para crear el Partido Peronista. A partir de ese momento los sindicatos fueron reconocidos como la «columna vertebral» del movimiento peronista, lo que en la práctica implicó que el Partido Peronista tomara la forma de un partido cuasi-laborista. Con la creación del Partido Peronista Femenino, el movimiento peronista se organizó en tres ramas autónomas: la rama política, la rama sindical y la rama femenina.
En este esquema de poderes heterogéneos y muchas veces en conflicto que confluían en el peronismo, entendido como un movimiento abarcador de múltiples clases y sectores, Eva Perón ocupó un papel de vínculo directo y privilegiado entre Perón y los sindicatos, que les permitió a estos últimos consolidar una posición de poder, aunque compartido.
Por esta razón fue el movimiento sindical el que impulsó la candidatura de Eva Perón a vicepresidente, en 1951, candidatura muy resistida, incluso dentro del Partido Peronista, por los sectores que querían evitar un avance del sector sindical.
Evita tenía una visión sumamente combativa de la lucha por los los derechos sociales y pensaba que “la oligarquía”, “el capitalismo deshumanizado” y “el imperialismo” actuarían incluso violentamente para anularlos.
Consecuentemente Eva impulsó junto a los dirigentes sindicales la formación de milicias obreras y, poco antes de morir, compró armas que entregó a la CGT.
La estrecha relación entre Evita y el sindicalismo quedó evidenciada en la donación que la Fundación Eva Perón hizo a la CGT del edficio donde instaló su sede -contiguo a la nueva sede de la fundación- y por la decisión de establecer a su muerte, que su cadáver embalsamado permanecería en la central obrera hasta que se construyera el monumento dedicado a su memoria.
Gira europea
Perón, Evita y otros dirigentes peronistas pensaron en una gira internacional para 1947, inédita en aquel momento para una mujer, que pudiera ubicarla en el primer plano político.
La gira se extendió durante 64 días, partiendo el 6 de junio y regresando el 23 de agosto de 1947. Durante la misma visitó España (18 días), Italia y el Vaticano (20 días) , Portugal (3 días), Francia (12 días), Suiza (6 días), Brasil (3 días) y Uruguay (2 días). Su intención oficial era oficiar de embajadora de buena voluntad y conocer los sistemas de ayuda social instalados en Europa con la obvia intención de impulsarla a su regreso a hacerse cargo de un nuevo sistema de obras sociales.
En el cortejo viajó el padre jesuita Hernán Benítez, por quien ella se dejaba aconsejar, y que tendría influencia, a su vuelta, en la creación de la Fundación Eva Perón.
La prensa de la época bautizó la gira con el nombre de “Gira del Arco Iris”, a raíz de una imagen utilizada por Evita en uno de sus discursos en España, destinada a desmentir la versión sobre una supuesta intención de su viaje, de establecer un eje belicista entre Buenos Aires y Madrid:
Mujeres de España, no he venido a formar ejes sino a tender una arco iris de paz con todos los pueblos, como corresponde al espíritu de la mujer. – Eva Perón
España, gobernada por el dictador Francisco Franco, fue la primera escala de su viaje. Estuvo en Villa Cisneros, Madrid, Toledo, Granada, Sevilla, Santiago de Compostela, Pontevedra, Zaragoza y Barcelona. En reiteradas ocasiones Eva demostró su desagrado sobre el modo que se trataba a los obreros y a las personas humildes en España, así como por la falta de democracia y la existencia de presos políticos. Mantuvo una relación tirante con la esposa de Franco, Carmen Polo, debido a su insistencia en mostrarle el Madrid histórico de los Austrias y los Borbones en lugar de los hospitales públicos y los barrios obreros o «barrios de chabolas».
Durante su estadía en España recibió una carta del pequeño hijo de la militante comunista Juana Doña, pidiéndole que intercediera ante Franco por su madre condenada a muerte en esos días. Ante el pedido del niño, Evita gestionó y obtuvo la conmutación de la pena.
De regreso en la Argentina, contaría:
A la mujer de Franco no le gustaban los obreros, y cada vez que podía los tildaba de «rojos» porque habían participado en la guerra civil. Yo me aguanté un par de veces hasta que no pude más, y le dije que su marido no era un gobernante por los votos del pueblo sino por imposición de una victoria.
Evita llega a Madrid donde es recibida con veintiún cañonazos y una multitud de obreros españoles. |
El viaje continuó por Italia, donde almorzó con el ministro de Relaciones Exteriores, visitó guarderías infantiles. Allí escribe en los diarios locales, alternando cenas con los máximos representantes del gobierno o la sociedad civil y encuentros con obreros.
En la Ciudad del Vaticano fue recibida por el papa Pío XII, quien le entregó el rosario de oro y la medalla pontificia que llevó en sus manos al momento de morir, después de mantener una reunión a solas de 15 minutos. De lo que allí hablaron el Papa y Eva no ha quedado ningún testimonio directo, con excepción de un breve comentario posterior de Perón sobre lo que su esposa le había contado.
El diario La Razón de Buenos Aires cubrió la noticia del siguiente modo:
El Papa la invitó entonces a tomar asiento junto a su escritorio y comenzó la audiencia. Ni una sola palabra se ha dado a conocer oficialmente de la conversación que sostuvieron el Sumo Pontífice y la señora de Perón, pero un miembro de la casa papal indicó que Pío XII le hizo presente a la señora de Perón su agradecimiento personal por la ayuda que la Argentina ha prestado a las naciones europeas azotadas por la guerra, y por la colaboración que ha prestado la Argentina en la obra de socorro de la Comisión Pontificia. Al cabo de 27 minutos, el Sumo Pontífice oprimió un pequeño botón blanco en su escritorio. Una campanilla sonó en la antecámara y la audiencia llegó a su fin. Pío XII obsequió a la señora de Perón un rosario con una medalla de oro conmemorativa de su pontificado.
Después de visitar Portugal, se dirigió a Francia, donde se vio afectada por la publicación en la revista France Dimanche de una foto suya cuando era modelo, posando para una propaganda de jabón, que aparecía junto a otra foto, esta vez de Perón posando junto a una mujer mapuche. De todos modos presidió la firma de un tratado comercial para la compra de trigo, recibió la Legión de Honor, y se entrevistó con el presidente de la Asamblea Nacional, el socialista Édouard Herriot, entre otros políticos. El jesuita Benítez la llevó a Notre Dame a hablar con el nuncio apostólico en París, Monseñor Angelo Giuseppe Roncalli, futuro papa Juan XXIII, quien le dio la siguiente recomendación:
Si de verdad lo va a hacer le recomiendo dos cosas: que prescinda por completo de todo papelerío burocrático, y que se consagre sin límites a su tarea.
Benítez afirmó que a Roncalli le impresionó la figura de Evita inclinando su cabeza frente al altar de la Virgen mientras se escuchaba el Himno Nacional Argentino: “¡Ha vuelto la emperatriz Eugenia de Montijo!”, afirmó que dijo el prelado.
La gira continuó por Suiza, donde se entrevistó con dirigentes políticos. Sobre su escala en ese país se han realizado muchas especulaciones intentando asociarla a funcionarios suizos que actuaban como gestores de personas vinculadas con el nazismo. Finalmente descartó visitar Gran Bretaña debido a que la familia real se encontraba en Escocia, y antes de volver visitó Brasil y Uruguay. El broche de la gira lo constituyó, ya de regreso, su presencia en la Conferencia Interamericana para el Mantenimiento de la Paz y la Seguridad Continental, que se celebraba en Río de Janeiro el 20 de agosto de 1947, que concluyó con la firma el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR).
Acción sindical
Eva desarrolló una intensa tarea sindical desde la Secretaría de Trabajo y Previsión (STP) -transformada en Ministerio en 1949- gestionando todo tipo de iniciativas y reclamos, organizando nuevos sindicatos, participando en las negociaciones colectivas, asistiendo a las asambleas en las fábricas, o simplemente recibiendo donaciones de los sindicatos para su “cruzada”, que cada vez se hicieron más numerosas. Todos los miércoles, Evita acompañaba a la delegación de la CGT que se reunía con el Presidente. Dice Marysa Navarro que la tarea sindical de Evita resultó decisiva para la “peronización de los sindicatos”.
Para la primera mitad de 1948, Evita ya es reconocida por los dirigentes sindicales como una gestora decisiva de las conquistas laborales y del poder alcanzado por el movimiento obrero dentro del gobierno, circunstancia que explica su aparición ese año, junto a Perón, en las dos principales movilizaciones obreras, la del 1 de mayo y la del 17 de octubre.
La Fundación Eva Perón y la ayuda social
Oficina de la Fundación Eva Perón en el Correo (actualmente preservada como museo en el Centro Cultural Néstor Kirchner |
Ya en la década de 1930 comenzó a ser evidente que la Sociedad de Beneficencia y otras instituciones similares en otras partes del país, así como la beneficencia, se habían vuelto obsoletas e inadecuadas para la sociedad urbana industrial.
A partir de 1943, las organizaciones de beneficencia comenzaron a ser reorganizadas y el 6 de septiembre de 1946 la entidad capitalina fue intervenida. El peronismo reorganizó completamente la acción del Estado en materia de asistencia social. Parte de esa tarea fue desarrollada a través del exitoso plan de salud pública que llevó adelante el Ministro de Salud Ramón Carrillo; parte fue desarrollada a partir de las nuevas instituciones de previsión social como la generalización de las jubilaciones y pensiones; y parte fue desarrollada por la Dirección Nacional de Asistencia Social creada en septiembre de 1948, que con el tiempo llegaría a organizarse como ministerio, bajo diversos nombres, como «Bienestar Social» o «Desarrollo Social». En ese contexto apareció la Fundación Eva Perón (FEP), con el fin de organizar institucionalmente la acción social que Eva venía realizando en la Secretaría de Trabajo y Previsión (STP), tarea que la prensa denominaba su «Cruzada de Ayuda Social», y las donaciones sindicales que habían comenzado a multiplicarse.
Paseo Colón 850. Edificio construido ad hoc para la Fundación Eva Perón. Actualmente es la Facultad de Ingeniería. |
El 8 de julio de 1948 se creó la Fundación Eva Perón, presidida por Evita, que desarrolló una gigantesca tarea social que llegó prácticamente a todos los niños, ancianos, madres solteras, y mujeres que eran único sustento de familia, pertenecientes a los estratos más carenciados de la población. Eva explicó en La razón de mi vida cuál era su enfoque sobre la acción social, dándole prioridad a la personalización y dignificación inclusiva de los sectores vulnerables:
Muchas obras han sido construidas con criterios de ricos… y el rico, cuando piensa para el pobre, piensa en pobre. Otras, han sido hechas con criterio de Estado; y el Estado sólo construye burocráticamente, vale decir con frialdad en la que el gran ausente es el amor. – Eva Perón
La Fundación realizó un amplio espectro de actividades sociales, desde la construcción de hospitales, escuelas, hogares de tránsito y de ancianos, colonias de vacaciones, proveedurías populares, hasta el otorgamiento de becas para estudiantes, ayudas para construir viviendas populares, un plan agrario de apoyo a los pequeños productores rurales, entregas masivas de máquinas de coser y promoción de la mujer en diversas facetas.
Construyó las modernas viviendas obreras de Ciudad Evita, doce avanzados policlínicos en todo el país, donde la atención fue completamente gratuita y dirigió la Escuela de Enfermería. La Fundación realizaba anualmente los famosos Juegos Nacionales Evita, en los que participaban cientos de miles de niños y jóvenes de sectores humildes, que a la vez que promovía el deporte permitió también realizar masivos controles médicos.
La Fundación entregaba también masivamente, cada fin de año, sidra y pan dulce a las familias más carenciadas, hecho este último muy criticado por los opositores antiperonistas. La Fundación empleaba 14 000 personas, entre ellas 850 enfermeras que eran uno de sus principales emblemas. Evita atendía además personalmente cada carta y cada reclamo.
Los principales colaboradores de Eva en la FEP fueron el prestigioso cirujano Ricardo Finochietto, el padre Hernán Benítez que instaló su parroquia en el barrio obrero de Saavedra construido por la Fundación, Atilio Renzi, Alfredo Alonso y Ramón Cereijo.
Los fondos de la Fundación provenían de diversas fuentes: impuestos provenientes de loterías, casinos y carreras (leyes 13941 y 14044), donaciones personales, cuotas establecidas en los convenios colectivos, los salarios del 1 de mayo y 12 de octubre (Resolución 266/1950), aporte del 2 % del aguinaldo (Ley 13992), excedente del seguro de vida en espectáculos públicos, recargo en las entradas cinematográficas (convenio cinematográfico), ingresos de los hoteles y colonias, los recursos presupuestarios no ejecutados por los ministerios, etc. Siguiendo la tradición argentina en materia de beneficencia, el Estado no solo aportó fondos, sino también inmuebles, personal y medios de transporte.
La Fundación realizó también ayudas solidarias para diversos países como Estados Unidos, Israel, Perú, Ecuador y Colombia.
En 1951, Golda Meir, por entonces Ministra de Trabajo israelí y una de las pocas mujeres que en el mundo habían alcanzado una posición política destacada en democracia, viajó a la Argentina para entrevistarse con Eva Perón y agradecerle las donaciones a Israel en los primeros momentos de su creación.
La Fundación Eva Perón funcionó en varios edificios y depósitos, mientras que Evita instaló su despacho en una oficina ubicada en el primer piso del Ministerio de Comunicaciones, actual Centro Cultural Kirchner donde la habitación se mantiene como museo. A fines de 1950 el Congreso de la Nación donó a la FEP un terreno sobre el Paseo Colón al 800, al lado del nuevo edificio de la CGT, donde comenzó a construirse la sede, un gran edificio en estilo neoclásico, con grandes estatuas alegóricas de Leone Tommasi en su parte superior.
La destrucción de documentación por parte de la Revolución Libertadora ha impedido saber exactamente cuándo Eva Perón comenzó a atender en el nuevo edificio, pero hay coincidencia en que fue durante muy poco tiempo.
En 1955 el edificio sería asaltado por los grupos golpistas, destruyendo la documentación y las estatuas de Tommasi; poco después fue entregado a la Universidad de Buenos Aires, que instaló allí la Facultad de Ingeniería. En 2011 el edificio fue declarado monumento histórico nacional por Ley 26714.
La escritora Aurora Venturini que trabajara en la Fundación Eva Perón como psicóloga ha dejado su recuerdo sobre Evita en ese ámbito:
A la Fundación llegaba a las ocho de la mañana y se iba a las cuatro del día siguiente. Las piernas se le hinchaban, se sacaba los zapatos debajo del escritorio y quedaba descalza… había que verla de cerca, en el trato diario, podía ser insoportable de tan inmediata . Cuando me decía a mí o a otros «esto lo quiero para mañana», había que tenerlo listo porque si no se le escapaban insultos gruesos, descargaba toda su rabia en el que tenía adelante, le saltaba la bronca. Era difícil estar con ella en esos momentos. Después, la entendí: se le acababa el tiempo, estaba muy apurada… Me acuerdo del chico de las moscas. Yo la había acompañado a una recorrida por las barriadas pobres. Por entonces, las villas eran buenas, se podía entrar, no había violencia, sólo pobreza, mucha pobreza. Se nos acercó un chico que tenía la cabecita completamente negra… eran moscas. Evita no se contuvo y se largó a llorar, después pidió que lo lleváramos al hospital donde se curó, pero a ella nunca se le fue la impresión. Esas cosas le daban una rabia inmensa, se volvía loca.
Diario Democracia
A fines de 1947 Evita gestionó la compra del diario Democracia, el único periódico que que había apoyado la candidatura de Perón en las elecciones de 1946. El diario se convirtió en el “vocero de Evita”, con un tiraje superior a los 300.000 números diarios. Desde mediados de 1948 publicó semanalmente en la portada, artículos escritos por Eva Perón, sobre cuestiones políticas de actualidad, aunque esas perticipaciones se hicieron más espaciadas desde 1949.
Los títulos de los artículos publicados por Eva Perón en Democracia reflejan abiertamente sus preocupaciones sociales y políticas. Algunos de ellos fueron: “Porque soy peronista”, “Ayuda social, sí; limosna no”, “Significación social del ‘descamisado'”, “Olvidar a los niños es renunciar al porvenir”, “El deber actual de la mujer argentina”, “Hacia la total emancipación de los descamisados del campo”, “Mis conversaciones con el general Perón”, “Significado nacional del 17 de octubre”, “La mujer argentina apoya la reforma”, “El pueblo quiere soluciones argentinas para los problemas argentinos”.
Derechos de la ancianidad
El 28 de agosto de 1948, Eva publicó su Decálogo de los Derechos de la Ancianidad, una iniciativa mundialmente precursora en la lucha por el reconocimiento de las personas de la tercera edad. El decálogo estableció los siguientes derechos: a la asistencia, la vivienda, la alimentación, el vestido, la salud física, la salud moral, la recreación, el trabajo, a la expansión y al respeto.
Ese mismo año Argentina llevó el decálogo a las Naciones Unidas, proponiendo a la Asamblea General aprobar una norma reconociendo los derechos humanos de las personas ancianas. Por entonces las Naciones Unidas aún no había aprobado el primer instrumento de derechos humanos, que recién sería aprobado como mera “declaración” no obligatoria, en diciembre de ese año, luego de sortear varios inconvenientes. En apoyo del reconocimiento universal de los derechos de la ancianidad, Evita publicó dos artículos en periódicos franceses: “El mundo no puede ser insensible a la suerte de los ancianos” en Ce Matin y “Emoción cristiana y justicia social” en la revista Le Tribune des Nations.
Los derechos de la ancianidad elaborados por Evita y propuestos por Argentina, finalmente no fueron incluidos en la Declaración Universal de Derechos Humanos ni aprobados como una declaración complementaria. Deberían pasar 43 años para que la temprana propuesta argentina, finalmente llevara a la aprobación por las Naciones Unidas de los Principios de las Naciones Unidas en Favor de las Personas de Edad, mediante la Resolución 46/91 de la Asamblea General del 16 de diciembre de 1991.
En 1949 la Convención Constituyente incorporó el Decálogo de la Ancianidad elaborado por Evita y lo incorporó al nuevo texto de la Constitución como artículo 37, III.
Candidatura a la vicepresidencia
Las elecciones generales de 1951 fue la primera vez que las mujeres pudieron presentarse, no solo para votar sino como candidatas. Debido a su gran popularidad, la Confederación General del Trabajo propuso la candidatura de Evita al cargo de Vicepresidenta de la Nación, acompañando a Perón, un hecho que no solo implicaba llevar una mujer al Poder Ejecutivo Nacional, sino fortaler al sector sindical en el gobierno peronista. La audaz jugada desató una aguda lucha interna en el peronismo e intensas gestiones de los grupos de poder, en la que los sectores conservadores presionaron fuertemente para evitarlo. Simultáneamente a este proceso Evita desarrolló un cáncer de útero que acabaría con su vida en menos de un año.
En ese contexto, el 22 de agosto de 1951 se produjo el Cabildo Abierto del Justicialismo convocado por la Confederación General del Trabajo. La reunión convocó a cientos de miles de trabajadores y trabajadoras en la esquina de Moreno y 9 de Julio y constituyó un hecho histórico fuera de lo común.
En su transcurso los sindicatos le pidieron a Evita que aceptara la candidatura a vicepresidente. Tanto Perón como Evita tomaron sucesivamente la palabra para sugerir que los cargos no eran importantes y que ya Evita ocupaba un lugar superior en la consideración de la población. A medida que las palabras de Perón y Evita ponían de manifiesto las fuertes resistencias que despertaba su candidatura, la multitud empezó a exigirle a Evita que la aceptara allí mismo. Incluso en algún momento alguna voz en la multitud le exigió a Perón:
En ese momento se produjo un diálogo entre la multitud y Evita, completamente inusual en eventos multitudinarios:
Texto del diálogo entre Evita y la multitud en el Cabildo Abierto del 22 de agosto de 1951
-Evita (hablando a la multitud y a Perón): Hoy, mi general, en este Cabildo Abierto del Justicialismo, el pueblo preguntó que quería saber de qué se trata. Aquí ya sabe de qué se trata y quiere que el general Perón siga dirigiendo los destinos de la Patria.
-Pueblo: ¡Con Evita! ¡Con Evita!
-Evita: Yo haré siempre lo que el pueblo quiera. Pero yo les digo que así como hace cinco años he dicho que prefería ser Evita, antes que la mujer del presidente, si ese Evita era dicho para aliviar algún dolor de mi Patria, ahora digo que sigo prefiriendo ser Evita. La Patria está salvada porque la gobierna el general Perón.
-Pueblo: ¡Que conteste! ¡Que conteste!
-Espejo (CGT): Señora, el pueblo le pide que acepte su puesto.
-Evita: Yo le pido a la Confederación General del Trabajo y a ustedes, por el cariño que nos profesamos mutuamente, para una decisión tan trascendental en la vida de esta humilde mujer, que me den por lo menos cuatro días.
-Pueblo: ¡No, no, vamos al paro! ¡Vamos a la huelga general!
–Evita: Compañeros, compañeros… yo no renuncio a mi puesto de lucha. Yo renuncio a los honores. (Llora). Yo haré, finalmente, lo que decida el pueblo. (Aplausos y vivas). ¿Ustedes creen que si el puesto de vicepresidenta fuera un cargo y si yo hubiera sido una solución no habría contestado ya que sí?
-Pueblo: ¡Contestación! ¡Contestación!
-Evita: Compañeros, por el cariño que nos une, les pido por favor que no me hagan hacer lo que no quiero hacer. Se los pido a ustedes como amiga, como compañera. Les pido que se desconcentren. (La multitud no se retira). Compañeros, ¿cuándo Evita los ha defraudado? ¿Cuándo Evita no ha hecho lo que ustedes desean? Yo les pido una cosa, esperen hasta mañana.
-Espejo (CGT): La compañera Evita nos pide dos horas de espera. Nos vamos a quedar aquí. No nos movemos hasta que nos dé la respuesta favorable.
-Evita: Esto me toma de sorpresa. Jamás en mi corazón de humilde mujer argentina pensé que podía aceptar este puesto… Denme tiempo para anunciar mi decisión al país en cadena.
La multitud entendió esas palabras como un compromiso de Eva Perón de aceptar la candidatura y se retiró. De hecho el diario “evitista” Democracia titulaba al día siguiente “¡Aceptaron!” Sin embargo, nueve días después, Eva habló por radio para informar que había decidido renunciar a la candidatura. Esa fecha fue designada por los simpatizantes del peronismo como Día del Renunciamiento.
Eva llora y abraza a Perón durante el acto del 17 de octubre de 1951. En la foto aparecen también el ministro del Interior Ángel Borlenghi, el presidente de la Cámara de Diputados y futuro presidente de la Nación Héctor J. Cámpora y Juan Duarte. |
La razones y presiones que llevaron a la renuncia de Evita son objeto de diversos análisis. Entre ellas resultó ser un factor importante su salud, que era notable en ese momento y que la causaría la muerte menos de un año después. Sin embargo ello no impidió que la propuesta de la CGT pusiera en evidencia las luchas internas en el peronismo y en la sociedad, ante la eventualidad de que una mujer apoyada por los sindicatos pudiera ser elegida vicepresidenta y eventualmente incluso presidenta de la Nación.
La biógrafa Marysa Navarro destaca el papel jugado por los prejuicios de género en el renunciamiento, que llevaron incluso a que uno de los principales escritores argentinos, Ezequiel Martínez Estrada, llegara a cuestionar a Perón y Evita diciendo: “En realidad, él era la mujer y ella el hombre”.
Menos de un mes después del renunciamiento de Evita se produjo un fallido golpe de Estado cívico-militar, que involucró a altos dirigentes políticos y militares, que fue derrotado por la enérgica reacción del gobierno y la rápida movilización de la CGT, declarando la huelga general. Al día siguiente del golpe, Evita reunió a los máximos dirigentes sindicales y al jefe del Ejército, para organizar milicias obreras capaces de defender la democracia, en caso de que se produjera un nuevo golpe.
El 17 de octubre, ya consciente de su estado de salud, Evita habló en el acto de conmemoración en Plaza de Mayo del Día de la Lealtad, pidiéndole al pueblo que, “si no llegara a estar por mi salud”, “cuiden a Perón”, agregando: “yo sé que ustedes recogerán mi nombre y lo llevarán como bandera a la victoria”. En ese momento estalla en llanto y se abraza a Perón, escena que quedó registrada en una histórica foto. El discurso que Evita pronunció ese día ha sido considerado como uno de sus testamentos políticos.
Al momento de realizarse las elecciones, el 11 de noviembre de 1951, Evita hacía seis días que había sido operada del avanzado cáncer de útero que la afectaba, debiendo votar en la cama del hospital en el que estaba internada.
Enfermedad y muerte
Eva Perón enfermó de cáncer de cuello uterin En enero de 1950 había sido operada de apendicitis y los médicos Oscar Ivanisevich y Abel Canónico han relatado que los primeros síntomas podrían haber aparecido en ese entonces.
El 15 de octubre de 1951 publicó su libro La razón de mi vida, sobre el que venía trabajando desde hacía tres años y que fue escrito con la ayuda del periodista español Manuel Penella y el escritor argentino Raúl Mendé, entre otros.
Un mes antes de su muerte, el gobierno de la provincia de Buenos Aires decidió utilizarlo entre los libros de la materia Educación Cívica en las escuelas, y dos semanas después fue el Congreso Nacional el que dispuso lo mismo mediante la Ley 14.126.
El 6 de noviembre de 1951 fue intervenida quirúrgicamente por el famoso médico oncólogo estadounidense George Pack en el Hospital de Avellaneda (actual Hospital Interzonal General de Agudos “Presidente Perón”), construido por la propia Fundación Eva Perón. Pack, pocos meses después de fallecer Evita, le escribiría a Canónico:
Sabrás que aún lamento la pérdida de mi paciente. Creo no haber hecho nunca una operación más completa; era bastante optimista y tenía grandes esperanzas de que ella sobreviviera para realizar la gran tarea a la que se había consagrado. No conozco a nadie que en tan poco tiempo haya hecho tanto por su país; esto es lo que me duele realmente, por lo mucho que habría significado para ella haber tenido una oportunidad de continuarla indefinidamente. Creo que, históricamente, estará a la par de Juana de Arco. – George Pack
Por esa época Eva Perón empezó a dictar su último libro, conocido como Mi mensaje, dictado al joven sindicalista docente Juan Jiménez Domínguez y finalizado pocos días antes de morir. Se trata del texto más encendido y emocional de Evita, uno de cuyos fragmentos fue leído después de su muerte, el 17 de octubre de 1952, en el acto de plaza de Mayo, y que luego se extravió, para ser hallado en 1987. Sus hermanas sostuvieron entonces que se trataba de un texto apócrifo, iniciando un juicio que finalizó en 2006 estableciendo que se trata de un texto auténtico. Los siguientes fragmentos de Mi Mensaje, dan una idea de la naturaleza de su pensamiento en los últimos días de su vida:
Me rebelo indignada con todo el veneno de mi odio, o con todo el incendio de mi amor —no lo sé todavía— en contra del privilegio que constituyen todavía los altos círculos de las fuerzas armadas y clericales.
A Perón y a nuestro pueblo les ha tocado la desgracia del imperialismo capitalista. Lo he visto de cerca en sus miserias y crímenes. Se dice defensor de la justicia mientras extiende las garras de su rapiña sobre los bienes de todos los pueblos sometidos a su omnipotencia… Pero más abominables aún que los imperialistas son las oligarquías nacionales que se entregan vendiendo y a veces regalando por monedas o por sonrisas la felicidad de sus pueblos.
Luego de varias sesiones de radioterapia, el 18 de julio de 1952 entró en coma por primera vez.
Murió a la edad de 33 años, el 26 de julio de 1952. El certificado de fallecimiento indica que falleció a las 20:25. Algunas publicaciones sostienen que falleció dos minutos antes, a las 20:23.
A las 21:36 el locutor J. Furnot leyó por la cadena de radiodifusión:
Cumple la Subsecretaría de Informaciones de la Presidencia de la Nación el penosísimo deber de informar al pueblo de la República que a las 20.25 horas ha fallecido la Señora Eva Perón, Jefa Espiritual de la Nación. Los restos de la Señora Eva Perón serán conducidos mañana, en horas de la mañana, al Ministerio de Trabajo y Previsión, donde se instalará la capilla ardiente…
Tras su muerte la CGT declaró tres días de paro y el gobierno estableció un duelo nacional de 30 días. Su cuerpo fue velado en la Secretaría de Trabajo y Previsión hasta el 9 de agosto que fue llevado al Congreso de la Nación para recibir honores oficiales, y luego a la CGT. La procesión fue seguida por más de dos millones de personas y su paso por las calles recibió una lluvia de claveles, orquídeas, crisantemos, alhelíes y rosas arrojados desde los balcones cercanos.
El gobierno contrató a Edward Cronjagar, camarógrafo de la 20th Century Fox, que había filmado los funerales del mariscal Foch para que hiciera lo mismo con el funeral de Evita y de ese material resultó el documental Y la Argentina detuvo su corazón. El gobierno dispuso también que las radios señalaran diariamente la hora de la muerte de Evita, leyendo el texto “son las 20:25, hora en que Eva Perón pasó a la inmortalidad”.
Su cuerpo fue embalsamado y mantenido en exposición en la CGT.
Mientras tanto, el gobierno empezó las obras del Monumento al Descamisado, que se había proyectado con base a una idea de Evita y que, según un nuevo plan, sería su tumba definitiva. Cuando la Revolución Libertadora derrocó a Perón el 23 de septiembre de 1955, el cadáver fue secuestrado y hecho desaparecer durante 14 años.
El secuestro del cadáver de Evita
Durante la dictadura militar llamada Revolución Libertadora (1955-1958) que derrocó al presidente Juan Perón, durante la noche del 22 de noviembre de 1955, por órdenes directas del dictador Pedro Eugenio Aramburu, un comando de marinos al mando del teniente coronel Carlos de Moori Koenig entró por la fuerza en el edificio de la CGT, derribó el busto de Evita que se encontraba en el primer piso y con armas forzaron la puerta de la capilla del segundo piso. Allí quemaron las banderas argentinas dispuestas sobre el cadáver y orinaron sobre el mismo, antes de llevárselo. Durante tres días, el cuerpo recorrió diferentes puntos de la ciudad, a fin de no levantar sospechas, dentro de un camión.
El relato del ex mayor Jorge Dansey Gazcón difiere, ya que asegura que fue él quién lo trasladó. Desde ese momento se estableció un itinerario macabro y perverso.
Moori Koenig puso el cadáver dentro de una camioneta y lo mantuvo en su interior durante varios meses, estacionándola en distintas calles de Buenos Aires, en depósitos militares, o incluso en la casa de un militar. Una noche incluso, los militares llegaron a matar a una mujer embarazada confundiéndola con un comando peronista que pretendía recuperar el cadáver. Moori Koenig instaló en su oficina el féretro, con el cadáver de pie. Una de las personas que vio en esas circunstancias el cadáver de Evita fue la cineasta María Luisa Bemberg.
Aramburu destituyó a Moori Koenig y le encomendó al coronel Héctor Cabanillas sepultarlo clandestinamente. La llamada Operación Traslado fue diseñada por el entonces teniente coronel —y luego también dictador— Alejandro Agustín Lanusse, con la ayuda del sacerdote Francisco “Paco” Rotger, a cargo de quien recayó la responsabilidad de obtener la complicidad de la Iglesia a través del superior general de la orden de los paulinos, el padre Giovanni Penco, y el propio Papa Pío XII.
El 23 de abril de 1957 el cadáver fue trasladado en secreto en el barco Conte Biancamano a Génova (Italia) en un ataúd que se explicaba pertenecía a una mujer llamada María Maggi de Magistris y fue enterrado bajo ese nombre en la tumba 41 del campo 86 del Cementerio Mayor de Milán.
Las versiones se multiplicaron y el mito se agrandó. Hay versiones que sostienen que los militares mandaron realizar tres copias de cera de la momia, y que las enviaron a otro cementerio italiano, uno en Bélgica y otro en Alemania Occidental.
En 1970 la organización guerrillera Montoneros secuestró a Aramburu, exigiendo entre otras cosas la aparición del cuerpo de Evita.
En septiembre de 1971, el general Lanusse, dictador por entonces del país, le ordenó al coronel Cabanillas organizar el “Operativo Retorno”. El cuerpo de Evita fue entonces desenterrado de la tumba clandestina en Milán y devuelto a Perón en Puerta de Hierro (Madrid). En tal acción participó el brigadier (R) Jorge Rojas Silveyra, embajador argentino en España. Al cadáver le faltaba un dedo que le fue cortado intencionalmente y presentaba un leve aplastamiento de la nariz, pero estaba en buenas condiciones generales.
El 17 de noviembre de 1974 la presidente María Estela Martínez de Perón trajo el cuerpo de Eva al país, y lo ubicó en la quinta presidencial de Olivos; ese mismo día apareció el cadáver del ex presidente Aramburu que los Montoneros retenían desde hacía un mes antes.
El gobierno comenzó a proyectar el Altar de la Patria, un gran mausoleo que albergaría los restos de Juan Perón, Eva Duarte de Perón, y todos los próceres de la Argentina, como símbolo de unión del país.
En 1976 la dictadura militar que tomó el poder el 24 de marzo le entregó el cuerpo a la familia Duarte, que dispuso que fuera enterrada en la bóveda que su familia posee en el Cementerio de la Recoleta de Buenos Aires, donde se encuentra desde entonces.
El conocido cuento del escritor Rodolfo Walsh, titulado Esa mujer, tiene como tema el secuestro del cadáver de Evita.
El discurso de Evita
Sus discursos, sumamente emocionales y de gran impacto popular, tuvieron la particularidad de apropiarse de términos peyorativos con las que personas de clase alta solían referirse a los trabajadores, para darles un significado elogioso, como hizo con el término “grasitas”, diminutivo, afectuoso de “grasa”, modo despectivo frecuentemente utilizado para referirse a los sectores populares.
Al igual que su esposo, Eva usaba habitualmente la palabra “descamisados” – originada en el término sans-culottes utilizada en la Revolución Francesa – para designar a los trabajadores, término que se constituyó en un símbolo del peronismo y enfatizaba su propio origen humilde como forma de solidarizarse con los trabajadores.
El siguiente párrafo, incluido en Mi Mensaje, escrito poco antes de morir, constituye un ejemplo del modo en que Evita se dirigía al pueblo, tanto en sus discursos públicos como por escrito:
Todo lo que se opone al pueblo me indigna hasta los límites extremos de mi rebeldía y de mis odios, pero Dios sabe también que nunca he odiado a nadie por sí mismo, ni he combatido a nadie con maldad, sino por defender a mi pueblo, a mis obreros, a mis mujeres, a mis pobres “grasitas” a quienes nadie defendió jamás con más sinceridad que Perón y con más ardor que “Evita”. Pero es más grande el amor de Perón por el pueblo que mi amor; porque él, desde su privilegio militar supo encontrarse con el pueblo, supo subir hasta su pueblo, rompiendo todas las cadenas de su casta. Yo, en cambio, nací en el pueblo y sufrí en el pueblo. Tengo carne y alma y sangre del pueblo. No podía hacer otra cosa que entregarme a mi pueblo. Si muriese antes que Perón, quisiera que esta voluntad mía, la última y definitiva de mi vida, sea leída en acto público en la Plaza de Mayo, en la Plaza del 17 de octubre, ante mis queridos descamisados.
Evita insistía en criticar a lo que denominaba genéricamente “la oligarquía” -un término ya usado por los radicales en tiempos de Yrigoyen- que incluiría a la clase alta argentina, atribuyéndoles una posición promotora de la desigualdad social, así como al capitalismo y al imperialismo, terminología que coincidía con la que se utilizaba por entonces en el mundo sindical y los partidos de izquierda.
Un ejemplo de ello es el siguiente párrafo de Mi mensaje:
Los dirigentes sindicales y las mujeres que son pueblo puro no pueden, no deben entregarse jamás a la oligarquía. Yo no hago cuestión de clases. Yo no auspicio la lucha de clases, pero el dilema nuestro es muy claro: la oligarquía que nos explotó miles de años en el mundo tratará siempre de vencernos.
Finalmente el discurso de Evita abundaba en elogios incondicionales a Perón y convocaba a apoyarlo sin reservas. La siguiente frase pronunciada en el acto del 1 de mayo de 1949 es un ejemplo de ello:
Sabemos que estamos ante un hombre excepcional, sabemos que estamos ante el líder de los trabajadores, ante el líder de la Patria misma, porque Perón es la patria y quien no esté con la patria es un traidor.
La investigadora Lucía Gálvez, refiriéndose a sus discursos observa:
Los discursos que le escribía Muñoz Azpiri hablaban, por un lado, del siglo del feminismo victorioso, para caer en seguida en lugares comunes parecidos a los de La razón de mi vida, destinados a exaltar la grandeza de Perón y la pequeñez de su mujer.
El discurso de Evita tendió abiertamente a reivindicar los valores e intereses de los trabajadores y las mujeres. Por otro lado Evita utilizó un discurso emocional y socialmente muy polarizado, en una época en la que la polarización política y social fue extremadamente alta.
El padre Benítez decía que a Evita hay que juzgarla más por sus actos que por sus palabras: de hecho, consiguió el sufragio femenino y la participación de las mujeres en la política, objetivos perseguidos durante años por los socialistas y feministas.
Uno de sus más recordados discursos acerca de la solidaridad y el trabajo social, fue pronunciado en el Puerto de Vigo, durante su gira internacional:
Solamente involucrándonos con el dolor, viviendo y sufriendo con los pueblos, cualquiera sea su color, raza o credo, se podrá realizar la enorme tarea de construir la justicia que nos lleve a la paz. Bien vale la pena quemar la vida en aras de la solidaridad si el fruto será la paz del mundo y su felicidad aunque ese fruto madure, tal vez, cuando nosotros hayamos desaparecido.
Popularidad y culto
La figura de Evita alcanzó una gran difusión entre las clases populares de la sociedad argentina, que incluía muchas estampas que la representaban de modo similar al que se representa a la virgen María, veneración que molestaba a la Iglesia Católica. A pesar de su dominio y poder político, Evita siempre justificó sus acciones diciendo que fueron “inspiradas” por la sabiduría y pasión de Perón.
Por otra parte, todavía en vida se impulsó desde el gobierno un vasto culto a su personalidad: cuadros y bustos de Eva Perón fueron colocados en prácticamente todos los edificios públicos.
Eva Perón es la única persona a quien el Congreso Nacional otorgó el título de “Jefa Espiritual de la Nación”, el 7 de mayo de 1952, cuando ella cumplía 33 años.
En uno de sus últimos discursos se despidió en estos términos:
Yo les dejo mi corazón, y a todos los descamisados yo los estrecho muy, pero muy cerca de mi corazón y deseo de que se den cuenta de cuanto los amo.
Una de las frases de Evita publicadas en su libro La razón de mi vida, donde habla de su muerte dice:
Tal vez un día, cuando yo me haya ido definitivamente, alguien dirá de mí lo que muchos hijos suelen decir, en el pueblo de sus madres cuando se van, también definitivamente: ¡Ahora recién nos damos cuenta que nos amaba tanto!
La temprana muerte de Evita a los 33 años de edad marcó un hito para la historia de la Nación Argentina. Su cortejo fúnebre fue presenciado, durante una lluviosa semana, en las calles de Buenos Aires por más de dos millones de personas, y su funeral duró dieciséis días; veintiocho personas murieron en las avalanchas en las calles y más de trescientas sufrieron heridas.
El papa Pío XII recibió 23 000 pedidos para convertirla en santa, y es la única ciudadana argentina que posee el cargo de Jefa Espiritual de la Nación Argentina, título oficial otorgado por el Congreso Nacional durante la presidencia de su esposo.
A partir de su muerte se usó su nombre y hasta su fecha de nacimiento para designar establecimientos públicos, estaciones de ferrocarril y subterráneo, ciudades, etc., incluyendo el cambio de denominación a Eva Perón de la provincia de La Pampa y de la ciudad de La Plata. Su autobiografía La razón de mi vida fue establecida como libro de lectura en las escuelas primarias y secundarias.
Todas las noches, las estaciones de radio de todo el país entraban en cadena nacional y el locutor anunciaba que eran las “Veinte y veinticinco, hora en que Eva Perón entró en la Inmortalidad” antes de comenzar la lectura del noticiero oficial.
La oposición rechazó estas actitudes del peronismo gobernante, alimentando el imaginario antiperonista con críticas a los actos de la Fundación Eva Perón, a las ropas lujosas y joyas que solía vestir en los actos protocolares y al tono combativo que abundaba en los discursos de Evita. Muchos autores consideran que este tipo de críticas encubría la oposición a su tarea de ayuda social y redistributiva, y a la molestia que su discurso y el encumbramiento de una mujer de origen humilde representaba para sectores acostumbrados a los privilegios.
El escritor Eduardo Galeano se refirió en uno de sus libros al grafiti “¡Viva el cáncer!” que habría sido pintado en paredes de los barrios de clase alta en los días finales de su vida. El historiador Hugo Gambini afirma que no hay pruebas de que tal leyenda hubiera sido escrita y razona que “de haber existido esa pared pintada, Apold no hubiera dejado pasar la ocasión de publicar la fotografía en los diarios de la cadena oficialista, acusando a la oposición. Sin embargo, en ese entonces nadie habló de esto”. Gambini atribuye su origen a una invención del novelista Dalmiro Sáenz en una entrevista aparecida en el filme Evita, los que quieran oír que oigan de Eduardo Mignona, que luego José Pablo Feinmann incluye en el libreto del filme Eva Perón dirigido por Juan Carlos Desanzo.
La nota necrológica escrita por el dirigente del Partido Socialista, opositor al gobierno, en el periódico Nuevas Bases, órgano oficial del partido expresó:
La vida de la mujer hoy desaparecida constituye, a nuestro juicio, un ejemplo poco común en la historia. No son raros los casos de hombres de gobierno o políticos de nota que han contado para su acción pública la colaboración, abierta o disimulada, de sus esposas, pero en nuestro caso toda la obra de nuestro primer mandatario está tan impregnada del pensamiento y de la acción personalísima de su esposa, que resulta imposible separar netamente lo que corresponde al uno y lo que pertenece a la otra. Y lo que da carácter notable y propio al empeño de colaboración de la esposa, fue el abandono que hizo de sí misma, de sus bienes y de su salud; su decidida vocación para el esfuerzo y el peligro, y su fervor casi fanático por la causa peronista, que infundió, a veces, a sus prédicas, dramáticos acentos de lucha cruenta y de despiadado exterminio.
Discriminación de género
Eva Perón tuvo una destacada actuación política en una época en la que la discriminación contra las mujeres llegó a picos muy altos en todo el mundo. Al comenzar su actuación en 1944/46, en Argentina a las mujeres no se les reconocían derechos políticos, en tanto que sus derechos civiles eran muy reducidos, al punto que la legislación establecía que las mujeres casadas eran “incapaces relativas”, en la misma categoría que los menores adultos, y no tenían siquiera la titularidad de la patria potestad de sus hijos. Todas esas normas discriminatorias de género serían derogadas durante el primer gobierno peronista. En el caso de Eva Perón, la discriminación se agravaba por su pertenencia étnica -peyorativamente denominada “cabecita negra”-, su origen social de “clase baja”, el hecho de que sus padres no estuvieran casados, su condición de mujer trabajadora y su oficio de actriz.
Desde muy joven Eva Perón mostró una conducta desafiante frente a los prejuicios de género. La decisión de migrar sola a Buenos Aires cuando aún era una adolescente, su rechazo a la norma generalizada que exigía la virginidad femenina antes del matrimonio, su acción sindical hasta el punto de ser elegida secretaria general de un sindicato -algo excepcional en Argentina aún a comienzos del siglo XXI-, su participación en la campaña electoral de Perón -la primera esposa en hacerlo en Argentina-, la fundación y presidencia del Partido Peronista Femenino y finalmente el movimiento que la propuso como candidata a la Vicepresidencia de la Nación, algo que ninguna mujer había logrado en ese entonces en el mundo.
Gran cantidad de investigadores y observadores han destacado la discriminación de género sufrida por Evita en la vida política. Su biógrafa Fanny Navarro
Si Evita no hubiera sido mujer, nada más lógico que aspirara a la vicepresidencia o a la presidencia. Pero el hecho de que lo fuera la convertía en esos momentos en una persona excepcional, pues eran muy pocas las mujeres en regímenes republicanos que se atrevían a contemplar seriamente la posibilidad de dirigir los destinos de su país… El afán de Evita por negar su ambición política en ésta y otras ocasiones se debe en gran parte a la necesidad de refutar lo que llegaba hasta ella como un insulto, y que ella aceptaba como tal, pues de otro modo no se habría preocupado tanto por desmentirlo. En realidad, sus enemigos daban a la palabra una fuerte connotación peyorativa. Teniendo en cuenta que la ambición es aceptada como componente normal de todo hombre que busca ocupar una función pública —aunque la niegue y generalmente la enmascare como “sacrificio”— solamente puede explicarse el sentido negativo que se le daba en el caso de Evita por ser ella una mujer. Las resistencias que despertaron sus actos desde un primer momento no pueden aislarse del contexto político, pero tampoco puede ignorarse el hecho de que era una mujer que desempeñaba tareas supuestamente impropias para una persona de su sexo. La ambición, apropiada para el hombre, no lo era para una mujer, disminuía su “femineidad”. Esto se ve claramente en muchas de las obras que aparecieron después de 1955, en las que los autores tienden a describir a Evita como una mujer de carácter esencialmente “masculino”. – Fanny Navarro
Evita era habitualmente descalificada por los sectores antiperonistas con insultos o calificaciones negativas relacionados con el género. Entre estas últimas se destaca la que realizara el líder socialista Américo Ghioldi, que consideraba que en otra situación, Evita:
…habría sido una energía utilizable para el bien, dispuesta para el libre juego de las condiciones femeninas de delicadeza, dulzura, tolerancia, comprensión y benevolencia humana que no la dejaron cultivar ni expresar en ningún momento. – Américo Ghioldi
También se destaca en este sentido la conclusión sexista del célebre escritor Ezequiel Martínez Estrada, al afirmar, refiriéndose a Evita y a Perón, que:
En realidad, él era la mujer y ella el hombre. – Ezequiel Martínez Estrada
Influencia póstuma de Eva Perón
Tras su muerte, la figura de Evita fue incorporada en los discursos de diversos sectores políticos argentinos. En primer lugar los sindicatos, vinculados estrechamente a ella durante su vida, han rescatado su nombre y su imagen, junto al de Perón, como símbolos máximos del protagonismo de los trabajadores en la historia argentina.
Se le ha atribuido un carácter revolucionario, y a veces su imagen es asociada con el Che Guevara, en una relación simbólica incentivada por la circunstancia de haber ambos muerto a temprana edad.
La izquierda peronista y en particular el grupo guerrillero Montoneros utilizó en su discurso la figura de Evita y es así que uno de sus consignas decía si Evita viviera sería montonera. Esta organización vinculó el secuestro y posterior asesinato del general Pedro Eugenio Aramburu con el ocultamiento del cadáver de Eva Perón y en 1974 secuestraron el cuerpo de Aramburu con el fin de presionar al gobierno constitucional de Perón a traer el cadáver de Evita, que se encontraba en la quinta “17 de octubre” de propiedad del mismo.
Caído el primer gobierno peronista, el título de Jefa Espiritual de la Nación fue reemplazado en el imaginario popular por el de “Abanderada de los humildes”.
En su poema Eva, María Elena Walsh se refiere a la influencia de Evita después de su muerte del siguiente modo:
Cuando los buitres te dejen tranquila y huyas de las estampas y el ultraje empezaremos a saber quién fuiste.’
El de Evita es el único retrato de esposa de presidente en el Salón de Presidentes Argentinos de la Casa Rosada, junto al de su esposo.
Además fue nombrada como el símbolo femenino de los 200 años de la historia argentina a través del Decreto 329 (publicado en el Boletín Oficial) y anunciado por la entonces presidenta Cristina Fernández, otorgándole la distinción de “Mujer del Bicentenario”.
Además, la Fundación Eva Perón brindó ayuda social a los sectores más desprotegidos de la población, como a los ancianos, los niños, las madres solteras o las empleadas domésticas, y brindó también ayuda internacional a diversos países: entre los principales se encuentran España e Israel.
Sus nombres
El nombre de Eva fue cambiando con el tiempo. Su nombre de bautismo fue Eva María Duarte como surge del acta parroquial. Así fue también inscripta en la escuela de Junín. Una vez en Buenos Aires, Eva adoptó como nombre el de Eva Duarte, aunque también utilizó brevemente el de Eva Durante. Al contraer matrimonio con Perón en 1945 su nombre legal fue establecido como María Eva Duarte de Perón. Después de que Perón fuera elegido presidente, tomó el nombre de Eva Perón, tal como fue denominada su fundación. Finalmente, a partir de 1946, aproximadamente, el pueblo comenzó a llamarla “Evita”. Con respecto a su nombre ella misma dice en La razón de mi vida:
Cuando elegí ser “Evita” sé que elegí el camino de mi pueblo. Ahora, a cuatro años de aquella elección, me resulta fácil demostrar que efectivamente fue así. Nadie sino el pueblo me llama “Evita”. Solamente aprendieron a llamarme así los “descamisados”. Los hombres de gobierno, los dirigentes políticos, los embajadores, los hombres de empresa, profesionales, intelectuales, etc., que me visitan suelen llamarme “Señora”; y algunos incluso me dicen públicamente “Excelentísima o Dignísima Señora” y aun, a veces, “Señora Presidenta”. Ellos no ven en mí más que a Eva Perón. Los descamisados, en cambio, no me conocen sino como “Evita”.
Confieso que tengo una ambición, una sola y gran ambición personal: quisiera que el nombre de Evita figurase alguna vez en la historia de mi Patria. Quisiera que de ella se diga, aunque no fuese más que en una pequeña nota, al pie del capítulo maravilloso que la historia ciertamente dedicará a Perón, algo que fuese más o menos esto: “Hubo al lado de Perón una mujer que se dedicó a llevarle al Presidente las esperanzas del pueblo, que luego Perón convertía en realidades”. Y me sentiría debidamente, sobradamente compensada si la nota terminase de esta manera: “De aquella mujer sólo sabemos que el pueblo la llamaba, cariñosamente, Evita”.
Condecoraciones
Eva Perón recibió la Gran Cruz de Honor de la Cruz Roja Argentina, los laureles a la Distinción del Reconocimiento de Primera Categoría de la CGT, la Gran Medalla a la Lealtad Peronista en Grado Extraordinario (17 de octubre de 1951), y la más alta condecoración de la República Argentina: el Collar de la Orden del Libertador General San Martín (18 de julio de 1952).
Durante la “Gira del Arco Iris” de 1947, Eva Perón recibió la gran cruz de la Orden de Isabel la Católica (España), la Medalla de Oro (Principado de Mónaco) y la Orden al Mérito de Duarte, Sánchez y Mella en el grado de Gran Cruz de Oro en atención a su obra social y a su gestión a favor del acercamiento internacional (República Dominicana, entregada por la embajada de ese país en Uruguay)
En otras oportunidades recibió la Orden Nacional del Cruzeiro do Sul en el grado de Comendador (Brasil); Gran Cruz de Orange-Nassau (Holanda); Gran Cruz de la Orden del Águila Azteca (México); Gran Cruz de la Orden Militar (Malta); Gran Cruz de la Orden de los Oméyades (Siria); Gran Cruz de la Orden del Mérito, Gran Cruz de la Cruz Roja Ecuatoriana y Gran Cruz de la Fundación Internacional Eloy Alfaro (Ecuador); Orden de Boyacá en el grado de Gran Cruz Extraordinaria (Colombia); Orden de Honor y Mérito en el grado de Gran Cruz (Haití); Gran Cruz de la Orden El Sol del Perú; Bolivia, Gran Cruz del Cóndor de los Andes; Paraguay, Gran Cruz del Paraguay.
Publicaciones de Evita
- La razón de mi vida (1951).
- Mi mensaje (1952).
Obras sobre Evita
La vida de Evita ha sido motivo de una gran cantidad de obras artísticas, tanto en la Argentina como en el mundo. Sin duda alguna la más conocida es el musical Evita, de Andrew Lloyd Webber y Tim Rice (1975), en el que se basó la película musical del mismo nombre, dirigida por Alan Parker e interpretada por Madonna.
Cine
- Eva Perón inmortal, 1952, cortometraje dirigido por Luis César Amadori.
- Evita, quien quiera oír que oiga (1983), película de Eduardo Mignogna, interpretada por Flavia Palmiero con música de Lito Nebbia.
- Evita (1996), basada en el musical, dirigida por Alan Parker, filmada parcialmente en Buenos Aires. Madonna fue quien interpretó a Evita, Antonio Banderas como Che y Jonathan Pryce como Perón. También fue representada en televisión por Faye Dunaway. Cabe acotar que el personaje de Antonio Banderas, ‘Che’ no es el Che Guevara como generalmente se cree, sino que representa al ciudadano argentino anónimo.
- Eva Perón (1996), película argentina. Protagonizada por Esther Goris como Evita y Víctor Laplace como Perón, entre otros. Dirigida por Juan Carlos Desanzo, se concentra en particular en los eventos de 1951 como una encrucijada para Evita, el peronismo y la política argentina.
- Juan y Eva (2011), película argentina. Protagonizada por Julieta Díaz como Evita y Osmar Nuñez como Juan Perón. Dirigida y guíonada por Paula de Luque, en base al relato de Jorge Coscia, recorre el romance de Juan y Eva marcando énfasis en “El Amor”, “El Odio” y “La Revolución”. Refleja internas políticas, pero más aún, la pasión de Evita y la lucha por Perón. “La muerte prematura eterniza los romances”.
- Eva de la Argentina, una bandera a la victoria (2011). Dirigida por María Seoane, basada en los dibujos del maestro Francisco Solano López, con música original de Gustavo Santaolalla. Película de ficción, que combinando animación con contados pasajes de material documental, narra la vida, obra y muerte de Eva Perón.
- Carta a Eva (2012), miniserie española de dos capítulos dirigida por Agustí Villaronga e interpretada por Julieta Cardinali en el papel de Eva Perón. La serie narra la visita de Eva a España en 1947.
Música
María Eva (fragmento) |
María Eva nació en Los Toldos, no en una ópera de ficción, después Evita en los barrios rotos, por cada fábrica renació. Eva no es un cuento… Es revolución. María Eva nació en Los Toldos; Evita, en vos. – Ignacio Copani (2008). |
- Evita (1975), musical británico producida por el compositor inglés Andrew Lloyd Weber, escrita por Tim Rice y protagonizada por Elaine Paige en el London’s West End, por Patti LuPone en Broadway (Nueva York), por Paloma San Basilio en España e Hispanoamérica. El musical ha vuelto a estrenarse en 2006 en el Teatro Adelphi de Londres, interpretando a Evita la actriz argentina Elena Roger.
- “No llores por mí, Argentina“ (del original en inglés, Don’t cry for me, Argentina) es el tema principal del musical, y representa un emotivo discurso de Eva Perón a los descamisados desde el balcón de la Casa Rosada. La canción ha sido interpretada por las mismas actrices que han encarnado a Evita en las representaciones teatrales (Elaine Paige, Patti LuPone, Paloma San Basilio, Rocío Banquells y Elena Roger), así como otras de la talla de Nacha Guevara y Valeria Lynch en castellano. También la han cantado en inglés Sarah Brightman, Olivia Newton-John, Joan Báez, Donna Summer, Laura Branigan, Karen Carpenter, Shirley Bassey, Dolores O’Riordan, Suzan Erens, Idina Menzel, Julie Covington, Lea Salonga, Barbara Dickson, Helene Fischer, Stephanie Lawrence, Maria Friedman, Priscilla Chan, Judy Collins, Tina Arena, Cilla Black, Katherine Jenkins, Lea Michele, Amanda Harrison, Nicole Scherzinger y Sinéad O’Connor; Rita Pavone la cantó en italiano, y Petula Clark en francés. De manera insólita también fue entonada por alguna estrella masculina: Tom Jones, e Il Divo. Traducida al alemán la han cantado Angelika Milster, Katja Ebstein, Maya Hakvoort y Pia Douwes. Madonna grabó varias versiones, entre ellas un remix y fue número uno en las listas de ventas. Está confirmado que en el musical Broadway 4D la cantante Christina Aguilera interprete a Evita Perón y su “Don’t cry for me Argentina”.
- Quien quiera oír que oiga (1983), compuesto e interpretado por Lito Nebbia. Forma parte de la banda musical de la película Evita, quien quiera oír que oiga (1983).
- Eva (1986 y 2008), musical interpretado por Nacha Guevara, con textos de Pedro Orgambide y música de Alberto Favero. Estrenado en el teatro Maipo de Buenos Aires.
- Evita (1990), opera de Andrés Pedro Risso, con la mezzo-soprano Christina Becker en el papel de Evita y el bajo-barítono Jorge Sobral en el papel de Perón. Estrenada en el Teatro Colón de Buenos Aires.
- La Duarte (2004), espectáculo de danza teatro creado especialmente por Silvia Vladimivsky para Eleonora Cassano, sobre una idea original de Lino Patalano y música de Sergio Vainikoff. Teatro Maipo.
- María Eva (2008), compuesto e interpretado por Ignacio Copani. Forma parte de su trabajo “Hoy no es dos de Abril”.
Teatro
- Eva Perón, obra teatral escrita en 1969 por Raúl Natalio Damonte Taborda, Copi. Polémica obra ambientada en los últimos días de Eva Perón y su lucha contra el cáncer.
- Eva y Victoria, obra teatral escrita por la dramaturga Mónica Ottino, dirigida por Oscar Barney Finn y representada por Luisina Brando como Eva Perón y China Zorrilla en el papel de Victoria Ocampo. El rol de Eva Perón también fue representado por la actriz Soledad Silveyra.
- Eva, obra teatral protagonizada por Nacha Guevara, en 1986 y nuevamente en la temporada 2008-2009, con música de Alberto Favero.
- “La Razón de mi Eva”, obra teatral, escrita en 2012 por Edo Azzarita con música de Carlos Zabala. Es la primera obra teatral declarada de Interés Cultural por la Subsecretaría de Cultura del Gobierno Nacional, Resolución Nº6953.
Cuento y Novela
- Esa mujer (1963), cuento de Rodolfo Walsh, sobre la relación enfermiza que estableció con el cadáver el militar que lo secuestró. (Leer on line aquí)
- Evita vive (1975), cuento de Néstor Perlongher. Generó una gran polémica al ser publicado en la Argentina por la revista El Porteño en 1989 (leer online aquí)
- Roberto y Eva. Historia de un amor argentino (1989), novela de Guillermo Saccomano que relaciona intertextualmente a Eva Perón y Roberto Arlt.
- Santa Evita (1995), novela de Tomás Eloy Martínez, sobre la desaparición del cadáver de Evita.
- Evita, la loca de la casa (2003), novela de Daniel Herrendorf.
- La Señora muerta (1963), cuento de David Viñas
Historieta
- Evita, vida y obra de Eva Perón, realizada en 1970 por el guionista Héctor Germán Oesterheld y el dibujante Alberto Breccia. La misma no es una historieta en la concepción tradicional del género, ya que no se representa una acción de una viñeta a otra ni hay en ningún momento personajes con globos de texto; sino que hay grandes párrafos relatando la historia de Eva Perón acompañados de imágenes alegóricas de los momentos o situaciones relatados.
Fotografía
- Son especialmente reconocidas las fotografías de Eva Perón tomadas por Annemarie Heinrich.
- Las principales fotografías fueron realizadas por el Prof. Pinélides Aristóbulo Fusco (1913-1991).
Pintura
- El pintor oficial de Eva Perón fue Numa Ayrinhac (1881-1951), un francés radicado desde niño en Pigüé. Sus dos obras más destacadas son el Retrato de Eva Perón de 1950, reproducido en la tapa del libro La razón de mi vida y cuyo original fue destruido en 1955, y el Retrato de Juan Perón y Eva Perón (1948), único retrato oficial de la pareja, actualmente propiedad del gobierno nacional y expuesto en el Museo de los Presidentes de la Casa Rosada.
Por otra parte, el artista plástico Daniel Santoro ha explorado la iconografía del primer peronismo, y en particular la figura y la influencia de Evita, en obras como “El mundo se convierte”, “Luto” o “Evita y las tres ramas del movimiento”.
Poesía
Volveré y seré millones
Yo he de volver como el día
para que el amor no muera
con Perón en mi bandera
con el pueblo en mi alegría.
¿Qué pasó en la tierra mía
desgarrada de aflicciones?
¿Por qué están las ilusiones
quebradas de mis hermanos?
Cuando se junten sus manos
volveré y seré millones.
José María Castiñeira de Dios (1962).
- Eva Perón en la hoguera, poema de Leónidas Lamborghini en Partitas (1972).
- Eva de María Elena Walsh
- Volveré y seré millones, poema de José María Castiñeira de Dios, que generó la confusión generalizada de atribuirle la frase del título a Evita. Evita nunca pronunció dicha frase; Howard Fast se la atribuye a Espartaco en su novela del mismo nombre y también se dice que fueron las últimas palabras del líder aimara Túpac Catari.
Museos
Los principales museos sobre Eva Perón son:
- Museo Evita, oficial. Lafinur 2988, Buenos Aires. Funciona en una casa que en tiempos de Eva Perón había sido un hogar para madres solteras de la Fundación Eva Perón.
- Museo Casa Natal en Los Toldos, ciudad de Los Toldos, Provincia de Buenos Aires. Funciona en la casa ubicada en el pueblo de los Toldos a las que la familia se mudó cuando Eva Perón tenía siete años de edad. Ubicada en la calle Eva Perón 1021.
- Sala Museo “Eva Perón”, en el Hospital Juan Perón, Ciudad de Avellaneda, Provincia de Buenos Aires. Se trata de la sala en la que Eva Perón fue internada y operada en 1951, y donde votó en las elecciones del 11 de noviembre de 1951.
- Museo Eva Perón en la Unidad Turística Embalse, Río Tercero, Provincia de Córdoba. Funciona en una colonia de vacaciones construida por la Fundación Eva Perón. Ubicado en Camino a la Cruz S/N Embalse, Córdoba.
Homenajes
Proyecto de 1952
En 1951 Eva Perón comenzó a pensar en un monumento que conmemorara el Día de la Lealtad y cuando Evita comenzó a tomar conciencia de la gravedad de su enfermedad, expresó el deseo de descansar en la cripta de ese monumento. Encargaron a León Tomassi, un escultor italiano que preparara la maqueta con la instrucción textual de Evita: “Tiene que ser el más grande del mundo”. Cuando a finales de 1951 estuvo lista, ella le requirió para que el interior se pareciera más a la tumba de Napoleón que recordaba haber visto en París durante su gira de 1947.
Conforme la maqueta finalmente aprobada, la figura central, de sesenta metros, se alzaría sobre un pedestal de setenta y siete. A su alrededor, una enorme plaza, tres veces más amplia que el Campo de Marte, estaría rodeada por 16 estatuas de mármol del Amor, de la Justicia Social, de los Niños Únicos Privilegiados y de los Derechos de la Ancianidad. En el centro del monumento se construiría un sarcófago como el de Napoleón en Invalides, pero de plata, con una imagen yacente en relieve.
El conjunto arquitectónico era más alto que la basílica de San Pedro, medía una vez y media la Estatua de la Libertad (de 91 metros), triplicaba la del Cristo Redentor y su dimensión era similar a la de la pirámide de Keops; pesaría 43.000 toneladas y la estructura incluiría 14 ascensores.
La ley de erección del monumento a Eva Perón se aprobó 20 días antes de que falleciera y se eligió ubicarla en Palermo. Cuando en septiembre de 1955 los cimientos estaban terminados y la estatua a punto de ser embutida en el encofrado la sublevación militar que derrocó a Perón frustró la obra, y lo ya realizado fue demolido.
Concreción del monumento en 1999
La Ley 23.376 de 1986 dispuso levantar el monumento a Eva Perón, que se emplazó en la plaza ubicada en Avenida del Libertador entre Agüero y Austria, en el predio de la Biblioteca Nacional y fue inaugurado por el presidente Carlos Menem el 3 de diciembre de 1999. Es una estructura de piedra de casi 20 metros de alto realizada por el artista Ricardo Gianetti con granito para el pedestal y bronce para la propia escultura, que representa a Eva Perón, en actitud de avance. Sobre la base de la escultura se lee: “Supo dignificar a la mujer, dar protección a la infancia y amparar la ancianidad, renunciando a los honores”. “Quiso para siempre ser simplemente Evita, eterna en el alma de nuestro pueblo, por mejorar la condición humana de humildes y trabajadores, luchando por la justicia social”.
Murales en la Av. 9 de julio de Buenos Aires
Al cumplirse 59 años de su fallecimiento, el 26 de julio de 2011, se inauguró el primero de los dos murales gigantes de Evita aplicados en el edificio donde funcionan los ministerios de Desarrollo Social y Salud (ex MOP) sobre la Avenida 9 de Julio y Belgrano, en la Ciudad de Buenos Aires, obra ideada por el artista plástico argentino Alejandro Marmo.
El primero en inaugurarse fue el mural de la fachada sur que luce la imagen de Evita sonriente, aquella que ilustra el libro “La razón de mi vida”. El segundo mural, aplicado en la fachada norte del edificio, fue inaugurado el 24 de agosto de 2011. Es la imagen de una Evita combativa hablándole al pueblo. Ambos murales tienen una altura de 31×24 metros y están construidos en acero corten.
La idea de Marmo surgió en el marco de su proyecto “Arte en las Fábricas” en 2006 con el nombre “Sueños de Victoria” con el propósito de reivindicar la figura de Evita como ícono cultural y de identidad nacional. Cuatro años más tarde en el marco de la declaratoria de María Eva Duarte de Perón como “Mujer del Bicentenario”, fue incorporado como intervención artística en el ex MOP (Decreto 329/10).
Papel moneda
El 26 de julio de 2012, cuando se conmemoraban los sesenta años del fallecimiento de Eva Perón, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner anunció públicamente la emisión de billetes con el valor de 100 pesos, que en aquel momento se emitían con el retrato Julio Argentino Roca, con el retrato de Eva Perón, convirtiéndose así la primera mujer real que aparece en la numismática argentina. La imagen incluida en los billetes se basa en el diseño de 1952, cuyo boceto fue encontrado en la Casa de la Moneda, confeccionado por el grabador Sergio Pilosio con ajustes del artista Roger Pfund. Pese a ser una edición conmemorativa, la presidenta Fernández había solicitado que el nuevo billete reemplazase a los antiguos billetes de Roca.
Especies botánicas nuevas para la ciencia
- (Familia Scrophulariaceae) Angelonia evitae Descole & Borsin
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